Los portaaviones, verdaderas metrópolis marítimas, encabezan la jerarquía del poder naval. Estos colosos no solo son una manifestación de fuerza, sino también instrumentos cruciales de la política exterior.
Actualmente, la Armada de EE. UU. cuenta con una flota de 11 portaaviones nucleares, compuesta por diez de la clase Nimitz y uno de la clase Ford. Este número no es casual: una normativa legal exige mantener al menos 11 de estos gigantes en operación constante. Esta cifra ha experimentado variaciones históricas, descendiendo incluso a 10, pero siempre ajustándose a los requerimientos legales.
Esta legislación no implica que los 11 navíos deban surcar los mares simultáneamente. La intención detrás de esta ley es garantizar que Estados Unidos mantenga una capacidad de proyección de poder mediante portaaviones, capaz de atender múltiples teatros operativos a la vez.
Portaaviones: Punta de lanza en la respuesta militar
En el escenario global, donde EE. UU. frecuentemente enfrenta diversas crisis, los portaaviones suelen ser la punta de lanza en las respuestas militares. Este enfoque se reflejó en el plan de la Armada de 2016 para ampliar su flota a 355 buques, incluyendo 12 portaaviones. Sin embargo, esta estrategia ha evolucionado, dando lugar a debates sobre la estructura ideal de la flota, con propuestas que varían entre 8 y 12 portaaviones nucleares.
Dado el mandato legal de mantener 11 portaaviones, una reducción en su número implicaría la incorporación de portaaviones ligeros para cumplir con la cuota. La construcción de un portaaviones, una tarea monumental, requiere años de planificación y coordinación entre numerosos proveedores a lo largo de Estados Unidos, especialmente en Virginia, donde se ha concentrado su construcción durante los últimos 60 años.
Innovación y eficiencia: La Clase Ford
La clase Ford representa el futuro de los portaaviones en la Armada estadounidense. Esta clase introduce el revolucionario sistema electromagnético de lanzamiento de aeronaves (EMALS), una tecnología clave para el combate moderno, permitiendo lanzamientos más rápidos y eficientes.
Los portaaviones Ford no solo ofrecen capacidades operativas mejoradas, sino también una mayor eficiencia y costos operativos reducidos. Requieren menos personal y, a lo largo de su vida útil de 50 años, se espera que generen un ahorro de 4.000 millones de dólares en comparación con la clase Nimitz.
A partir de 2024, la Armada ha programado la construcción de cuatro portaaviones de la clase Ford, marcando así un nuevo capítulo en la historia de la supremacía naval estadounidense.