El programa F-35 de Canadá enfrenta un aumento de costos a $27.700 millones, retrasos en infraestructura y escasez de pilotos, lo que impulsa la búsqueda de alternativas.
Programa F-35 de Canadá enfrenta sobrecostos y retrasos
El plan de Canadá para adquirir 88 aviones de combate F-35 de Lockheed Martin ha enfrentado un aumento significativo de costos, alcanzando los $27.700 millones, un incremento de casi el 50% respecto a la estimación inicial de $19.000 millones anunciada en 2022. Este sobrecosto, reportado por la Auditoría general de Canadá en junio de 2025, se atribuye a factores como la inflación global, fluctuaciones en el tipo de cambio y una mayor demanda de municiones. Además, se requieren $5.500 millones adicionales para infraestructura y armamento, lo que eleva el costo total proyectado a más de $33.200 millones. Estos fondos son necesarios para alcanzar la plena capacidad operativa de la flota, que reemplazará a los obsoletos CF-18 Hornet entre 2025 y 2032.
La construcción de bases en Cold Lake, Alberta, y Bagotville, Quebec, esenciales para albergar los F-35, lleva más de tres años de retraso. Este desfase podría postergar la integración de los aviones en la Real Fuerza Aérea Canadiense. La entrega de los primeros 12 F-35 está programada para 2026, con ocho destinados a la base de Luke Air Force Base en Arizona para entrenamiento de pilotos, mientras que los 80 restantes llegarán a Canadá entre 2028 y 2032. Sin embargo, la falta de infraestructura adecuada amenaza estos plazos.
La escasez de pilotos capacitados representa otro obstáculo crítico. El F-35, con sus sistemas avanzados, requiere una formación extensa, y la actual capacidad de entrenamiento de Canadá no satisface la demanda proyectada.
Datos clave sobre el programa F-35 y alternativas
- Costo actual del F-35: $27.700 millones para 88 aviones, con $5.500 millones adicionales para infraestructura y armas.
- Retrasos en infraestructura: Bases en Cold Lake y Bagotville presentan atrasos de más de tres años.
- Escasez de pilotos: La formación para el F-35 es intensiva, y Canadá enfrenta déficits en personal calificado.
- Alternativa Gripen: El Saab Gripen E ofrece costos de ciclo de vida un 60% menores y capacidad de operación en aeródromos remotos.
- Alternativa Rafale: El Dassault Rafale francés, probado en combate, permite fabricación local y menor dependencia de EE. UU.
- KF-21 Boramae: El caza surcoreano, con un costo de desarrollo de $6.600 millones, emerge como opción de bajo costo.
El F-35 Lightning II es un caza furtivo de quinta generación, equipado con el radar AN/APG-81 de barrido electrónico activo, que permite rastrear múltiples objetivos a largas distancias. Su fusión de sensores integra datos de radar, infrarrojos y fuentes externas, y proporciona una visión completa del campo de batalla. Con una velocidad máxima de Mach 1,6 y un alcance de 1.350 millas, el F-35 puede llevar misiles AIM-120 AMRAAM y bombas guiadas JDAM en bahías internas para mantener su sigilo. Estas capacidades lo convierten en un activo clave para la defensa del Ártico canadiense, donde las actividades de Rusia y China han aumentado.
Sin embargo, la dependencia de la infraestructura estadounidense para mantenimiento y actualizaciones de software genera preocupaciones sobre la autonomía operativa de Canadá. La falta de acceso al código fuente del F-35, con más de 8 millones de líneas de programación, limita el control de Canadá sobre su flota. Este factor, combinado con los sobrecostos, ha llevado a Ottawa a explorar alternativas europeas, como el Saab Gripen E y el Dassault Rafale, que ofrecen mayor independencia y beneficios industriales.
Alternativas al F-35: Gripen, Rafale y KF-21 Boramae
El Saab Gripen E, un caza de cuarta generación plus, es una opción destacada. Con un motor General Electric F414, alcanza Mach 2 y tiene un alcance de 1.000 millas. Su diseño modular facilita actualizaciones rápidas, y su suite de guerra electrónica incluye inhibidores avanzados. El Gripen puede operar desde aeródromos austeros, lo que es ideal para las regiones remotas de Canadá. Saab ha ofrecido ensamblar el avión en Canadá y transferir propiedad intelectual, lo que permite mantenimiento local. Según un análisis de 2024 de Jane’s, los costos de ciclo de vida del Gripen son un 60% más bajos que los del F-35.
El Dassault Rafale, utilizado por Francia en conflictos como Libia y Siria, es otra alternativa viable. Equipado con el radar Thales RBE2 y armas como el misil SCALP, el Rafale alcanza Mach 1,8 y tiene un alcance de 1.150 millas. Aunque carece de sigilo completo, su rendimiento probado en combate y la disposición de Francia para compartir tecnología lo hacen atractivo. Un acuerdo con Dassault podría impulsar la industria aeroespacial canadiense, un objetivo prioritario para el gobierno.
El KF-21 Boramae, desarrollado por Corea del Sur, emerge como una opción de bajo costo. Con un costo de desarrollo de $6.600 millones, ofrece sensores avanzados y conectividad, aunque no iguala el sigilo del F-35. Su precio competitivo y capacidades de cuarta generación plus lo posicionan como una alternativa viable, especialmente tras el acuerdo de India por 26 Rafale por $7.400 millones en 2024, que destaca la demanda global por cazas asequibles.
Contexto histórico y desafíos globales
La modernización de la fuerza aérea canadiense ha enfrentado obstáculos recurrentes. Los CF-18 Hornet, adquiridos en la década de 1980, reemplazaron al CF-104 Starfighter tras debates similares sobre costos y capacidades. Los Hornets han participado en operaciones como la Guerra del Golfo de 1991, misiones de la OTAN en los Balcanes y Libia, pero su antigüedad los hace inadecuados frente a cazas modernos como el Su-57 ruso o el J-20 chino. La indecisión sobre el F-35 en la década de 2000, con cancelaciones y reevaluaciones, retrasó el reemplazo de los CF-18, un patrón que podría repetirse.
A nivel global, el F-35 ha enfrentado críticas por sus costos. Australia ha lidiado con altos gastos de mantenimiento, pero valora su capacidad en el Indo-Pacífico. Noruega ha invertido en infraestructura para integrar el F-35, utilizándolo para patrullar cerca del espacio aéreo ruso. En contraste, Alemania optó por el F-35 tras un largo debate, mientras que Suiza lo seleccionó sobre el Rafale y el Gripen en 2021.
El contexto geopolítico complica la decisión de Canadá. Las tensiones con Estados Unidos, agravadas por propuestas como el sistema de defensa Golden Dome, que costaría a Canadá $61.000 millones, han intensificado los llamados a diversificar las asociaciones de defensa. La interoperabilidad del F-35 con aliados de la OTAN, demostrada en ejercicios como Arctic Defender, es una ventaja, pero cazas europeos como el Gripen y el Rafale han operado con éxito en misiones de la alianza, como las de Suecia y Francia.
La inflación global y el debilitamiento del dólar canadiense frente al dólar estadounidense han exacerbado los sobrecostos del F-35. Las interrupciones en la cadena de suministro, observadas también en el programa de Australia, han elevado los gastos en infraestructura y armamento. Mientras tanto, el desarrollo de alternativas como el KF-21 Boramae y la demanda de cazas asequibles, como el Rafale, indican un cambio en las prioridades de defensa global hacia soluciones rentables.