El Ministerio de Defensa japonés adjudicó a Mitsubishi un contrato para un misil de precisión de largo alcance, operativo en 2032, por 219 millones de dólares.
Un nuevo misil nacional para reforzar las capacidades estratégicas
El Ministerio de Defensa de Japón anunció el 1 de abril de 2025 la adjudicación de un contrato a Mitsubishi Heavy Industries por 32.000 millones de yenes (219 millones de dólares) para desarrollar un misil de precisión de largo alcance con capacidad de ataque tierra-barco y superficie-superficie. La decisión se inscribe en una estrategia de modernización militar en respuesta al incremento de tensiones regionales, particularmente ante la actividad militar de China y Corea del Norte.
El nuevo sistema será compatible con las baterías lanzadoras del Tipo 12, un misil tierra-barco ya desplegado por la Fuerza Terrestre de Autodefensa de Japón. Aunque aún no se han revelado especificaciones técnicas, las representaciones preliminares sugieren un diseño con características furtivas, alas posteriores y ausencia de entradas de aire visibles. El misil también podrá operar con datos integrados de satélites y drones, optimizando su capacidad de ataque de precisión en entornos modernos.
Este desarrollo se suma a los esfuerzos tecnológicos nacionales de Japón en armamento avanzado y refleja un cambio doctrinal hacia una postura más activa en materia de defensa, con nuevos sistemas autónomos e interoperables entre las distintas ramas de sus fuerzas armadas.
Japón amplía sus programas de misiles de largo alcance
- El nuevo misil standoff estará basado en la infraestructura del Tipo 12, optimizado con tecnologías furtivas.
- La Fuerza Aérea está reemplazando los ASM-1 y ASM-2 por el misil supersónico ASM-3.
- La Fuerza Marítima opera el misil Tipo 90, derivado del Tipo 88, base del actual Tipo 12.
- Kawasaki desarrolla el “Nuevo SSM” para su uso en islas remotas, ampliando el alcance de respuesta.
- Japón adquirió 400 misiles Tomahawk y emplea el AGM-158 JASSM en F-35 y F-15 para misiones aire-superficie.
Contexto regional impulsa la modernización del arsenal japonés
El fortalecimiento de las capacidades de misiles se enmarca en un entorno regional marcado por amenazas de Corea del Norte, que ha intensificado sus pruebas balísticas, y por el incremento de la presencia militar china en el Mar de China Oriental, que ha provocado incidentes con fuerzas japonesas. Esta situación ha obligado a Japón a revisar su doctrina defensiva, tradicionalmente limitada por una constitución pacifista.
Bajo el liderazgo del primer ministro Shigeru Ishiba, Japón ha adoptado una postura más proactiva. Desde su llegada al cargo en octubre de 2024, Ishiba ha impulsado una reinterpretación de la constitución y un aumento del gasto en defensa, orientados a dotar al país de una capacidad real de disuasión ofensiva. Entre las medidas consideradas figura el despliegue de baterías adicionales del Tipo 12 en Kyushu, una posición estratégica para responder a amenazas en China o Corea del Norte.
Esta región, ubicada al sur del archipiélago, juega un papel fundamental en la estrategia de defensa avanzada, sirviendo de plataforma para operaciones de respuesta ante incursiones en zonas disputadas o ataques de misiles balísticos provenientes del continente asiático.
Colaboración con Estados Unidos y ambiciones en el Indo-Pacífico
A pesar de su creciente inversión en sistemas propios, Japón mantiene como pilar central de su estrategia defensiva la alianza con Estados Unidos. No obstante, los comentarios recientes de la administración estadounidense sobre una posible revisión de sus compromisos regionales han generado preocupación. En este contexto, el primer ministro Ishiba ha manifestado su intención de construir una relación más simétrica con Washington, asumiendo Japón mayores responsabilidades en su defensa.
Además, el gobierno japonés ha propuesto la creación de una estructura regional de seguridad colectiva inspirada en la OTAN, que refuerce la estabilidad del Indo-Pacífico. Esta iniciativa refleja una visión estratégica en la que Japón no solo refuerza sus propias capacidades, sino que también busca desempeñar un papel activo en el equilibrio geopolítico regional.
La política de defensa japonesa, en este sentido, evoluciona hacia un modelo basado en capacidades autónomas pero complementarias con los aliados occidentales, empleando una combinación de desarrollo nacional y adquisiciones externas para garantizar redundancia y capacidad de respuesta.
Japón invierte en tecnologías emergentes para enfrentar amenazas futuras
Paralelamente al desarrollo del nuevo misil standoff, Japón está invirtiendo en sistemas de armas hipersónicas y en la integración de plataformas de vigilancia como satélites y drones, con el objetivo de establecer una red defensiva multidominio. Esta estructura tecnológica permitirá anticipar amenazas, coordinar respuestas y optimizar la precisión de los ataques.
El misil desarrollado por Mitsubishi es una pieza central en este entramado, al ofrecer una solución de alta movilidad, sigilo y precisión, con capacidad para actuar en escenarios costeros, marítimos o terrestres. Su entrada en servicio prevista para 2032 será un hito en el proceso de renovación del arsenal de disuasión japonés.
Este contrato representa un paso más en la consolidación de una defensa integrada y tecnológica, diseñada para responder a conflictos de alta intensidad o ataques asimétricos, sin abandonar el marco legal vigente ni comprometer su autonomía estratégica.