En 1988, una fotografía icónica capturó al capitán Dale “Snort” Snodgrass, oficial ejecutivo del VF-33 Starfighters, ejecutando una maniobra de riesgo y destreza en el portaaviones USS America. Esta acción, conocida como “banana pass”, mostró al mundo la impresionante potencia y precisión de los cazas a reacción.
La imagen, que se convirtió en un clásico instantáneo para los entusiastas de la aviación militar, retrata a Snort al mando de un Grumman F-14 Tomcat, el formidable caza interceptor de la Marina de los EE. UU. durante la tensa segunda mitad de la Guerra Fría.
El Tomcat, un legado de las lecciones aprendidas en los cielos de Vietnam, nació de la necesidad de superar las limitaciones de su predecesor, el F-4 Phantom. Diseñado para interceptar y aniquilar misiles dirigidos contra los imponentes portaaviones y para dominar en combate aéreo, el F-14 destacaba por sus innovadoras alas barridas, capaces de propulsarlo a velocidades de Mach-2.4, manteniendo al mismo tiempo un control exquisito en las bajas velocidades críticas para las operaciones en portaaviones.
En el turbulento escenario de combate aéreo, donde el F-4 Phantom había demostrado cierta torpeza frente a los ágiles MiG soviéticos, el Tomcat se erigió como una respuesta contundente. Los empates frustrantes y los fallos de los primeros misiles en Vietnam llevaron a la Marina a una decisión crucial: equipar al F-14 con un cañón. Frente a la falibilidad de la alta tecnología, las balas “de toda la vida” ofrecían una solución letal y fiable.
Pero el F-14 no se limitaba al combate aéreo y la interceptación. Su versatilidad se extendía al armamento aire-tierra, con la capacidad de portar cohetes y bombas. En las operaciones Libertad Duradera y Libertad Iraquí, el Tomcat demostró su capacidad letal, atacando objetivos con JDAM, y reafirmando su lugar en la historia militar.
La fotografía del F-14 Tomcat, capturando el momento en que se eleva majestuosamente al lado del portaaviones USS America, es una proeza visual que destaca la capacidad técnica y la audacia de este avión. Dale “Snort” Snodgrass, un piloto con una habilidad casi mítica, realizó una maniobra que combinaba precisión y peligro, elevándose en una postura casi vertical al pasar por la popa del buque, un acto que solo puede ser descrito como un baile mortal con la gravedad.
Snodgrass, en su destreza sin par, afirmaba que la maniobra no era arriesgada con la práctica adecuada. Sin embargo, esto no disminuye la realidad de los peligros inherentes. Al inclinar el avión, el vector de sustentación se desvía de su orientación vertical, una condición que, sin una compensación precisa, podría llevar a una caída catastrófica. Para mantener la altitud, Snodgrass tenía que ajustar el stick con una precisión quirúrgica, especialmente a un ángulo de inclinación tan extremo como 85 grados, lo que requería una fuerza considerable.
Este dominio del vuelo no era casualidad. Snodgrass, que había sido el primer aviador naval en clasificarse en el F-14 Tomcat, y reconocido tanto por la Marina como por Grumman por sus habilidades excepcionales, conocía cada matiz de su aeronave y sus límites. Su experiencia y pericia lo distinguieron como un maestro en su campo.
Después de su carrera en la Marina, Snodgrass continuó volando, dominando una variedad de aviones de guerra y deleitando a multitudes en exhibiciones aéreas. Trágicamente, su vida terminó en un accidente en 2021, pero su legado como un aviador de renombre sigue vivo, inmortalizado en esta fotografía espectacular, un testimonio de su destreza y valentía.