El F-35 es un proyecto global con componentes de múltiples países aliados. Reino Unido, Italia, Japón y otros aportan tecnología clave, aunque su producción enfrenta desafíos políticos y comerciales.
El papel del Reino Unido en el desarrollo del F-35
El Reino Unido es el único socio de nivel 1 en el programa F-35, lo que resalta su papel clave en la fabricación del caza. Empresas británicas como BAE Systems aportan entre el 13% y el 15% de cada unidad, excluyendo el sistema de propulsión.
Entre sus contribuciones más relevantes, BAE Systems fabrica el fuselaje trasero de las tres variantes del F-35: el F-35A (despegue y aterrizaje convencionales), el F-35B (despegue corto y aterrizaje vertical) y el F-35C (operaciones en portaaviones). También desarrolla software para la cabina y el sistema de gestión de combustible.
Rolls-Royce juega un papel esencial en la variante F-35B, proporcionando el sistema de elevación que permite su operación en la Royal Navy y la Royal Air Force. Martin-Baker, por su parte, suministra los asientos eyectables para todas las versiones del caza.

Componentes clave fabricados en el Reino Unido
- Sistema de elevación (F-35B): Rolls-Royce
- Código de software: BAE Systems
- Asiento eyectable: Martin-Baker
- Fuselaje trasero: BAE Systems
Más de 100 proveedores británicos contribuyen al programa, incluyendo SELEX (sistemas electrónicos), Cobham (tecnología de reabastecimiento) y Ultra Electronics (sistemas de actuación). Esta participación resalta el compromiso del Reino Unido con la interoperabilidad del F-35 dentro de la OTAN.
Participación de otros países en el programa F-35
El F-35 es un esfuerzo multinacional que involucra a Australia, Canadá, Dinamarca, Italia, Noruega, Países Bajos, Japón y otros aliados. Mientras algunos países solo fabrican componentes, Italia y Japón ensamblan sus propias unidades.
La planta de Cameri, Italia, produce F-35A y F-35B, asegurando que cumplan con los estándares operativos exigidos. En Japón, las instalaciones de Nagoya ensamblan el F-35A, fortaleciendo su capacidad defensiva ante amenazas regionales.
Hasta 2020, Turquía fabricaba partes del fuselaje y trenes de aterrizaje, pero fue expulsada del programa tras la compra del sistema antiaéreo ruso S-400, lo que generó preocupaciones de seguridad en EE. UU. A pesar de esto, los aviones ensamblados antes de su salida aún incluyen piezas de fabricación turca.

Noruega aporta partes del ala, Canadá suministra sistemas electrónicos y Australia produce materiales compuestos. En conjunto, estos países contribuyen a las 300.000 piezas que conforman un F-35.
Impacto de las decisiones políticas y disputas comerciales
El programa F-35 enfrenta desafíos debido a la presencia de componentes chinos en la cadena de suministro. El Departamento de Defensa de EE. UU. ha mostrado preocupación por el uso de imanes de tierras raras y otros elementos electrónicos de origen chino.
Las tensiones geopolíticas también han afectado la producción. En 2024, los Países Bajos prohibieron la exportación de piezas del F-35 a Israel debido a la guerra en Gaza. Mientras tanto, Alemania decidió fabricar sus unidades en EE. UU., aunque Rheinmetall abrió una planta en Weeze para producir fuselajes traseros.
La colaboración internacional en la fabricación del F-35

El F-35 es un avión diseñado con tecnología de múltiples países. Aunque el ensamblaje final ocurre en Fort Worth, Texas, muchas de sus partes provienen de aliados estratégicos.
El Reino Unido, con su aporte del 13%-15%, es el mayor contribuyente fuera de EE. UU., seguido por Italia y Japón, que ensamblan sus propios aviones. Otros socios, como Australia y Noruega, fabrican miles de componentes esenciales.
Más allá del hardware, el software desarrollado por BAE Systems y los asientos de Martin-Baker destacan el nivel de colaboración internacional en el programa. A pesar de la exclusión de Turquía y las restricciones políticas, el F-35 sigue siendo un símbolo de cooperación aliada en el ámbito militar.