La fuerza aérea iraní recibió MiG-29 rusos en septiembre de 2025., disponibilidad inmediata, rentabilidad y cooperación estratégica con Moscú.
Contexto histórico y actual de la flota aérea iraní con MiG-29
La fuerza aérea iraní recibió en septiembre de 2025 los primeros cazas MiG-29 procedentes de Rusia en más de tres décadas., según informes de cooperación militar bilateral. El diputado iraní Abolfazl Zohrevand anunció que los aviones llegaron a la base aérea de Shiraz como parte de un plan a corto plazo porque se fortalece las capacidades aéreas, mientras se aguarda la entrega gradual de los más avanzados Su-35.
Esta adquisición se produce en un contexto de alianzas estratégicas con Moscú, donde las transferencias incluyen unidades almacenadas en reservas rusas, disponibles en cantidades superiores a las cien, lo que permite una expansión rápida de la flota sin que se agoten reservas de divisas extranjeras de manera significativa. Irán opera una flota de alrededor de 150 cazas, en su mayoría modelos heredados de la era anterior a la Revolución Islámica de 1979, como los F-4 Phantom II, F-5E/F Tiger II y F-14A Tomcat de origen estadounidense.
La flota iraní incluye aparatos soviéticos como los MiG-29A/UB entregados a finales de los años ochenta y principios de los noventa. Estos últimos, que suman dieciocho unidades en servicio, han enfrentado limitaciones por falta de repuestos y dificultades de mantenimiento, lo que ha reducido su capacidad operativa. La incorporación de nuevos MiG-29, versiones modernizadas con radares de barrido electrónico activo y armamento de mayor precisión, compatibles con los sistemas existentes, facilita la integración sin que se requieran periodos extensos de entrenamiento para pilotos y equipos de tierra.
De este modo, la decisión prioriza la compatibilidad con la infraestructura actual, ya que Irán cuenta con experiencia operativa en el modelo desde hace décadas. Las negociaciones con Rusia para modernizar la aviación se remontan a 2023, cuando Teherán contrató inicialmente cuatro Su-35, con una orden total de cincuenta unidades. En enero de 2025, mandos de la Guardia Revolucionaria Islámica confirmaron la adquisición, pero surgieron complicaciones cuando aviones destinados a Irán, tras un acuerdo fallido con Egipto, se redirigieron a Argelia.
Cuatro razones clave para preferir MiG-29 rusos sobre J-10C chinos
- Compatibilidad con infraestructura actual y experiencia operativa desde décadas pasadas.
- Disponibilidad inmediata de unidades almacenadas en reservas rusas para expansión rápida.
- Rentabilidad mediante transferencias de aparatos modernizados a bajo costo sin agotar divisas.
- Cooperación militar profunda con Rusia que incluye sistemas antiaéreos y alianzas estratégicas.
Negociaciones, complicaciones y opciones alternativas con China
Esta situación generó dudas sobre la prioridad de Moscú en los suministros, lo que llevó a autoridades iraníes a insinuar la exploración de opciones alternativas. En paralelo, Irán aumentó contactos con China para adquirir hasta cuarenta J-10C, un caza monomotor de menor peso que ofrece costos operativos reducidos, sensores superiores y materiales de fuselaje avanzados, con un precio por unidad inferior en unos cuarenta a sesenta millones de dólares respecto a los modelos rusos pesados.
Sin embargo, la producción china de los J-10C, que alcanza unas cincuenta unidades anuales, se destina principalmente a la fuerza aérea propia, a Pakistán y posiblemente a Egipto, Sudán y Uzbekistán, lo que limita la disponibilidad inmediata para exportaciones adicionales. En contraste, Rusia produce MiG-29M en lotes pequeños, inferiores a veinte por año, pero compensa con la transferencia de aparatos almacenados de la era soviética, modernizados a bajo costo y ofrecidos en ocasiones como asistencia si el comprador cubre solo las actualizaciones.
Esta rentabilidad permite a Irán obtener una flota más numerosa en el corto plazo, aunque con mayores gastos operativos a largo plazo, en un escenario donde las sanciones internacionales restringen el acceso a tecnologías occidentales y obligan a depender de aliados como Moscú y Pekín. La elección de los MiG-29 se alinea con una cooperación militar más profunda entre Irán y Rusia, que incluye no solo cazas sino también sistemas de defensa antiaérea como los S-400, en paralelo a entregas chinas de HQ-9 en grandes cantidades.
Estos últimos se aceleraron tras ataques israelíes en 2025 que expusieron vulnerabilidades en las defensas estratificadas iraníes. El interés en los J-10C surgió con mayor fuerza en mayo de 2025, cuando informes indicaron una posible compra de treinta y seis unidades, motivada por las demoras rusas y la necesidad de reponer pérdidas tras conflictos con Israel y Estados Unidos, donde la aviación iraní quedó en gran medida inmovilizada.
Interés histórico, modernizaciones e implicaciones geopolíticas
A pesar de ello, la adquisición de MiG-29 en septiembre representa un giro hacia soluciones inmediatas, al priorizar el despliegue rápido y el aumento del tamaño de la flota sobre innovaciones tecnológicas de vanguardia. Irán ha expresado interés en los J-10C durante dos décadas, al posicionarlos como alternativa a cazas occidentales como los F-16V o Gripen E, pero la decisión reciente favorece los MiG-29 por su capacidad para integrarse sin interrupciones en las operaciones existentes.
Los aparatos rusos, cuyo prototipo voló por primera vez en 1977, se mantienen competitivos mediante actualizaciones que prolongan su vida útil hasta la década de 2030, que incluyen sistemas de guerra electrónica avanzados y láseres antidrones incorporados en 2025. Esta modernización contrasta con las pérdidas registradas en años previos, como un MiG-29UB accidentado en mayo de 2016, otro destruido en diciembre de 2019 cerca del monte Sabalán tras una revisión, y varios dañados en un ataque israelí a un hangar en el aeropuerto de Mehrabad en junio de 2025.
La flota iraní incluye también modelos domésticos como los Kowsar, Azarakhsh y Saeqeh, junto con entrenadores YAK-130 rusos, pero estos no compensan la obsolescencia general. La adquisición de MiG-29 forma parte de un pivote militar que coloca a Teherán en la órbita de las redes de defensa de Moscú y Pekín, con entregas que alteran los equilibrios de poder en Oriente Medio. Las autoridades iraníes han destacado que los Su-35 avanzan de manera extensa, aunque sin especificar números o plazos exactos, mientras que los HQ-9 chinos refuerzan las capacidades antiaéreas.
Esta combinación de suministros rusos y chinos responde a las restricciones impuestas por sanciones, que han impedido accesos a mercados tradicionales desde 1979. En el marco de estas transferencias, Irán busca no solo cazas sino también misiles antiaéreos estratégicos, con los HQ-9 que revelan una diversificación de proveedores.
Los J-10C, equipados con misiles PL-15 compatibles con los usados por Pakistán, representan una opción más económica y ligera. Rusia, por su parte, ha priorizado pedidos iraníes pese a su propia producción limitada, porque utiliza reservas para cumplir con los acuerdos. Esta dinámica ilustra los lazos crecientes entre Teherán, Moscú y Pekín en medio de cambios geopolíticos globales, donde las alianzas militares compensan las limitaciones impuestas por isolationismos internacionales.