El sistema de defensa Cúpula de Hierro de Israel confronta su mayor reto tras intensos ataques con cohetes desde Gaza, superando conflictos previos.
Desde su activación en 2011, la Cúpula de Hierro, sistema antimisiles de Israel, ha sido crucial en la defensa contra los cohetes lanzados desde la Franja de Gaza. Este escudo protector ha generado una atmósfera de relativa seguridad entre los ciudadanos israelíes, quienes han presenciado la intercepción de proyectiles en numerosas ocasiones.
No obstante, la reciente escalada con el grupo terrorista Hamás representa uno de los desafíos más significativos para el sistema. En un periodo de dos semanas, Hamás ha disparado 7.000 cohetes hacia Israel, una cifra que eclipsa los números registrados en conflictos anteriores desde 2007, año en que Hamás tomó control de Gaza.
El 7 de octubre, Hamás lanzó 2.000 cohetes, basado en informes de West Point, ingresó a poblados del sur de Israel y perpetró la masacres de más de 1.400 personas, en su mayoría civiles, y la captura de 220 rehenes en Gaza. En respuesta, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) han ejecutado numerosos bombardeos aéreos dirigidos a posiciones e infraestructuras de Hamás, causando miles de bajas, incluyendo civiles, como reporta el Ministerio de Sanidad de Gaza.
Además, Hezbolá, otro grupo terrorista patrocinado por Irán desde Líbano, ha incrementado la tensión lanzando cohetes en el norte de Israel desde el inicio de los hostilidades.
Aunque la Cúpula de Hierro ha interceptado la mayoría de los ataques, algunos cohetes han penetrado las defensas, ocasionando la muerte de al menos 11 israelíes y daños materiales significativos, incluso en áreas distantes como Tel Aviv, según autoridades israelíes.
La eficacia de la Cúpula de Hierro se mantiene en evaluación constante, dado el volumen y la intensidad de los recientes ataques. Este sistema de defensa intercepta proyectiles en el aire, pero el presente conflicto pone de relieve tanto sus capacidades como sus posibles limitaciones en escenarios de ataques masivos y coordinados.
La Cúpula de Hierro es un avanzado mecanismo de defensa, equipado con radares diseñados para identificar y neutralizar cohetes de corto alcance. Este sistema, producto de la colaboración entre Raytheon, empresa de defensa estadounidense, y Rafael Defense Systems de Israel, comprende varias baterías, cada una con tres o cuatro lanzadores y 20 misiles. Al detectar un cohete, el sistema evalúa su trayectoria. Si se pronostica un impacto en áreas habitadas, se activa un misil interceptor. Contrariamente, si la trayectoria termina en zonas deshabitadas o marítimas, no se realiza intercepción para preservar recursos. Todas las acciones interceptivas ocurren en el espacio aéreo israelí.
Aunque el número exacto de baterías desplegadas permanece confidencial, se sabe que, desde 2021, Israel poseía 10 baterías defensivas, cada una protegiendo un área de aproximadamente 155 kilómetros cuadrados. Rafael afirma que la Cúpula de Hierro ostenta un 90 % de efectividad. No obstante, su capacidad podría verse comprometida frente a salvas intensas de cohetes, un escenario posible si Hezbolá, estimado en poseer 150.000 cohetes y misiles, se involucra en conflictos activos.
El costo por misil del sistema fluctúa entre los 40.000 y 50.000 dólares, una inversión notable respaldada por Estados Unidos, que contribuye significativamente en desarrollo y mantenimiento, especialmente durante conflictos. El presidente Joe Biden confirmó esta posición, declarando: “Estamos incrementando la ayuda militar adicional, incluyendo munición e interceptores para reabastecer la Cúpula de Hierro”. Además, anunció planes para solicitar al Congreso 14.300 millones de dólares en asistencia militar para Israel, destinando la mayoría a defensas aéreas y antimisiles.