La USAF impulsa la modernización de sus aviones de transporte y reabastecimiento ante el desgaste acelerado de las plataformas C-5, C-17 y KC-135.
El deterioro de las aeronaves estratégicas preocupa al alto mando
La estructura actual de transporte y reabastecimiento aéreo de la Fuerza Aérea de Estados Unidos (USAF) enfrenta un desgaste crítico. Aeronaves como los C-5 Galaxy, C-17 Globemaster III y KC-135 Stratotanker, fundamentales para operaciones globales, muestran signos avanzados de obsolescencia. Altos mandos como el general Mike Reed, jefe del Comando de Movilidad Aérea (AMC), y la general Jacqueline Lamontagne han exigido una acción inmediata para renovar estas capacidades estratégicas.
El C-17 Globemaster III, en servicio desde 1993, ha sido pieza clave en misiones como las evacuaciones de Kabul o el apoyo en Ucrania. Su capacidad para transportar hasta 170,900 libras y operar en pistas cortas ha sido esencial, pero su desgaste estructural ha aumentado. Con más de 3.5 millones de horas de vuelo acumuladas, su disponibilidad ha caído por debajo del 80% en algunos escuadrones, pese a mejoras como el programa Block 17, finalizado en 2018.
Por otro lado, el C-5 Galaxy, introducido en 1970, continúa operando con 52 unidades modernizadas al estándar C-5M Super Galaxy. Aunque su capacidad de carga es superior a la del C-17, la edad promedio de la flota supera los 50 años. Reportes recientes identifican fallos recurrentes en motores y sistemas eléctricos, y una disponibilidad operacional inferior al 60% durante 2023, según datos de The Drive.
Ante este panorama, el general Reed ha recalcado que la modernización de estas plataformas requiere más que ajustes temporales. La implementación de programas como el NGAL (Next Generation Airlift) aún está en fases iniciales, mientras los plazos de desarrollo obligan a actuar desde ahora para evitar un vacío en capacidades críticas.
KC-46 Pegasus: avances, fallos técnicos y demoras acumuladas

La introducción del KD-46 Pegasus representa el primer gran paso hacia la modernización del sistema de reabastecimiento aéreo de EE. UU. Desarrollado por Boeing a partir del 767-200ER, este avión está diseñado para sustituir gradualmente a los antiguos KD-135 Stratotanker, cuya vida útil operativa ha alcanzado límites críticos.
La USAF prevé incorporar 179 unidades del KC-46, con un costo estimado de $147 millones por avión, según el presupuesto FY 2025. El Pegasus puede transportar hasta 212,000 libras de combustible, así como 114 pasajeros o 18 pallets de carga. Su primer vuelo se realizó en 2014 y las entregas comenzaron en 2019, tras múltiples retrasos.
Datos clave del KC-46 Pegasus y flotas a sustituir
- El KD-46 puede reabastecer con un boom de 1,200 galones por minuto.
- La USAF ya ha recibido 88 unidades del KC-46 hasta marzo de 2025.
- El C-5M Super Galaxy puede transportar hasta 270,000 libras de carga.
- La edad promedio de los KD-135 es de 62 años.
- Los costos de mantenimiento de los KD-135 alcanzan $4.2 millones por unidad al año.
Sin embargo, el KC-46 ha enfrentado serios contratiempos técnicos. En marzo de 2025, Boeing suspendió temporalmente las entregas tras detectar grietas en las alas. Además, el Remote Vision System (RVS), esencial para las operaciones de reabastecimiento, presentó fallos visuales hasta la implementación de la versión RVS 2.0 en 2023.

El programa también sufrió problemas con el boom de reabastecimiento, que no se acoplaba a ciertos modelos como el A-10. Estas deficiencias han generado pérdidas superiores a los $7.5 mil millones para Boeing, según Breaking Defense. A pesar de esto, el general Reed ha insistido en que el Pegasus sigue siendo esencial para renovar la capacidad estratégica de reabastecimiento aéreo.
Los KC-135, en servicio desde 1957, continúan operando en grandes cantidades. Aunque el KC-46 ya está en producción, más de 200 unidades del KC-135 seguirán activas hasta al menos 2035, lo que obliga a planificar extensiones operativas costosas si no se acelera la transición.
La iniciativa NGAL sigue en fase preliminar sin cronograma definido
El concepto del Next Generation Airlift (NGAL) surge como respuesta a la necesidad de sustituir a largo plazo a los C-17 y C-5. Según la general Lamontagne, este nuevo transporte debe incorporar capacidades furtivas, multifuncionales y una gran carga útil para responder a amenazas como los sistemas HQ-9 chinos o los S-500 rusos.
Durante un simposio en octubre de 2024, Lamontagne subrayó que el desarrollo del NGAL todavía carece de presupuesto oficial y especificaciones técnicas. Por ahora, el esfuerzo se concentra en definir los requisitos fundamentales, como la resistencia en entornos disputados y una mayor autonomía operacional.
Expertos han indicado que este nuevo avión podría adoptar características furtivas similares al B-21 Raider. Sin embargo, sin un cronograma claro, el reemplazo efectivo del C-17 aún se proyecta a décadas de distancia. Mientras tanto, programas como el SLEP buscan extender la vida útil del C-17.
La ausencia de una hoja de ruta concreta para el NGAL refuerza la necesidad de mantener en condiciones operativas a los C-5 y C-17 mediante mantenimiento costoso y mejoras periódicas. La recapitalización completa sigue siendo una meta lejana que exige planificación sostenida a largo plazo.

Futuro incierto con plazos largos y plataformas envejecidas
El general Reed ha advertido que los ciclos anuales de presupuesto no bastan para afrontar la magnitud del desafío. El tiempo para planificar un reemplazo integral para los KD-135, C-5 y C-17 se está agotando. El proceso completo, desde la concepción hasta la producción, puede tardar hasta 15 años.
El KC-46, con motores General Electric CF6-80C2 de 60,000 libras de empuje y un alcance de 7,350 millas náuticas, demostró su capacidad en un vuelo global de 45 horas realizado en junio de 2024. Sin embargo, los problemas persistentes han generado dudas sobre su fiabilidad a largo plazo.
Mientras el NGAL sigue sin presupuesto definido ni hoja de ruta, la presión recae sobre los aviones actuales. Las tasas de disponibilidad y el aumento de los costos de mantenimiento reflejan una infraestructura bajo presión constante, sin sustitutos inmediatos listos.
La llegada del KC-46 marca un avance, pero no resuelve la totalidad del problema. Su implementación parcial deja en evidencia que la recapitalización de la movilidad aérea requiere una visión estratégica más amplia que combine soluciones inmediatas y planes de largo plazo sostenidos y financiados adecuadamente.