La necesidad de modernizar la Fuerza Aérea iraní es evidente. Existen tres opciones de aviones de combate que se están considerando: el J-10C chino, el JF-17 chino-paquistaní y el Su-57 ruso. Este último, apodado “el criminal” por su historia de despliegue, muestra el interés de Irán, a pesar de las dificultades.
Sin embargo, la adquisición del Su-57 enfrenta retos logísticos y políticos, lo que genera dudas sobre cómo avanzará Irán en la modernización de su defensa aérea. Las conversaciones con Rusia han durado varios años, pero todavía están en fases iniciales y sin acuerdos formales.
A pesar de que el Su-57 resulta atractivo para los intereses estratégicos de Irán, no se ha concretado ninguna compra hasta la fecha. Irán se mantiene enfocado en fortalecer su Fuerza Aérea mediante alianzas con Rusia, especialmente considerando las tensiones geopolíticas actuales que requieren sistemas de defensa avanzados.
Acuerdo entre Irán y Rusia para el Su-35 en 2023
Una solución más viable se presenta en el acuerdo de Irán con Rusia para adquirir el Su-35, formalizado a finales de 2023. Este caza de “cuarta generación++” es altamente maniobrable y efectivo en combate, aunque no posee las capacidades furtivas del Su-57.
La limitada producción del Su-57 y la demanda interna en Rusia hacen del Su-35 una opción más práctica y accesible. Los analistas rusos indican que modelos como el Su-30 y el Su-35 son más apropiados para exportación, dado que se pueden desplegar rápidamente y con menos complicaciones operativas.
La urgencia de Irán por actualizar su flota se vuelve crítica. En la actualidad, la Fuerza Aérea depende de aeronaves estadounidenses obsoletas, como el F-4, el F-5 y el F-14, adquiridas antes de 1979. La obtención de un caza de quinta generación como el Su-57 proporcionaría tecnología furtiva y maniobrabilidad mejoradas.
Beneficios y costos del Su-57 para Irán en el contexto regional
Expertos militares rusos afirman que el diseño del Su-57 prioriza la reducción de visibilidad ante radares y una agilidad excepcional a alta velocidad, lo que podría otorgar a Irán una ventaja en conflictos aéreos contemporáneos. Sin embargo, estos beneficios vienen con un costo elevado, dado que la producción del Su-57 es lenta y costosa.
Desde su entrada en servicio en 2019, solo se han producido unas pocas docenas de unidades, y las prioridades de producción están enfocadas en satisfacer las necesidades de Rusia. Los analistas sugieren que el modelo de producción ruso seguirá favoreciendo a sus fuerzas sobre las ventas a países extranjeros.
Esto implica que Irán enfrentaría considerables desafíos para obtener el Su-57 en cantidades suficientes para una modernización significativa. Además, cualquier adquisición requeriría inversiones considerables en la capacitación de pilotos y en soporte técnico, lo cual podría afectar el presupuesto militar de Teherán.