La JMSDF adapta sus destructores Izumo para operar F-35B, marcando el retorno japonés a la aviación naval con ala fija desde la Segunda Guerra Mundial.
Transformación naval japonesa marca retorno a la aviación embarcada
Japón ha iniciado un ambicioso plan para convertir los destructores JS Izumo (DDH-183) y JS Kaga (DDH-184) en portaaviones ligeros capaces de operar cazas F-35B Lightning II. Esta transformación representa un hito para la Fuerza Marítima de Autodefensa de Japón (JMSDF), siendo la primera vez desde 1945 que el país vuelve a disponer de plataformas para aviación naval de ala fija.
Con 27,000 toneladas de desplazamiento y una eslora de 248 metros, ambos buques son las mayores embarcaciones de superficie de la JMSDF. Inicialmente concebidos como portahelicópteros antisubmarinos, su rediseño refleja un cambio estratégico hacia una mayor capacidad de proyección aeronaval, en un entorno de tensión creciente con China y Corea del Norte.
La reconversión comenzó oficialmente en diciembre de 2018, cuando el gobierno japonés aprobó la adaptación de los Izumo para operar el F-35B. Este paso se respaldó con un presupuesto récord en defensa para el año fiscal 2024, que alcanzó los 52,900 millones de dólares, según el Ministerio de Defensa de Japón.
En 2021, el JS Izumo completó la primera fase de su transformación, aplicando un revestimiento térmico en la cubierta de vuelo e instalando sistemas de guía. Ese mismo año, realizó con éxito pruebas de aterrizaje y despegue con cazas F-35B del US Marine Corps, reafirmando su nueva capacidad operativa.
JS Kaga recibe modificaciones estructurales y nuevos sistemas

El proceso de modernización del JS Kaga es más profundo y comenzó en 2022. Se reforzó la cubierta, se aplicaron materiales térmicos y se rediseñó la proa, que pasó de una forma trapezoidal a una rectangular para reducir turbulencias durante el despegue vertical de los F-35B.
También se incorporó el sistema Joint Precision Approach and Landing System (JPALS), que permite aterrizajes de precisión en condiciones meteorológicas adversas. La primera fase de las modificaciones finalizó en marzo de 2024 y la conversión total está prevista para 2028, tras una segunda etapa de mejoras internas entre 2026 y 2027.
datos clave sobre los destructores izumo convertidos en portaaviones
- Desplazamiento: 27,000 toneladas a plena carga.
- Capacidad aérea: entre 12 y 14 F-35B por buque.
- Fecha estimada de operación total: Izumo en 2027, Kaga en 2028.
- Sistemas instalados: JPALS, iluminación de precisión, sensores de aterrizaje nocturno.
- Restricción legal: continúan siendo designados como “destructores multifuncionales”.
Las adaptaciones permiten que los buques operen F-35B y helicópteros SH-60K, aunque priorizar cazas puede reducir su capacidad antisubmarina. Las cubiertas fueron reforzadas para soportar el peso y calor de los motores en aterrizajes verticales, mientras que la tecnología de guía mejora la seguridad en operaciones de baja visibilidad.
Aunque mantienen su denominación como destructores multifuncionales debido al Artículo 9 de la constitución japonesa, que prohíbe portar armas ofensivas, China ha expresado preocupación por lo que considera una militarización encubierta de Japón, calificando a los Izumo como “portaaviones disfrazados”.
Alianza con EE. UU. y cooperación internacional fortalecen el proyecto

La integración de los F-35B en la JMSDF refuerza su alianza con Estados Unidos, que ha respaldado activamente el proyecto. Las pruebas iniciales en el JS Izumo se realizaron con cazas y pilotos del USMC estacionados en Japón, reflejando una cooperación operativa estrecha.
Japón también ha buscado experiencia internacional de países como Italia y Reino Unido, cuyos portaaviones Cavour y Queen Elizabeth también operan F-35B. Este intercambio técnico ha sido clave en el desarrollo de procedimientos y adaptación de tecnologías para la aviación naval STOVL.
Frente a una creciente flota china, que incluye portaaviones como el Liaoning y cazas furtivos como el J-20, Japón refuerza su posición en el Pacífico Occidental mediante plataformas aéreas de proyección regional. Esta medida responde al aumento de actividades militares chinas en áreas disputadas como las islas Senkaku.
Además, el rearme naval japonés se alinea con los intereses estratégicos de Washington, particularmente en la contención de Beijing en el Indo-Pacífico. La cooperación también contempla interoperabilidad en escenarios conjuntos de defensa y respuesta rápida ante crisis regionales.
El F-35B amplía el alcance disuasivo de Japón en la región
Equipado con tecnología furtiva, sensores avanzados y armamento de precisión, el F-35B proporciona a Japón una capacidad de disuasión notable. El avión puede emplear misiles como el Joint Strike Missile (JSM), diseñado para misiones antibuque de largo alcance.
Estos cazas elevan a Japón a un nivel tecnológico comparable al de otras potencias con aviación naval embarcada. A pesar del retraso en la entrega inicial, prevista para 2024 y aplazada hasta 2025 debido a ajustes en la actualización Technology Refresh 3 (TR-3), el compromiso con su despliegue operativo se mantiene.

Con cada buque transportando hasta 14 F-35B, la JMSDF ampliará su alcance de vigilancia y defensa aérea cientos de millas mar adentro, mejorando su capacidad de responder a crisis como desastres naturales o amenazas militares regionales.
Esta transformación también contribuye a redefinir la postura defensiva japonesa, que ahora incorpora elementos de proyección estratégica. Con ello, Japón busca fortalecer su autonomía militar y capacidad de acción en un entorno regional cada vez más desafiante.
Modernización naval desafía límites legales y rivalidades históricas
La conversión de los Izumo se enmarca en un contexto donde Japón intenta equilibrar su compromiso con el pacifismo constitucional y la necesidad de reforzar su defensa nacional. La designación oficial como destructores evita violar el artículo 9, pero no disipa las críticas externas.
China ha expresado públicamente su rechazo, alegando que la reconversión representa una violación indirecta de principios pacifistas. Las tensiones han aumentado conforme Japón desarrolla su capacidad de proyección aeronaval con apoyo internacional.
En el plano interno, el gobierno ha justificado el proyecto como parte de una estrategia de defensa disuasiva, adaptada a nuevas amenazas como la proliferación de misiles balísticos en la región y las maniobras militares de sus vecinos.
Con una inversión estratégica, alianzas sólidas y tecnología de última generación, Japón consolida su posición como potencia naval en Asia, capaz de defender sus intereses más allá de sus aguas jurisdiccionales, al tiempo que navega entre restricciones legales y las implicaciones históricas de su reemergencia militar.