Grecia ha asegurado a Rusia que es “consciente” de su obligación de abstenerse de transferir sistemas de misiles tierra-aire S-300 a otros países, declaró el 28 de diciembre el ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov.
El ministro de Asuntos Exteriores subrayó asimismo que Moscú sigue de cerca el cumplimiento por Grecia de sus obligaciones contractuales. Lavrov señaló que recientes informaciones de los medios de comunicación indicaban que Grecia estaba dispuesta a transferir sus S-300 a Ucrania.
En respuesta, Rusia envió a su embajador ante las autoridades griegas competentes para recordarles el acuerdo de no enviar los S-300 a otros Estados. “Ellos [las autoridades griegas] dijeron que lo tenían presente”, dijo Lavrov en declaraciones al Canal Uno de la televisión rusa.
“Hubo una historia en la que [los S-300] iban a ser entregados a Chipre, pero entonces Occidente empezó a hacer todo lo posible para impedirlo”, añadió Lavrov.
Dada la posición insular de Chipre y el hecho de que no era miembro de la OTAN, el ministro dijo que finalmente se encontró un término medio que satisfizo a todos: Grecia compró los sistemas. Sin embargo, según los términos del acuerdo, Grecia no tiene derecho a transferir los S-300 a nadie sin el permiso de Rusia.
Anteriormente, Maria Zakharova, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, dijo que el envío de los sistemas S-300 a Kiev sería “una violación flagrante” de los acuerdos intergubernamentales entre Rusia y Grecia sobre cooperación técnico-militar y suministro de material militar.
En aquel momento, advirtió de que el incumplimiento de las obligaciones contractuales tendría indudables consecuencias, entre ellas el deterioro de la capacidad defensiva de Grecia en el ámbito de la defensa antiaérea.
Por su parte, Lavrov declaró que Moscú estaba atento al cumplimiento de las obligaciones por parte de Grecia. El ministro también subrayó que, bajo el pretexto de ayudar a Ucrania, los países europeos han incurrido habitualmente en conductas ilegales, incluido el incumplimiento de los compromisos de transferencia de armas.
Un problema similar surge con las normativas que prohíben la transferencia de armas rusas a cualquiera, que se aplican a la mayoría de las armas de Europa del Este porque se produjeron bajo licencia en las naciones del antiguo Pacto de Varsovia.
Los países occidentales han proporcionado a Kiev ayuda financiera, militar y humanitaria desde que Rusia inició su operación militar en Ucrania el 24 de febrero.
Moscú ha criticado la transferencia de armas a Ucrania por parte de sus amigos occidentales, alegando que esto echa más leña al fuego. Lavrov ha subrayado con frecuencia que cualquier envío de armas para Ucrania se convertiría en un objetivo legítimo para Rusia.
¿Por qué es crucial el S-300 para Ucrania?
Los informes de que Grecia suministrará el sistema S-300 surgieron después de que se revelara que Estados Unidos está ultimando planes para armar a Ucrania con misiles Patriot. Ucrania se enfrenta a intensos ataques con drones y misiles contra sus ciudades e infraestructuras.
También preocupa que Irán pueda proporcionar pronto a Rusia cientos de misiles balísticos de corto alcance. Recibir un sistema S-300 sería beneficioso para Ucrania porque Kiev tiene mucha experiencia en el uso de los S-300 y podría ponerlo en uso inmediatamente porque no necesitaría más entrenamiento ni apoyo técnico.
Oleksii Reznikov, ministro de Defensa de Ucrania, declaró el 1 de diciembre que Ucrania está manteniendo conversaciones con los ministros de Defensa de todas las naciones que emplean S-300 sobre la posibilidad de reponer las reservas de misiles de sus arsenales e instalaciones de almacenamiento.
Para Grecia sería un reto transferir el sistema a Ucrania. Grecia no adquirió sus S-300 hasta finales de la década de 1990. Chipre había hecho el pedido inicial del sistema ruso, que había provocado un prolongado estancamiento con Turquía.
Para evitar una guerra, las baterías se trasladaron a Creta y se mantuvieron almacenadas. Más tarde, Grecia probó el sistema por primera vez en 2013. En agosto, Turquía alegó que un radar S-300 griego se fijó en uno de sus F-16 cuando realizaban una misión de vigilancia en el espacio aéreo internacional.
De ser cierto, ese incidente indica que Atenas estaba volviendo a probar los sistemas o que podría ponerlos en funcionamiento en medio de las crecientes tensiones con Turquía en el mar Egeo.
El sistema más avanzado que probablemente adquirirá Kiev en 2023 será el Patriots. Dicho esto, la adquisición de un S-300 también podría ayudar a Ucrania a reforzar sus defensas aéreas en este momento crucial en el que Kiev necesita todo el apoyo posible para rechazar estos bombardeos de drones y misiles.