Japón ha reservado más de 2.000 millones de dólares para adquirir y desplegar misiles Tomahawk de fabricación estadounidense en sus destructores navales, en el marco de un aumento histórico de la defensa para disuadir a China y Corea del Norte.
El gasto forma parte de un presupuesto de defensa sin precedentes, que asciende a 6,82 billones de yenes (51.400 millones de dólares) para el año fiscal que comienza en abril y fue aprobado por el Consejo de Ministros el 23 de diciembre.
Tokio anunció la semana pasada que casi duplicaría el gasto militar en los próximos cinco años, lo que supone uno de los mayores aumentos desde el final de la Segunda Guerra Mundial.
En su presupuesto más reciente, Japón destinó unos 10.600 millones de dólares a desarrollar la capacidad de utilizar misiles para atacar objetivos militares en países enemigos en caso de ataque. Esto representa un cambio importante en la estrategia destinada a disuadir a las naciones vecinas de lanzar una ofensiva.
El ministro de Defensa, Yasukazu Hamada, declaró que Japón podría lanzar una contraofensiva antes de ser alcanzado por misiles u otras armas si descubriera que un adversario planea un ataque. Según algunos políticos de la oposición, si Japón interpreta incorrectamente los objetivos de un enemigo, corre el riesgo de iniciar involuntariamente un conflicto.
En agosto, China lanzó misiles al agua cerca de algunas islas del sur de Japón como parte de un despliegue militar en torno a Taiwán. Corea del Norte disparó un misil sobre Japón en octubre.
Los misiles Tomahawk costarán 1.600 millones de dólares, y 832 millones se destinarán a apoyo técnico y formación para garantizar que los destructores Aegis de Japón puedan dispararlos. El Ministerio de Defensa declaró que se prevé que el despliegue de los misiles comience después de la primavera de 2026.
El ministerio declaró que se negociaría el precio de los misiles, que generalmente cuestan al ejército estadounidense unos 1,7 millones de dólares cada uno. No quiso decir cuántos misiles deseaba comprar.
Tanto el Pentágono como la empresa que fabrica los Tomahawk, Raytheon Technologies Corp, declinaron hacer comentarios sobre futuras ventas de armamento.
¿Por qué quiere Japón adquirir Tomahawks?
Los misiles de crucero Tomahawk son armas de precisión que pueden alcanzar objetivos con exactitud, incluso en un espacio aéreo bien vigilado. Estos misiles se lanzan desde buques y submarinos. El alcance de un misil de crucero Tomahawk es de 1.000 millas.
Los misiles de crucero Tomahawk pueden destruir estructuras y dejar cráteres de hasta 6 metros de ancho. Esta potencia se debe a que pueden transportar una ojiva convencional de aproximadamente 1.000 libras.
Estos misiles de largo alcance se diseñaron para volar a velocidades subsónicas manteniendo una baja altitud, lo que hace imposible que los radares los detecten. Son capaces de penetrar profundamente en territorio enemigo.
Los misiles fueron ampliamente utilizados en Libia, Siria e Irak, y Estados Unidos tiene una reserva de unos 4.000. Se prevé que 100 de ellos se utilicen cada año para entrenamiento y pruebas.
Por el momento, el único cliente de exportación de Tomahawks es el Reino Unido. Australia también ha mostrado interés en comprar misiles que podrían modificarse para disparar desde su actual flota de submarinos.
Según el CSIS Missile Defense Project, los Tomahawks pueden dispararse “desde más de 140 buques y submarinos de la Marina de Estados Unidos, incluidos cuatro submarinos convertidos de la clase Ohio, así como submarinos de las clases Astute, Swiftsure y Trafalgar de la Royal Navy”.
Tokio pretende gastar unos 38.000 millones de dólares en los próximos cinco años en el despliegue de misiles capaces de atacar un objetivo enemigo a gran distancia. Las compras de Tomahawk forman parte de ello.
Tokio también pretende aumentar el alcance actual del misil tierra-barco Tipo 12. Estos misiles modificados no estarán preparados hasta la primavera de 2026 o más tarde, según las estimaciones.
El ministro de Defensa declaró que Japón deseaba contar con un misil ya establecido, como el Tomahawk, en caso de que se retrasaran sus proyectos de misiles de fabricación nacional. “Nunca se sabe lo que va a ocurrir en la fase de desarrollo”, señaló.
Tokio se ha alarmado por los cientos de misiles balísticos de Corea del Norte que pueden alcanzar Japón, pero algunos expertos creen que el posible aventurerismo militar de Pekín cerca de Taiwán y de las islas Senkaku, controladas por Japón, supone una amenaza más inmediata.
El Pentágono calcula que China tiene más de 1.000 misiles balísticos y unos 300 misiles de crucero terrestres capaces de alcanzar Japón. Si Taiwán fuera atacada, los analistas sugieren que las armas podrían utilizarse contra las fuerzas estadounidenses y japonesas.
Dicho esto, la adquisición de Tomahawks por parte de Japón es mucho más complicada de lo que parece a primera vista. En 2013, Japón se dirigió extraoficialmente a Estados Unidos para adquirir el arma, pero este país declinó la petición.