El conflicto bélico iniciado por Rusia contra Ucrania ha presentado un dilema inédito para la comunidad internacional. Por primera vez en varias décadas, Europa es escenario de una guerra intensa entre potencias mundiales.
La OTAN no participa de forma directa en el conflicto, pero su influencia es crucial en el mantenimiento del esfuerzo defensivo ucraniano frente a la agresión rusa.
Aunque Rusia está implicada directamente en el enfrentamiento, desde el inicio del conflicto, los líderes de Moscú han sido conscientes de que la resistencia ucraniana representa un desafío, al enfrentarse, en esencia, a las fuerzas de la OTAN, especialmente a las de Estados Unidos, en el territorio ucraniano.
El dominio del espacio aéreo es un elemento esencial en la guerra moderna. No obstante, a pesar de contar con una fuerza aérea más avanzada y numerosa que la de Ucrania, el poder aéreo ruso no ha conseguido establecer el control total en los cielos.
Contrario a lo que afirman algunos medios de comunicación occidentales, las fuerzas rusas continúan ejecutando operaciones aéreas. Sin embargo, estas fuerzas han experimentado un desgaste considerable, con un aumento en la presión sobre el equipo y la pérdida de pilotos altamente capacitados.
A pesar de estos desafíos, la estructura militar de Rusia tiene la capacidad de sostener el ritmo operacional elevado que exige la guerra, y aún es capaz de llevar a cabo ataques aéreos de forma regular.
Desde el inicio del conflicto, la campaña aérea rusa ha enfrentado el mismo tipo de pérdidas significativas que han caracterizado el desarrollo de las operaciones terrestres. Ante la necesidad de mantener una campaña aérea que les otorgue superioridad sobre Ucrania, los rusos han implementado estrategias claves que buscan incrementar la efectividad de sus operaciones aéreas.
Rusia recurre a drones y armamento menos avanzado en su estrategia militar
Para iniciar su ofensiva, Rusia ha implementado el uso de drones y municiones de defensa aérea. En este contexto, Moscú ha adquirido drones Shahed de Irán, cuyo propósito es saturar las defensas aéreas ucranianas mediante un gran volumen de armamento, en lugar de depender de tecnologías avanzadas.
Sin embargo, esta táctica presenta un inconveniente, ya que a menudo implica el uso de municiones que son menos precisas y efectivas, debido a la falta de sistemas de misiles más sofisticados. Adicionalmente, Rusia está recibiendo una cantidad significativa de armamento menos avanzado de Corea del Norte, aunque este es numeroso.
El continuo uso de aviones de combate, en su mayoría de diseño antiguo y muchos de ellos provenientes de la era soviética, revela que Rusia está acelerando el deterioro de estos sistemas por el desgaste constante y las prácticas de mantenimiento inadecuadas. De hecho, existen informes que indican que las Fuerzas Aeroespaciales Rusas han reducido el número de misiones en el espacio aéreo en disputa de Ucrania, en comparación con el inicio del conflicto.
No obstante, es importante considerar que las causas de esta disminución no necesariamente implican que los rusos estén perdiendo la guerra, como afirma la continua propaganda occidental. Es posible que simplemente se estén adaptando de manera más astuta y eficiente al entorno de conflicto en torno a Ucrania.
Comandantes rusos optan por proteger su flota aérea ante el conflicto
Los líderes de las Fuerzas Aeroespaciales Rusas están interesados en conservar la integridad de sus fuselajes. Para mitigar la reducción en las tasas de misiones sobre Ucrania, han comenzado a utilizar drones y municiones de largo alcance como alternativas. A pesar de las significativas pérdidas sufridas, la Fuerza Aérea Rusa se mantiene operativa, ya que ha evolucionado para desempeñar un papel más enfocado en el apoyo a las operaciones terrestres. En otras palabras, la Fuerza Aérea Ucraniana ya no representa una amenaza tan considerable para la aviación rusa como lo hacía al inicio del conflicto.
Otro desafío que enfrenta la Fuerza Aérea Rusa es la necesidad de redistribuir a personal de aviación en funciones de infantería dentro de Ucrania, lo que ha complicado su capacidad para realizar ataques significativos en el país.
Numerosos analistas occidentales han reconocido acertadamente la efectividad de las defensas aéreas proporcionadas por la OTAN contra la aviación rusa. Sin embargo, pocos admiten que la Fuerza Aérea Rusa sigue activa en la contienda, e incluso ha logrado destruir esos avanzados sistemas de defensa aérea ucranianos utilizando municiones de largo alcance, lo que permite proteger mejor sus aeronaves.
Más allá de lo mencionado, es importante señalar que esas sofisticadas defensas aéreas entregadas por Occidente están disminuyendo en efectividad, en gran medida debido a la utilización de municiones de distancia por parte de Rusia, y actualmente no hay suficientes reemplazos para los sistemas de defensa aérea que han sido destruidos en el conflicto.
Occidente suministra cazas F-16 a Ucrania, pero no logran frenar a Rusia
Los gobiernos occidentales han proporcionado a Ucrania viejos cazas F-16; sin embargo, un número limitado de estos sistemas, posiblemente operados por pilotos ucranianos con entrenamiento deficiente en su manejo, no logra (y no ha logrado) evitar que la Fuerza Aérea Rusa siga siendo un factor efectivo en los cielos hostiles de Ucrania.
A pesar de algunas carencias, la base industrial de defensa rusa avanza a un ritmo que muchos en Occidente consideraban poco probable. Así, la industria de defensa de Rusia se adapta de manera más efectiva a la situación en Ucrania en comparación con su contraparte occidental.
Si bien las defensas aéreas ucranianas continúan siendo efectivas para derribar aviones rusos dentro de su alcance, Rusia se está reabasteciendo adecuadamente, lo que le permite continuar atacando posiciones ucranianas en la línea del frente. Muchos analistas occidentales han elogiado de manera constante a Ucrania, lo que ha llevado a una falta de objetividad en su análisis.
Rusia mantiene la capacidad de producir fuselajes de la era soviética a un ritmo elevado y, además, utiliza municiones de separación y drones de fabricación iraní para debilitar las líneas ucranianas, evitando que sus aviones se acerquen demasiado a las defensas aéreas de Ucrania. Este enfoque puede sostenerse durante un periodo prolongado, mucho más allá del tiempo que las fuerzas de Kiev puedan resistir.
La Fuerza Aérea Rusa continúa llevando a cabo su campaña aérea, la cual, en su mayoría, ha sido efectiva contra Ucrania. Lamentablemente, los ucranianos solo pueden resistir durante un tiempo limitado antes de que incluso las defensas aéreas proporcionadas por Occidente sean destruidas y las posiciones a lo largo del frente sean vulneradas. Esta es la esencia de la guerra de desgaste que ha adoptado Rusia: no es rápida ni espectacular, pero cumple su propósito para Moscú.