Los cambios en la doctrina nuclear rusa, anunciados inicialmente en septiembre, se formalizaron recientemente con un decreto que ha causado preocupación global. Este ajuste reduce el umbral para el uso del mayor arsenal de armas atómicas del mundo.
La firma del documento por el presidente Vladimir Putin ocurrió mil días después del inicio de la invasión a gran escala de Ucrania. Coincide con la eliminación, por parte de la administración Biden, de las restricciones para que Kiev utilice el sistema ATACMS dentro del territorio ruso.
Hans Kristensen, director del proyecto de información nuclear de la Federación de Científicos Estadounidenses (FAS), expresó sorpresa por el nivel de detalle en el documento. “Los escenarios descritos van mucho más allá de lo que hemos visto en otras naciones con armas nucleares”, declaró a Newsweek.
La eliminación de las restricciones al uso de los ATACMS fue solicitada por Ucrania durante mucho tiempo. Al respecto, el Kremlin había advertido que cualquier medida de este tipo sería percibida como una participación directa de la OTAN, calificando el conflicto como una guerra por poderes con la alianza.
El decreto de Putin, que pretende disuadir a los aliados de Ucrania de continuar con el apoyo militar, se produce mientras Donald Trump busca regresar a la Casa Blanca criticando la ayuda estadounidense y asegurando que puede finalizar la guerra.
Mark Episkopos, investigador del Programa Eurasia del Instituto Quincy, señaló que la medida parece una represalia simbólica rusa. “Esto no significa que no estén considerando formas más concretas de respuesta”, comentó a Newsweek.
La actualización incluye 26 párrafos, destacando cuatro cambios clave respecto a la versión de 2020: un enfoque en la confrontación directa con la OTAN y la preservación de su imagen como potencia militar.
La situación actual muestra que el conflicto en Ucrania ha evolucionado más allá de una guerra convencional, convirtiéndose en una interacción compleja de estrategias comunicativas y disuasión nuclear. Rusia intenta equilibrar la escalada y la moderación sin provocar consecuencias irreversibles.
La doctrina ampliada incluye agresión contra aliados del Estado de la Unión
La doctrina nuclear actualizada de Rusia ahora contempla como motivo de respuesta la agresión contra otros miembros del Estado de la Unión, ampliando el alcance que previamente se limitaba a ataques dirigidos solo contra Rusia.
Alexander Lukashenko, presidente de Bielorrusia y el aliado más cercano de Vladimir Putin en Europa, ha permitido el despliegue de ojivas nucleares rusas en su territorio. Aunque Moscú mantiene el control sobre estas armas, su ubicación cercana a Ucrania ha generado preocupación internacional.
En septiembre, Lukashenko aludió a esta ampliación de la doctrina nuclear rusa, afirmando que “un ataque contra Bielorrusia provocará una Tercera Guerra Mundial”.
Rusia amplía criterios para el uso de armas nucleares en su doctrina
La doctrina nuclear revisada de Rusia establece condiciones más amplias para el uso de armas nucleares, añadiendo como justificación una “amenaza crítica” contra la soberanía o integridad territorial tanto de Rusia como de Bielorrusia, además de la existencia misma del Estado.
El párrafo 10 del documento especifica que cualquier agresión de un Estado perteneciente a un bloque o alianza será tratada como una agresión contra toda la coalición. Por su parte, el párrafo 11 señala que un ataque contra Rusia “y/o sus aliados” por un Estado no nuclear, con participación o apoyo de un Estado nuclear, será considerado como un ataque conjunto.
Aunque Putin evitó mencionar países específicos al explicar los cambios en septiembre, el contexto aludía claramente a Ucrania, un Estado no nuclear que recibe apoyo militar de potencias nucleares como Estados Unidos.
Hans Kristensen, experto de la Federación de Científicos Estadounidenses (FAS), cuestionó la credibilidad de esta amenaza. “El Kremlin debe convencer a Occidente de que realmente ordenaría el uso de armas nucleares en respuesta a un ataque convencional limitado que no pone en riesgo la supervivencia de Rusia ni su capacidad nuclear operativa”, explicó.
Según Kristensen, las posibles consecuencias para Rusia de una represalia nuclear podrían superar con creces cualquier daño provocado por un ataque convencional ucraniano, lo que pone en duda si Putin estaría dispuesto a asumir ese riesgo.
Rusia amplía los criterios para una respuesta nuclear en su doctrina
La doctrina actualizada de Rusia amplía los peligros militares que podrían justificar una respuesta nuclear, añadiendo la posesión de armas de destrucción masiva con potencial uso contra Rusia, ejercicios militares cercanos a sus fronteras, intentos de atacar instalaciones ambientalmente sensibles y esfuerzos por aislar parte de su territorio.
Mark Episkopos, investigador del Instituto Quincy, destacó la influencia de Vladimir Putin en estas decisiones. “La disposición de Rusia a escalar en la esfera nuclear está profundamente vinculada a la mentalidad y preferencias de un hombre: Vladimir Putin”, afirmó. Sin embargo, añadió que “hay mucho desconocimiento sobre cómo interpreta Putin el desarrollo de esta guerra y cuáles son sus líneas rojas personales”.
Rusia elimina la exclusividad de la disuasión nuclear en su doctrina revisada
La doctrina nuclear revisada de Rusia deja de considerar las armas nucleares “únicamente” como medio de disuasión, abriendo la posibilidad de su uso contra enemigos “potenciales”. Además, establece que la disuasión nuclear puede dirigirse contra Estados que ofrezcan territorio, espacio aéreo, marítimo o recursos para apoyar agresiones contra Rusia.
Aunque la actualización de la doctrina coincidió con la autorización de la administración Biden para que Ucrania utilice los misiles ATACMS en territorio ruso, el Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos declaró no tener motivos para modificar su postura nuclear.
Mark Episkopos, del Instituto Quincy, sugirió que Rusia podría interpretar esta decisión como un intento de la administración Biden por limitar las opciones de Donald Trump en caso de asumir el cargo. “Esto da a los rusos incentivos para no responder de forma contundente a la medida sobre los ATACMS”, comentó.
Por su parte, Hans Kristensen señaló que el decreto y la doctrina actualizada parecen estar diseñados principalmente para propaganda y consumo público, y advirtió que no necesariamente reflejan cambios sustanciales en la planificación nuclear rusa.