A pesar del aumento del presupuesto de defensa estadounidense para el año fiscal 2024, las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos no alcanzarán la cuota mínima obligatoria para la adquisición de 72 unidades del caza furtivo de quinta generación Lockheed Martin F-35 Lightning II. Esta situación se desprende de los análisis proporcionados por los servicios de inteligencia estadounidenses, que apuntan a un pacto en el Congreso y a un ajuste del presupuesto de defensa como factores determinantes.
En respuesta a la petición inicial de 48 unidades del modelo F-35A para el ciclo anual, el Congreso autorizó la entrega de tres unidades adicionales, totalizando 51 cazas F-35A para 2024. Este volumen de adquisiciones, aunque no alcanza el objetivo deseado, se considera positivo en el contexto del gasto anterior y de la guerra de Ucrania, donde Estados Unidos es el principal apoyo militar de Kiev. “Es la cifra más significativa desde 2021, cuando se entregaron 60 unidades”, comentaron analistas del sector, subrayando la relevancia del aumento.
La inversión para esta dotación de 51 unidades del F-35 asciende a unos 5.200 millones de dólares. Sin embargo, el Ejército del Aire no es el único que se beneficiará de nuevos F-35 este año; el Cuerpo de Marines tiene previsto recibir 16 F-35B y la Armada 19 F-35C, según los mandatos gubernamentales.
Avances y retos en la vanguardia de la aviación estadounidense
El F-35 sigue siendo un pilar de la aviación militar estadounidense, heredero del legado del F-22 y cuya financiación continúa a pesar de los retos a los que se ha enfrentado Lockheed Martin en los últimos cinco años.
Además de sus capacidades de combate aire-aire y aire-tierra, el F-35A está especialmente diseñado para operaciones de guerra electrónica, con una capacidad avanzada para detectar, analizar y neutralizar señales electrónicas adversarias. También es capaz de realizar misiones de inteligencia, vigilancia y reconocimiento (ISR) y, en la posición adecuada, actuar como plataforma de mando y control.
Aunque es improbable que las Fuerzas Aéreas estadounidenses cumplan su objetivo de adquisición para 2024, el interés internacional por el F-35 de países como la República Checa, Rumanía, Singapur, Corea del Sur, Grecia, Alemania y Polonia refleja la continua demanda mundial.
El mismo día en que el Congreso aprobó la adquisición de 51 F-35 para Estados Unidos, se autorizaron otras adquisiciones importantes, como 24 cazas F-15EX Eagle II, siete helicópteros MH-139 Gray Wolf y 15 aviones cisterna KC-46A Pegasus, entre otros.
Esto demuestra el esfuerzo del Congreso por modernizar y ampliar la capacidad operativa de las Fuerzas Aéreas, apoyando tanto la adquisición de nuevos equipos como el desarrollo de futuras tecnologías en el marco del programa Next Generation Air Dominance y la formación de pilotos para aviones no tripulados a través de la Joint Strike Fighter Initiative.
Establecimiento de un centro de producción del F-35 en Europa
La reciente designación de Finlandia como centro europeo de producción del F-35 marca un punto de inflexión en la cooperación militar transatlántica. El acuerdo, fruto de las conversaciones bilaterales entre EE. UU. y Finlandia establecidas hace dos años, facilita la adquisición por parte de este último país de 64 unidades del caza furtivo F-35, con un presupuesto estimado cercano a los 10.000 millones de dólares.
Informes detallados confirman la selección de la zona de Nokia (Finlandia) para la instalación de la Unidad de Ensamblaje 4, un eslabón vital en la colaboración industrial con Lockheed Martin. Este paso inaugura una importante fase de cooperación técnica y estratégica entre las partes.
La misión principal de la instalación finlandesa se centrará en el mantenimiento de motores para la flota finlandesa de F-35, lo que subraya un acuerdo de larga duración entre Finlandia y Lockheed Martin que se prolongará durante varias décadas. Este compromiso no solo augura un relevante impacto fiscal en la economía finlandesa, sino también un potencial aumento de la autosuficiencia tecnológica de la nación.
La inversión promete reforzar las capacidades defensivas de Helsinki y avivar las ambiciones de desarrollo tecnológico local. La aspiración de cultivar una especialización en el mantenimiento de motores de aviones F-35 se alinea con el objetivo a largo plazo de Finlandia de desarrollar y fabricar sus propios motores a reacción, beneficiándose así de la transferencia de conocimientos y la colaboración internacionales en el sector de la defensa aeroespacial.