En un suceso que desafía la lógica, la aviación militar de la Federación Rusa ha experimentado la pérdida de otra unidad de su flota de aeronaves Beriev A-50M/U Mainstay, dedicadas a la vigilancia aérea temprana mediante radar.
Informaciones emergentes, difundidas a través de un video en internet el pasado viernes, revelan los vestigios incendiados de un A-50 en el territorio de Krasnodar Krai, Rusia, proximidades al este del Mar de Azov.
La localización del siniestro, situada a no menos de 120 millas del frente bélico en el sur de Ucrania, sugiere la posibilidad de que esta aeronave de cuatro motores, con capacidad para 15 tripulantes, haya enfrentado una avería mecánica o sufrido un ataque durante su operación cercana al frente, intentando retornar a su base en Krasnodar antes de su catastrófica falla.
Añadiendo complejidad al asunto, el comando aéreo de Ucrania ha declarado ser los artífices del derribo del A-50, gracias al apoyo de la inteligencia de Kiev.
Este incidente marca un severo revés para la ya comprometida fuerza aérea rusa, que ha visto la destrucción de nueve de sus aeronaves más valiosas en el transcurso de un mes, principalmente a manos de los misiles tierra-aire de largo alcance ucranianos, destacando entre ellos los sistemas Patriot PAC-2 estadounidenses. Este conteo incluye otro A-50 abatido sobre el Mar de Azov en enero.
Impacto en la flota aérea rusa: Pérdidas recientes
Anterior a esta pérdida, la fuerza aérea rusa contabilizaba nueve A-50M/UU en su versión modernizada. Actualmente, su arsenal se ha visto reducido a siete unidades, con una fracción de estas operativa en cualquier momento dado.
Los A-50 cumplen roles críticos en el conflicto bélico que Rusia mantiene contra Ucrania desde hace dos años, facilitando la detección de lanzamientos de misiles y la retransmisión de comunicaciones radiales desde el frente hasta los centros de mando, ubicados a centenares de kilómetros de distancia.
En las fases iniciales de su confrontación abierta con Ucrania, Rusia posicionó sus A-50 tanto al norte como al sur de las regiones ucranianas no ocupadas, procurando mantenerse fuera del alcance efectivo de las baterías antiaéreas S-300 ucranianas, las cuales poseen un radio de acción de hasta 75 millas.
Sin embargo, con el transcurrir del tiempo, las tácticas rusas se inclinaron hacia una mayor osadía. “Hay una posibilidad real de que Rusia asuma mayores riesgos al operar los Mainstay más cerca de la línea del frente”, indicaba un informe del Ministerio de Defensa británico en noviembre.
Esta estrategia resultó contraproducente cuando la aviación ucraniana puso en acción las tres baterías Patriot recibidas de Alemania y Estados Unidos, cuyo alcance de 90 millas representa una amenaza directa a cualquier A-50 que se aventure sobre el mar de Azov.
La respuesta de Rusia a las pérdidas aéreas
La primera destrucción de un A-50 provocó un cambio táctico notable en las operaciones rusas, optando por reubicar sus vuelos de vigilancia A-50 hacia rutas terrestres cercanas a Krasnodar, evitando las áreas más expuestas sobre el mar.
Esta adaptación, señalada por el ministerio de defensa británico, refleja una clara reducción en la disposición al riesgo por parte de Rusia. No obstante, esta cautela no fue suficiente para prevenir la pérdida de un segundo A-50.
Más allá del impacto material, la pérdida de 15 tripulantes experimentados resalta una vulnerabilidad crítica en las operaciones aéreas rusas. La capacidad para ejecutar misiones esenciales se ve comprometida por la escasez de pilotos con la experiencia requerida, según un análisis de Jack Watling y Nick Reynolds para el Royal United Services Institute de Londres.
Retos en la recuperación de capacidades aerotransportadas
En respuesta a estas adversidades, la industria de defensa rusa se encuentra en un esfuerzo intensivo por modernizar y reemplazar el A-50 perdido.
A pesar de los costos elevados, potencialmente ascendiendo a cientos de millones de dólares, esta medida es crucial para restaurar la capacidad rusa de dominio aéreo sobre el sur de Ucrania. Sin embargo, la efectividad de la fuerza aérea ucraniana en neutralizar las aeronaves de élite rusas podría estar alcanzando su límite.
A cuatro meses de la iniciativa de los republicanos pro-rusos de obstruir la asistencia estadounidense a Ucrania, las reservas de sistemas Patriot en Ucrania se encuentran en declive, acercándose a niveles críticos, de acuerdo con Anton Gerashchenko, exasesor del Ministerio del Interior ucraniano.
Este panorama sugiere un desafío inminente para la sostenibilidad de la defensa aérea ucraniana frente a la avanzada tecnológica militar rusa.