La Armada rusa estaba mal posicionada para afirmarse como una fuerza global importante años antes de su guerra con Ucrania. Los acontecimientos desde que el Kremlin comenzó su invasión sugieren que esto es aún más cierto ahora.
Para Putin, parece que la Armada rusa es un “barco que se hunde” en todos los sentidos de la palabra. Ucrania ha demostrado su capacidad para atacar y destruir buques de superficie rusos desde la costa, y más allá de una incursión anfibia inicial en Odesa, la Armada rusa no ha planteado a Ucrania ningún tipo de amenaza naval seria.
El estado actual de la Armada rusa
Aunque algunos se pregunten hasta qué punto Rusia puede reconstruir su armada tras la guerra con Ucrania, para empezar la armada rusa no era una gran amenaza. Este reto no sólo se complica por los numerosos problemas asociados al dañado y ahora atracado portaaviones ruso, sino que también se evidencia en su incapacidad para proyectar poder en Ucrania desde el océano de forma impactante.
A pesar de esta realidad, la Armada rusa sigue presentando varias amenazas significativas, como su creciente flota de submarinos tecnológicamente avanzados y la capacidad emergente de sus buques de guerra de superficie para disparar armas hipersónicas. Por ejemplo, la Armada rusa está modernizando y renovando algunos de sus enormes cruceros de combate de la era de la Guerra Fría, aunque algo anticuados, añadiéndoles misiles interceptores avanzados, defensas navales cercanas, defensas aéreas de largo alcance integradas en buques e incluso armas hipersónicas.
Si Rusia realmente está armando su crucero de batalla mejorado de los años ochenta, el Almirante Nakhimov, con hasta 60 misiles hipersónicos, muchos países de la OTAN y Estados Unidos podrían enfrentarse a una amenaza masiva y potencialmente sin parangón.
La modernización del crucero de batalla Admiral Nakhimov
Armar un crucero de batalla con misiles hipersónicos supondría un avance sustancial en lo que se refiere a cambiar y mejorar la potencia de fuego ofensiva del crucero de batalla ruso Admiral Nakhimov, de la era de 1980. Un interesante artículo de la revista Forbes afirma que el buque ruso es “casi tan grande como los cruceros de batalla de la clase Iowa” y bien podría convertirse en el “combatiente de superficie más poderoso del mundo”.
El Admiral Nakhimov está siendo modernizado con una serie de armas como defensas antiaéreas rusas del tipo S-300, misiles de ataque terrestre, cañones AK 192, defensas cuerpo a cuerpo y nuevas armas antisubmarinas.
Según el informe de Forbes, el gran crucero de batalla ruso también está armado con una serie de armas adicionales, entre las que se incluyen 20 grandes misiles supersónicos Granite. El buque también está armado con 40 misiles de corto alcance 9K33 Osa y nada menos que 96 misiles de largo alcance S-300. También de gran importancia, el buque está armado con un sistema de armas cuerpo a cuerpo Kashtan, armado con cañones Gatling y ocho misiles de corto alcance 9M322.
Comparación con la Marina estadounidense
¿Podrían los cruceros de batalla rusos rivalizar en misiles de largo alcance con los Tomahawks estadounidenses? ¿Es comparable el sistema ruso de armas cuerpo a cuerpo (CIWS) a las armas mejoradas de la Marina estadounidense, que disparan un arma cuerpo a cuerpo Phalanx para acabar con pequeñas embarcaciones, drones, explosivos u otros tipos de amenazas cuerpo a cuerpo? Como parte de un sistema integrado de defensas, muchos buques de la Armada también están armados con misiles interceptores lanzados desde cubierta para ataques de medio y corto alcance, como SeaRAM y Rolling Airframe Missiles.
Por último, tanto un destructor de la Armada estadounidense como un crucero de batalla ruso modernizado operarían con drones y helicópteros capaces de realizar tareas de reconocimiento, cazar submarinos e incluso dirigir ataques de avanzada en el océano.
Aunque un destructor de la marina sería más pequeño que un gran crucero de batalla ruso modernizado, su armamento de alta tecnología podría darle una clara ventaja en cualquier tipo de combate marítimo abierto o en “aguas azules”. Esto dependería probablemente del rendimiento y de la capacidad tecnológica relativa de las armas modernizadas.
Estados Unidos ha modernizado masivamente sus Tomahawks, misiles SM-6, CIWS y SeaRAM, dotándolos de mayor alcance, capacidad para alcanzar objetivos móviles en el mar y sistemas de guiado de nueva generación. Evidentemente, sería fundamental conocer el estado de sofisticación relativa de estas armas rusas y, lo que quizá sea aún más importante, hasta qué punto están conectadas en red con otros buques, drones o incluso submarinos que salen a la superficie para conectarse en red.
Conclusiones
La modernización del crucero de batalla Admiral Nakhimov supone un paso significativo en los esfuerzos de la Armada rusa por mantenerse como una fuerza naval relevante. Equipado con misiles hipersónicos y armamento de última generación, este buque podría representar una amenaza potencial para países como Estados Unidos y aquellos de la OTAN. Sin embargo, la capacidad tecnológica y la interconexión en red de estas armas desempeñarían un papel crucial en el equilibrio de poder naval.