El número de aviones F-22 de la Fuerza Aérea de Estados Unidos se vio disminuido de manera abrupta a aproximadamente 169 unidades después de la desintegración de la Unión Soviética y el cierre de la Guerra Fría.
A lo largo del tiempo, esta decisión ha sido vista como errónea y perjudicial para la capacidad de la Fuerza Aérea estadounidense en cuanto a mantener su superioridad frente a grandes potencias rivales, tales como Rusia y China.
Es posible que quienes estaban a cargo de tomar decisiones en aquel entonces estuvieran enfocados en la contrainsurgencia y que sus evaluaciones estuvieran basadas únicamente en una perspectiva de amenazas a corto plazo. Cabe recordar que, aunque el F-22 fue desarrollado en los años 90, su primera introducción ocurrió en 2005, un periodo marcado por el auge de las operaciones militares en Irak y Afganistán.
Razones para mantener en servicio los F-22 a pesar de su antigüedad
El número de aviones en la flota representa solo una de las múltiples razones por las cuales no se debería considerar la retirada de los F-22, incluso los más antiguos. Si la flota se redujera de manera significativa, se vería afectada la capacidad de “agrupar” los F-22, esencial para su misión conocida de “primer ataque, primer derribo”.
Sin embargo, la relevancia de la vida útil del F-22 disminuiría considerablemente si el avión no lograra mantener o mejorar sus capacidades de rendimiento en combate.
Esta es la principal justificación para extender al máximo la vida operativa del F-22, ya que las actualizaciones de software 3.2b han potenciado notablemente la capacidad de ataque de las armas aire-aire del avión, además de mantener y reforzar su recubrimiento de sigilo.
La actualización 3.2b, que comenzó su desarrollo y uso hace varios años, ha optimizado la guía, la orientación, la precisión y el alcance de diversas armas aire-aire de gran eficacia, como el AIM-9X y el AIM-120D. Con esta mejora, que ya está implementada en toda la flota, se puede afirmar que el F-22 ha conservado su superioridad aire-aire para el futuro.
Aunque los pilotos suelen describirlo como un “mariscal de campo aéreo”, el F-22 es un caza de supremacía aire-aire con una relación empuje-peso óptima y es reconocido como el caza más maniobrable disponible. En años recientes, ha evidenciado su versatilidad al llevar a cabo exitosamente misiones de ataque de apoyo aéreo cercano contra ISIS en 2014. Este evento marcó, de hecho, el primer despliegue de combate del F-22.
El F-22 Raptor y su capacidad de ataque rápido a nivel global
El F-22 Raptor es conocido por su misión de “atacar primero y matar primero”, respaldada por el programa “Rapid Raptor” de la Fuerza Aérea, aunque este último no es tan conocido. Este programa está diseñado para posicionar los F-22 en ubicaciones estratégicas, permitiéndoles realizar ataques en cualquier parte del mundo en un lapso de 24 horas.
Para asegurar que los F-22 estén listos para responder de inmediato en caso de ser requeridos, el Programa Rapid Raptor requiere personal de mantenimiento y equipos de apoyo adecuados, los cuales garantizan su preparación para operar en zonas remotas o en situaciones imprevistas.
Los avances en las redes tecnológicas de comunicaciones han permitido al F-22 intercambiar una cantidad creciente de información con aeronaves de cuarta generación. También puede utilizar LINK 16 para establecer conectividad bidireccional con los F-35.
Además, se ha desarrollado una radio emergente de Northrop Grumman, denominada Freedom 550, que emplea frecuencias avanzadas y programación de software. Esta radio facilita el intercambio de datos de orientación bidireccional entre el F-22 y el F-35, sin comprometer el “modo oculto” del avión ni emitir una firma electrónica detectable.
El F-22 también se equipará para utilizar un avanzado sistema de comando y control en la capa de transporte, lo que le permitirá operar múltiples drones desde su cabina.
La modernización constante, así como la viabilidad y mantenimiento de sus fuselajes y propiedades furtivas, indican que no sería prudente reducir la flota actual de F-22. Esto es especialmente relevante, ya que se prevé que estos aviones estarán configurados para apoyar, volar junto con y complementar a las aeronaves emergentes de sexta generación.
El XQ-58A Valkyrie: un cambio en la estrategia de combate aéreo de EE. UU.
El XQ-58A Valkyrie va más allá de ser un dron convencional, ya que representa un cambio significativo en la estrategia del ejército estadounidense en relación con el combate aéreo. Este programa se centra en la asequibilidad, la flexibilidad y la capacidad de despliegue rápido, con el objetivo de enfrentar los desafíos actuales de la guerra.
Su reciente éxito en el ejercicio Emerald Flag lo posiciona como un posible componente clave en el arsenal militar de Estados Unidos, ofreciendo una visión sobre el futuro de la aviación no tripulada.
Gracias a su capacidad para integrarse de manera fluida en los sistemas ya existentes y adaptarse a diferentes requisitos de misión, el XQ-58A se encuentra en una situación ideal para influir en las futuras estrategias de combate aéreo.
A medida que continúan las pruebas de vuelo que mejoran sus capacidades, el Valkyrie podría pronto desempeñar un papel crucial en las operaciones militares, demostrando que, en ciertos casos, la mejor manera de asegurar la victoria es mediante un aliado más pequeño, inteligente y prescindible en el espacio aéreo.