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Los drones gerbera kamikaze de Rusia amenazan las fronteras de la OTAN

15 de septiembre de 2025
Los drones gerbera kamikaze de Rusia amenazan las fronteras de la OTAN

Rusia ha introducido drones Gerbera de bajo costo que alteran drásticamente las dinámicas defensivas en Ucrania. Estos vehículos aéreos no tripulados saturan las defensas antiaéreas y generan un agotamiento estratégico prolongado en los recursos clave. En septiembre de 2025, la inteligencia militar ucraniana reveló cómo estos drones se convierten en elementos fundamentales de la estrategia aérea rusa. Ellos permiten ataques continuos y económicos que erosionan la lógica operativa y la viabilidad financiera de las defensas ucranianas. Esta asimetría económica redefine el equilibrio en una guerra de desgaste aérea.

Los drones Gerbera emergieron en operaciones a mediados de 2024 y se expandieron rápidamente hasta 2025. Su diseño evoca al Shahed-136 iraní en forma, aunque difiere en rendimiento y objetivos. Optimizados para simplicidad y producción masiva, estos drones prescinden de complejidad. Construidos con materiales no estratégicos como espuma, madera contrachapada y plásticos livianos, miden entre 2,4 y 3 metros de longitud. La envergadura oscila de 3,2 a 3,5 metros, mientras que el fuselaje vacío pesa de 25 a 35 kilogramos.

What looks like a Russian Shahed or Gerbera drone over the streets of Vilnius, Lithuania. pic.twitter.com/8wYc8yECXr

— Anton Gerashchenko (@Gerashchenko_en) July 28, 2025

El propulsor trasero impulsa estos drones con un motor de gasolina de dos tiempos o, en variantes, uno eléctrico. La velocidad de crucero varía entre 120 y 150 kilómetros por hora. La navegación depende de un piloto automático con GNSS, que integra módulos GLONASS o GPS económicos para rutas preprogramadas. Una vez en vuelo, operan de manera autónoma sin controles remotos. Esta ausencia de telemetría fortalece su discreción y resiste interferencias. El alcance efectivo abarca de 300 a 600 kilómetros, según la carga y el clima.

Ciertas versiones de Gerbera carecen de armamento y actúan como señuelos que imitan señales de radar y perfiles de vuelo de amenazas mayores. Otras incorporan ojivas explosivas pequeñas en la nariz o fuselaje, con cargas de 3 a 5 kilogramos. Estas resultan letales contra objetivos vulnerables como depósitos de combustible, antenas radar o vehículos sin blindaje. Algunas unidades recuperadas muestran ojivas de fragmentación, termobáricas o con bolas de acero para daños antipersonales. Aunque un solo dron no destruye estructuras reforzadas, los enjambres compensan esa limitación.

En un ataque coordinado, un grupo de Gerbera saturó las defensas radar ucranianas y facilitó que Shahed-136 impactaran una subestación clave cerca de Kryvyi Rih. Esta táctica ilustra cómo el volumen supera la potencia individual. La inteligencia ucraniana estima el costo unitario entre 500 y 2.000 dólares. En contraste, interceptores como IRIS-T o NASAMS cuestan decenas de miles. Esta disparidad genera un desequilibrio económico que favorece a Rusia en defensas prolongadas.

A principios de septiembre, Rusia lanzó 40 drones, incluidos Gerbera, hacia Ucrania. Las fuerzas ucranianas neutralizaron 33 con misiles occidentales. Aunque evitaron daños directos, el gasto defensivo alcanzó millones de dólares. Los comandantes rusos explotan esta asimetría para agotar reservas de misiles ucranianos y degradar redes radar mediante saturación. Más allá del impacto inmediato, esta estrategia erosiona la sostenibilidad de las defensas antiaéreas a largo plazo.

Rusia produce Gerbera en grandes volúmenes, lo que amplifica su efectividad estratégica. A diferencia del Shahed, que demanda componentes especializados y ensamblaje centralizado, estos drones se fabrican de forma descentralizada. Las evaluaciones de Kiev indican una salida mensual de 400 a 600 unidades. Fábricas estatales y talleres informales, incluso en áreas ocupadas como Luhansk y Donetsk, contribuyen a esta producción. Tecnologías como impresión 3D y electrónica comercial facilitan el escalado rápido.

Un análisis forense de un dron derribado reveló un video de un taller en Shenzhen, China. El dispositivo incluía una cámara A40 Pro de consumo y circuitos con microcontroladores de proveedores estadounidenses y europeos. Distribuidores externos y mercados en línea laxos permiten adquisiciones de componentes duales. Tales prácticas sostienen la proliferación de Gerbera pese a restricciones internacionales.

La expansión de Gerbera genera inquietudes para la OTAN más allá de Ucrania. El 10 de septiembre de 2025, variantes cruzaron el espacio aéreo polaco durante un ataque hacia Lviv. Las defensas polacas interceptaron los drones en la frontera sin incidentes mayores. Sin embargo, la incursión activó consultas de emergencia bajo el artículo 4 de la OTAN. Analistas sugieren desvíos por fallos de navegación o pruebas intencionales de respuesta aliada. Este evento establece un riesgo de intrusiones transfronterizas con drones económicos.

Países de la OTAN limítrofes con Ucrania revisan sus defensas antiaéreas ante amenazas como Gerbera. Estos drones representan saturación de bajo costo que sistemas misilísticos tradicionales manejan ineficientemente. En Polonia, Rumania y Lituania, debates incluyen armas de energía dirigida y cañones automáticos radar-guiados. También exploran drones interceptores y controles impulsados por IA para contrarrestar enjambres masivos. Esta evolución prioriza redundancia y asequibilidad sobre precisión tecnológica en la guerra aérea moderna.

Ucrania responde con adaptaciones innovadoras en tiempo real. Desarrolladores militares locales despliegan interceptores drones propios que rastrean y neutralizan Gerbera mediante impactos cinéticos o interferencias. El presidente Zelensky anunció que estos sistemas derribaron más de 150 drones rusos en 48 horas. Además, algoritmos de IA integrados en radares mejoran la clasificación de amenazas y discriminan entre letales y señuelos. Tales avances fortalecen la resiliencia defensiva ucraniana.

A pesar de progresos, Gerbera mantiene su rol como disruptor psicológico y táctico. Obliga a defensores ucranianos a decisiones rápidas y costosas bajo presión. Este enfoque agota reservas de misiles y fatiga operadores. No actúa como solución definitiva, sino como instrumento preciso que erosiona repetidamente la estructura defensiva. Rusia pivota hacia drones industrializados y económicos en su doctrina de guerra no tripulada.

El despliegue de Gerbera influye en actores globales como Irán y Corea del Norte, que buscan ventajas asimétricas. Para la OTAN, plantea interrogantes sobre resiliencia y viabilidad de defensas antiaéreas actuales. Esta tendencia resalta cómo sistemas no tripulados democratizan la fuerza aérea contundente. La guerra moderna valora tácticas de enjambre y asequibilidad por encima de tecnologías elitistas.

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