El IA-58 Pucará es un avión bimotor turbohélice de ataque y apoyo táctico diseñado y producido en la Argentina por la entonces Fábrica Militar de Aviones.
Realizó su primer vuelo en 1969, inició su servicio operativo en 1975 y se fabricó entre 1974 y 1999, con un total de 107 unidades. En octubre de 2019, la Fuerza Aérea Argentina realizó un acto en la III Brigada Aérea de Reconquista que cerró su etapa como sistema ofensivo y, en paralelo, presentó la reconversión del modelo como IA-58 Fénix para misiones de inteligencia, vigilancia y reconocimiento. Este marco institucional fija la secuencia histórica del programa y su transición a un empleo distinto tras cuatro décadas de operación continuada.
El diseño respondió a requerimientos nacionales de finales de la década de 1960 orientados a obtener una plataforma de ataque con elevada persistencia, estructura resistente y aptitud para operar desde pistas cortas y no preparadas. La configuración de ala baja, la cola en “T”, el tren triciclo de gran carrera con neumáticos de baja presión y la cabina biplaza en tándem con asientos eyectables conformaron un conjunto apto para apoyo aéreo cercano y reconocimiento ofensivo a baja cota. La documentación oficial de la Fuerza Aérea caracteriza estas misiones como propias del sistema durante la Guerra del Atlántico Sur y en ejercicios y despliegues internos.
La célula se construyó en metal y adoptó estructuras y sistemas simplificados para facilitar el mantenimiento en bases adelantadas. Las primeras series montaron dos turbohélices Turbomeca Astazou XVI y hélices tripala de paso variable. La arquitectura del avión permitió instalar blindajes parciales en zonas críticas y canalizar el calor de los escapes para reducir la firma infrarroja. Aunque no se difundieron de forma abierta todos los parámetros de prestaciones, las prioridades operativas incluyeron resistencia a impactos, estabilidad a baja altura y capacidad de retorno con daños, aspectos señalados por la Fuerza Aérea en reseñas históricas de empleo.

El armamento fijo integró cañones de 20 milímetros y ametralladoras de 7,62 milímetros en el fuselaje. Además incorporó tres puntos de anclaje externos, uno ventral y dos subalares, para cohetes, bombas convencionales y tanques suplementarios, con cargas típicas de apoyo cercano. Las fuentes técnicas abiertas describen dos cañones Hispano de 20 milímetros y cuatro ametralladoras FN de 7,62 milímetros, con capacidad para múltiples configuraciones de coheteras y bombas que ampliaron los perfiles de ataque dentro de su envolvente de vuelo a baja altura.
En la Argentina, la principal base operativa fue la III Brigada Aérea de Reconquista. El tipo alcanzó su empleo de combate más difundido durante la Guerra de Malvinas de 1982. En esa campaña, escuadrillas del Pucará desplegaron a la Base Aérea Militar Cóndor, en Darwin, y a la Base Aérea Militar Malvinas, y realizaron salidas de apoyo aéreo cercano, exploración terrestre y marítima, escolta de helicópteros y caza de helicópteros.
La documentación oficial y los registros museográficos británicos indican que la aviación argentina en las islas reunió alrededor de veinte aeronaves, todas destruidas o capturadas al finalizar las operaciones, y que el modelo obtuvo al menos un derribo confirmado de un helicóptero Scout británico. Estos antecedentes identifican al Pucará como el único avión de fabricación nacional con empleo bélico en ese conflicto, dentro de un abanico de misiones tácticas de corto alcance.
El IA-58 también operó en el exterior. La Fuerza Aérea Uruguaya lo incorporó en la década de 1980 y lo mantuvo en servicio hasta su desprogramación del 17 de marzo de 2017. La decisión se vinculó con dificultades logísticas por la discontinuación del motor Astazou y la escasez de repuestos, según la cobertura especializada de ese país. En ese periodo, la aeronave adiestró tripulaciones y acumuló horas de vuelo en ataque al suelo y entrenamiento, con un enfoque doctrinal similar al empleo original.
En Asia, la Fuerza Aérea de Sri Lanka incorporó unidades a comienzos de la década de 1990. Sus registros confirman su uso en apoyo de operaciones terrestres y su asignación a una unidad de adiestramiento con empleo táctico, en particular en misiones de apoyo cercano durante la guerra interna. La documentación disponible sitúa su operación desde Anuradhapura y otras bases, en paralelo con otras aeronaves ligeras de apoyo.
Tras el cierre de la etapa de ataque, el ministerio de Defensa y la Fuerza Aérea impulsaron la reconversión del sistema bajo el programa IA-58 Fénix. El programa se dividió en dos componentes. El primero consistió en la remotorización con dos Pratt & Whitney PT6A-62 y hélices Hartzell de cuatro palas, junto con modernización de cabina y comunicaciones compatibles con gafas de visión nocturna y con mejoras de seguridad operativa.

El 29 de diciembre de 2023, la Dirección general de Aeronavegabilidad Militar Conjunta entregó a FAdeA el certificado de remotorización, acto que habilitó la aplicación en aeronaves de serie y aseguró la continuidad del sistema con una nueva planta motriz. Para alcanzar esa certificación, la empresa informó la realización de más de cien vuelos y una campaña de ensayos que llevó a la actualización de procesos internos de ingeniería y validación bajo normativa militar.
El segundo componente incorporó un sistema de misión externo de inteligencia, vigilancia y reconocimiento mediante un contrato interadministrativo con INVAP. La Decisión Administrativa 1212/2021 aprobó el desarrollo, la fabricación y la provisión de contenedores de misión ISR, subsistemas y componentes por 1.225.787.763 pesos, y declaró secretas secciones técnicas por razones de defensa. La documentación oficial y la literatura especializada describen una evolución por modelos de evaluación tecnológica que integran radar en banda X y un conjunto electroóptico estabilizado, con enlace de datos en tiempo real y opciones de designación láser, a fin de estandarizar una capacidad ISR aerotransportada en células modernizadas.
La presentación pública de 2019 estableció que la nueva función del Pucará Fénix busca aportar información oportuna y precisa para la vigilancia y el control del espacio aéreo y para el apoyo a operaciones conjuntas, con una proyección de empleo de entre 15 y 20 años. En ese marco programático, los materiales oficiales detallaron el reemplazo de la planta de poder, la modernización de cabina y comunicaciones y la integración de sensores desarrollados por empresas tecnológicas nacionales. El objetivo fue preservar células con vida remanente y reutilizar una plataforma existente en un perfil diferente del original, con énfasis en obtención de información y permanencia en áreas de interés.

Las fuentes técnicas y los archivos museográficos aportan datos adicionales. El expediente de uno de los aparatos capturados en las islas y conservado en el Royal Air Force Museum documenta la entrega de setenta Pucará a la Fuerza Aérea Argentina antes de 1982, el arribo de refuerzos a Puerto Argentino en mayo de ese año y la captura o destrucción de toda la flota desplegada al cierre de la campaña. Ese registro primario incluye datos de vuelo y mantenimiento de la célula, traslados posteriores y actividades de evaluación en el Reino Unido, con fechas y números de serie verificables.
El programa IA-58 Fénix continuó después de la ceremonia de 2019 con actividades de ensayo, certificación y producción asociadas a la remotorización y al sistema de misión. La información corporativa de FAdeA y las publicaciones especializadas consignaron la certificación de remotorización de diciembre de 2023, los avances de modernización de cabina, la adaptación para operación con visión nocturna y el desarrollo en paralelo del contenedor multisensor. Bajo este esquema, la aeronave dejó su rol de ataque y pasó a tareas experimentales y de desarrollo en apoyo de la Fuerza Aérea Argentina.
