El caza Tempest de la RAF incorpora inteligencia artificial, drones aliados y motores adaptativos para liderar la nueva generación de guerra aérea.
Tempest combina tecnología avanzada y diseño táctico disruptivo
El Tempest se perfila como el nuevo estandarte de la Royal Air Force (RAF) para la guerra aérea del futuro. El desarrollo de este caza de sexta generación cuenta con la participación de empresas como BAE Systems y Rolls-Royce, que han integrado tecnologías emergentes como inteligencia artificial y sistemas autónomos. El proyecto tiene previsto entrar en servicio en 2035 y busca competir directamente con modelos como el F-47 estadounidense y el MiG-41 ruso.
A diferencia de aeronaves convencionales, la cabina del Tempest elimina los paneles físicos tradicionales. En su lugar, los pilotos utilizarán una interfaz proyectada en cascos con realidad aumentada y virtual. Este sistema, desarrollado por BAE Systems, introduce controles visuales interactivos, lo que permite una personalización total en función de las necesidades del piloto y del escenario operativo.
Uno de los pilares clave del Tempest es su capacidad furtiva. El avión podrá operar fuera del alcance de los radares enemigos mientras coordina acciones con drones conocidos como “leales compañeros”. Estas aeronaves auxiliares pueden asumir funciones de ataque, reconocimiento o guerra electrónica. Además, el Tempest funcionará conectado a una “nube de combate” que recopila y analiza información en tiempo real para reaccionar más rápido que el adversario.
Otro elemento esencial en la configuración del Tempest es su motor adaptativo, desarrollado por Rolls-Royce. Este propulsor de ciclo variable no solo le permitirá alcanzar velocidades cercanas a Mach 2, sino que también generará grandes cantidades de electricidad. Esto resulta clave para alimentar armas de energía dirigida, como el sistema láser DragonFire, que el Reino Unido planea implementar antes de 2027, aunque aún no se ha confirmado su integración directa al Tempest.

Características clave del Tempest según estándares de sexta generación
- Entrada en servicio: Prevista para 2035.
- Cabina sin paneles físicos: Controlada por realidad aumentada en cascos.
- Velocidad estimada: Cercana a Mach 2 con motores Rolls-Royce adaptativos.
- Armas futuras: Compatible con láseres como DragonFire.
- Colaboración internacional: Reino Unido, Japón, Italia y Suecia.
- Producción avanzada: Fuselajes ensamblados por robots automatizados.
- Alcance operativo: Más de 2,000 millas náuticas.
- Altitud máxima: Superior a los 50,000 pies.
El armamento y los drones refuerzan la versatilidad táctica
La capacidad de combate del Tempest se ampliará con misiles Meteor aire-aire y SPEAR superficie-aire, diseñados para alcanzar objetivos con precisión a larga distancia. Aunque todavía no se ha definido si el avión incluirá un cañón integrado, su sistema de armas se complementará con los “leales compañeros”, que pueden servir como plataformas ofensivas o defensivas adicionales.
Estos drones auxiliares, que operarán en diferentes configuraciones —tripulados, no tripulados y opcionalmente tripulados—, facilitarán al Tempest adaptarse a diversas misiones. Desde combates aire-aire hasta incursiones profundas en territorio enemigo, el avión podrá distribuir tareas entre sus sistemas autónomos y aliados.
El sistema de sensores del Tempest permitirá mantener una conciencia situacional constante. Esta red de detección trabajará en sincronía con la “nube de combate” para proporcionar inteligencia precisa al piloto y tomar decisiones de manera casi instantánea, apoyada por inteligencia artificial.
Gracias a su diseño modular y a su arquitectura digital, el Tempest podrá actualizar sus capacidades sin rediseñar la plataforma completa. Esta adaptabilidad será esencial para mantener la relevancia del caza ante amenazas emergentes y cambios en el escenario bélico global.
Colaboración internacional impulsa el programa GCAP

Desde su inicio en 2018, el proyecto Tempest ha evolucionado significativamente. En 2022, el programa británico Future Combat Air System (FCAS) se unificó con el F-X japonés y dio origen al Global Combat Air Programme (GCAP). Esta alianza estratégica también cuenta con la participación de Italia y Suecia.
La cooperación internacional ha fortalecido el desarrollo tecnológico, permitiendo la integración de experiencias y recursos de empresas como Leonardo y Mitsubishi Heavy Industries. Este modelo de colaboración busca acelerar el progreso frente a competidores como el F-47 estadounidense, ya en fase de prueba desde hace varios años.
El primer demostrador del Tempest tiene programado su vuelo para 2028. Esta versión experimental servirá para validar tecnologías clave antes de avanzar hacia la producción en serie, lo que marca un cronograma ambicioso en el contexto de la competencia global por el dominio aéreo de sexta generación.
Mientras tanto, el proyecto estadounidense NGAD ya ha mostrado avances concretos con el F-47. Sin embargo, el enfoque cooperativo del Tempest pretende ofrecer ventajas sostenibles a largo plazo mediante innovación compartida y desarrollo tecnológico colectivo.
Producción automatizada busca reducir costos y acelerar plazos
La estrategia de producción del Tempest incluye técnicas de fabricación avanzadas implementadas por BAE Systems. Se han incorporado robots industriales de origen automotriz para ensamblar fuselajes, lo que disminuye los tiempos de producción y los costos operativos.
El presupuesto actual del programa asciende a £12 mil millones, con expectativas de mantenerse competitivo frente a modelos como el F-47, cuyo costo por unidad se estima en más de $300 millones. Esta diferencia de costos podría ofrecer una ventaja significativa al momento de escalar la producción.
Además del ahorro económico, la automatización permite mantener estándares de calidad uniformes y acelerar la disponibilidad operativa del avión. El diseño del Tempest, con una envergadura de 14 metros y un perfil aerodinámico enfocado en la furtividad, está optimizado para misiones de alta altitud y largo alcance.
La combinación de eficiencia industrial, capacidades tácticas avanzadas y colaboración internacional posiciona al Tempest como uno de los proyectos más ambiciosos y disruptivos en el panorama de la aviación militar actual.