El 5 de agosto de 2025, Lockheed Martin anunció en Huntsville, Alabama, su intención de demostrar en 2028 un interceptor espacial con capacidad para neutralizar misiles hipersónicos maniobrables. Amanda Pound, directora de Desarrollo de Programas Avanzados, afirmó que la empresa ya dispone de las capacidades necesarias para colocar un demostrador en órbita. La iniciativa forma parte del proyecto Golden Dome, que busca fortalecer la defensa antimisiles de Estados Unidos ante amenazas provenientes de China y Rusia.
El sistema podría sustentarse en una constelación orbital de interceptores diseñados para identificar, rastrear y destruir misiles antes de que alcancen sus objetivos. Pound declaró que Lockheed Martin está evaluando múltiples conceptos, incluidos láseres espaciales y satélites que operan como proyectiles cinéticos maniobrables. Según información difundida por Defense One, el objetivo es proporcionar una capacidad de interceptación en órbita frente a sistemas hipersónicos en desarrollo por potencias adversarias.
El concepto de interceptores espaciales tiene precedentes en los programas BAMBI de los años sesenta y la Iniciativa de Defensa Estratégica impulsada por Ronald Reagan en los años ochenta. Este último dio origen al programa Brilliant Pebbles, que proponía el despliegue de satélites capaces de lanzar pequeños interceptores contra misiles estratégicos. Cancelado en 1994, el programa ha recuperado relevancia debido a los recientes avances en armamento hipersónico, algunos de los cuales han sido utilizados en combate por Rusia, aunque ciertos misiles fueron interceptados.
El proyecto Golden Dome se enmarca en un escenario internacional que ha incrementado la complejidad de las amenazas con misiles. A pesar de las discusiones sobre su viabilidad técnica y financiera, existe consenso sobre la necesidad de ampliar las capacidades defensivas de Estados Unidos. Lockheed Martin, formada tras la fusión de Lockheed Corporation y Martin Marietta en 1995, conserva vínculos técnicos con el legado del programa Brilliant Pebbles. Actualmente, compite con SpaceX, cuyo modelo de producción y lanzamiento masivo de satélites presenta ventajas de costos, aunque su participación en el programa no cuenta con respaldo total dentro del Ejecutivo.
La empresa ha adoptado una estrategia que abarca sistemas complementarios de defensa antimisiles, como radares terrestres, satélites de detección infrarroja y misiles lanzados desde distintas plataformas. Estos componentes, incluidos THAAD, PAC-3 y futuros interceptores, podrían operar interconectados para formar un escudo defensivo coherente. Lockheed Martin trabaja en nuevos sistemas de comando y control para garantizar la interoperabilidad técnica entre sus diferentes elementos.
Además, la compañía inauguró una instalación destinada al desarrollo de prototipos digitales con el fin de evaluar virtualmente conceptos espaciales de defensa antimisiles. Esta iniciativa busca acelerar la integración de tecnologías emergentes propuestas por otras empresas del sector. Amanda Pound señaló que la envergadura del programa impide que sea adjudicado a un solo contratista, por lo que Lockheed Martin contempla un modelo colaborativo con múltiples integradores principales y subcontratistas. Afirmó que la empresa está preparada para asumir su rol en un ecosistema industrial compartido.
El nuevo interceptor representa la continuidad de intentos anteriores por crear defensas espaciales frente a misiles avanzados. Aunque aún no se ha definido la arquitectura final del sistema, la ejecución del proyecto dependerá de un enfoque tecnológico múltiple que combine distintas plataformas, capacidades orbitales y cooperación interempresarial para satisfacer los requerimientos del Departamento de Defensa de los Estados Unidos.