Portugal opta por el Rafale francés, con el objetivo de priorizar la autonomía europea y aprovechar las ventajas tecnológicas frente al F-35 estadounidense, en un contexto geopolítico cambiante.
Rafale lidera la modernización aérea de Portugal en 2025
El 25 de junio de 2025, Éric Trappier, CEO de Dassault Aviation, anunció en una audiencia en el Senado francés que su compañía busca vender el caza Rafale a Portugal, miembro de la OTAN y la Unión Europea, para reemplazar su flota de F-16 envejecida. Esta decisión marca un punto de inflexión en la estrategia de defensa portuguesa, que inicialmente consideraba el F-35 de Lockheed Martin. La preferencia por el Rafale responde a preocupaciones geopolíticas, ventajas tecnológicas y la búsqueda de mayor autonomía en la defensa europea.
En marzo de 2025, el ministro de Defensa, portugués, Nuno Melo, expresó en una entrevista con el diario Público que el país reconsideraba la adquisición de los F-35 debido a la “imprevisibilidad” de la política estadounidense bajo la administración de Donald Trump. Melo destacó la necesidad de aliados confiables y sugirió explorar alternativas europeas, entre ellas el Rafale, el Eurofighter Typhoon y el Saab Gripen. Esta postura reflejó un cambio en la percepción de la relación transatlántica, agravada por las críticas de Trump a los socios de la OTAN y su exigencia de mayores contribuciones financieras. La decisión portuguesa, aunque no definitiva, señala un giro hacia soluciones que reduzcan la dependencia de sistemas estadounidenses.
Los F-16AM/BM de la Força Aérea Portuguesa (FAP), adquiridos en los años 90 bajo los programas Peace Atlantis I e II, suman unas 28 unidades operativas en la base aérea de Monte Real. Modernizados en la década de 2010 con nuevos radares, sensores y armamento, estos aviones enfrentan limitaciones para cumplir con las demandas actuales de la OTAN, como patrullas marítimas en el Atlántico y misiones de superioridad aérea. El Rafale, gracias a su versatilidad y a su capacidad para operar en múltiples roles sin variantes especializadas, se presenta como una solución adecuada. Su radar AESA, el sistema de guerra electrónica SPECTRA y su autonomía operativa lo posicionan como un competidor fuerte frente al F-35, cuya tecnología de sigilo y fusión de sensores tiene un costo operativo elevado, estimado en 33.000 dólares por hora de vuelo frente a los 8.000 dólares del F-16.
El Rafale ha acumulado un historial de combate probado en operaciones en Afganistán, Libia, Malí, Irak y Siria, donde demostró eficacia en entornos de alta intensidad. Con 507 pedidos de nueve países, incluidos Egipto (54 unidades), India (36), Qatar (36), Grecia (18), Croacia (12), Indonesia (42), Emiratos Árabes Unidos (80), Serbia (12) y Francia (234), el avión ha consolidado su posición en el mercado global. En contraste, el F-35, con más de 1.000 unidades entregadas a principios de 2025, enfrenta críticas por los retrasos en las entregas, como en Polonia y Noruega, y por las restricciones operativas impuestas por Estados Unidos, como el control de actualizaciones de software y componentes críticos.
Ventajas del Rafale para Portugal: datos clave
- Autonomía operativa: El Rafale permite a Portugal ejercer mayor control sobre el mantenimiento y las actualizaciones, a diferencia del F-35, que depende de la infraestructura estadounidense.
- Versatilidad: Capaz de cumplir misiones de superioridad aérea, ataque terrestre, reconocimiento y patrulla marítima con un solo modelo.
- Costos operativos: Inferiores a los del F-35, con un costo por hora de vuelo significativamente más bajo que los 33.000 dólares del avión estadounidense.
- Interoperabilidad: Compatible con sistemas de la OTAN, como se ha demostrado en ejercicios conjuntos con países como Italia y España.
- Cooperación industrial: Dassault ofrece contratos de mantenimiento y producción local, lo que genera empleos y beneficios económicos para Portugal.
Geopolítica y autonomía europea impulsan el cambio
La decisión de Portugal se enmarca en un esfuerzo más amplio de la Unión Europea por fortalecer su autonomía en defensa. En el Paris Air Show del 20 de junio de 2025, el presidente francés Emmanuel Macron promovió el Rafale como un símbolo de soberanía europea, libre de la dependencia tecnológica estadounidense. Esta narrativa adquiere fuerza en un momento en que la OTAN enfrenta tensiones internas, exacerbadas por las políticas de Trump, quien desde su retorno al poder en enero de 2025 ha cuestionado los compromisos de Estados Unidos con la alianza. Las declaraciones de Trump sobre la necesidad de que Europa “pague su parte” y su reunión con el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky en febrero de 2025, que concluyó con una suspensión temporal de entregas de armas a Ucrania, han generado inquietud entre los aliados europeos.
En este contexto, el Rafale representa para Portugal una alternativa que alinea sus intereses con los de la UE. Dassault Aviation ha demostrado flexibilidad en acuerdos internacionales, como el firmado con India en junio de 2025, que incluye la producción de fuselajes en Hyderabad a partir de 2028 en colaboración con Tata Advanced Systems. En el caso de Portugal, se espera que Dassault proponga contratos de mantenimiento, reparación y revisión (MRO) a empresas locales, lo que generaría empleos y fortalecería el sector de defensa portugués. Este enfoque difiere del F-35, cuya dependencia de proveedores estadounidenses limita las oportunidades de transferencia tecnológica.
El costo del F-35 también constituye un obstáculo significativo. En 2024, el jefe del Estado Mayor de la FAP, general João Cartaxo Alves, estimó que la adquisición de 28 F-35 tendría un coste de 5.500 millones de euros durante 20 años, con costos de mantenimiento cuatro veces superiores a los del F-16. Aunque el precio unitario del F-35A es de aproximadamente $82 millones, las restricciones operativas, como el acceso limitado a actualizaciones de software, generan preocupaciones sobre la autonomía de Portugal para operar los aviones en todos los escenarios.
A pesar de las ventajas del Rafale, la decisión final de Portugal enfrenta desafíos internos. Las elecciones anticipadas de mayo de 2025, después de la caída del gobierno de centro-derecha, han provocado incertidumbre política. Los debates sobre el presupuesto de defensa, que en 2024 representó cerca del 1,5% del PIB —por debajo del objetivo del 2% de la OTAN—, podrían influir en la elección. Además, Lockheed Martin no ha desistido: a principios de junio de 2025, la compañía firmó una carta de intención con AED Cluster Portugal, que agrupa a 150 empresas portuguesas del sector aeroespacial, para explorar oportunidades de colaboración en un posible programa F-35. Esta maniobra busca contrarrestar la oferta de Dassault y mantener a Portugal dentro de la órbita tecnológica estadounidense.
Competencia europea y opciones alternativas
Además del Rafale, Portugal evalúa otras opciones europeas, como el Saab Gripen E/F y el Eurofighter Typhoon. El Gripen, fabricado por la sueca Saab, destaca por su bajo costo operativo y flexibilidad, con un precio estimado de 60-$70 millones por unidad y la capacidad de operar desde bases austeras. En abril de 2025, el CEO de Saab, Micael Johansson, confirmó negociaciones con Portugal, lo que permite integrar tecnologías no estadounidenses.
El Eurofighter Typhoon, desarrollado por un consorcio de Alemania, España, Italia y el Reino Unido, es otra alternativa, con capacidades destacadas en misiones de superioridad aérea y un costo operativo competitivo. Sin embargo, su precio, cercano al del F-35, y la complejidad de coordinar con múltiples socios europeos lo hacen menos atractivo que el Rafale. Por su parte, el KAAN, un caza furtivo en desarrollo por Turkish Aerospace Industries, podría representar una opción a largo plazo, pero su falta de madurez tecnológica lo descarta para las necesidades inmediatas de Portugal.