Mientras Estados Unidos y sus aliados intensifican sus esfuerzos para desarrollar comunicaciones satelitales basadas en múltiples órbitas y constelaciones, con el objetivo de hacerlas más resistentes a interferencias enemigas, autoridades han señalado la existencia de desafíos técnicos y económicos, especialmente para los usuarios desplegados en el terreno.
Representantes de la Agencia de Desarrollo Espacial (SDA), del Comando de Desarrollo de Capacidades de Combate del Ejército de EE. UU. (DEVCOM) y del ministerio de Defensa del Reino Unido abordaron el tema de las comunicaciones satelitales multiórbita (SATCOM) durante el evento digital GovMilSpace organizado por Via Satellite Magazine el 28 de julio.
“Debo decir que el costo representa uno de los riesgos”, afirmó Tom Sepka, jefe de comunicaciones satelitales del Centro C5ISR del Ejército, adscrito a DEVCOM.
Según Sepka, disponer de más órbitas incrementa la resiliencia, pero el costo debe considerarse como parte del análisis de riesgos para el usuario final.
Durante décadas, las fuerzas armadas estadounidenses se han apoyado en una o dos constelaciones de SATCOM en órbita geoestacionaria. Este modelo implicaba que el usuario en tierra debía asumir un único contrato de servicio, observó Sepka. Al incorporar más constelaciones se amplían las opciones operativas, lo que incrementa la capacidad de recuperación ante interferencias, pero también eleva los costos.
“¿Cómo pueden los usuarios asumir los contratos de servicio de múltiples constelaciones? La pregunta es: ¿cuánta resiliencia puedo costear?”, planteó.
Paul Wells, ingeniero jefe de SATCOM en el ministerio de Defensa del Reino Unido, también identificó el costo como un “riesgo considerable”.
“Si se observa la situación de todas las naciones actualmente, no solo la del Reino Unido, los márgenes presupuestarios son sumamente estrechos”, indicó Wells. “Las inversiones masivas que solían ser posibles ya no lo son en muchos casos”. A su juicio, será necesario concentrar el gasto: “Existe el peligro de querer invertir en absolutamente todo, y eso simplemente no resultará viable”.
Tanto Sepka como Wells coincidieron en que Estados Unidos, el Reino Unido y sus aliados deben garantizar la interoperabilidad de las nuevas capacidades desplegadas en diferentes órbitas y constelaciones, o de lo contrario podrían dejar al usuario en el campo de batalla en una situación de saturación o incertidumbre respecto a cómo utilizar el sistema en su conjunto.
“¿Cómo puede el usuario final gestionar el acceso a esos múltiples recursos y coordinar su utilización?”, preguntó Sepka, al destacar que un canal adicional de comunicación solo resulta útil si la otra parte también sabe utilizarlo.
Wells señaló que ensayos realizados por el ejército británico revelaron dificultades al transferir comunicaciones entre redes satelitales militares y civiles durante operaciones en terreno, cuando las vidas están en riesgo. “Desde el punto de vista técnico, resulta muy sencillo. Sin embargo, en la práctica, el procedimiento se vuelve prolongado debido al tiempo necesario para establecer los enlaces. Evidentemente, hemos mejorado y acelerado ese proceso, pero sigue siendo un riesgo asociado. ¿Cómo se coordina todo esto? ¿Cómo se logra que funcione en tiempo real?”
Una posible solución a los problemas de costos y coordinación consiste en desarrollar un terminal único capaz de conectarse a múltiples constelaciones y órbitas, lo que Wells describió como “una de las soluciones ideales”. La Fuerza Espacial, la Armada y el Ejército de Estados Unidos ya han iniciado proyectos para desarrollar dicho dispositivo, y en particular la Fuerza Espacial solicitó $218 millones en su presupuesto para 2026 con el fin de continuar con los prototipos y su fase de prueba.
No obstante, Wells advirtió que hasta ahora “el principal desafío es que ningún terminal puede hacerlo todo”.
Los problemas de costo y gestión también se extienden a los satélites en órbita.
La Agencia de Desarrollo Espacial está construyendo una constelación de tipo Starlink en órbita terrestre baja (LEO), más pequeña y con limitaciones presupuestarias desde su origen, según afirmó Gurpartap “GP” Sandhoo, subdirector de la SDA. Mediante contratos a precio fijo, la agencia ha logrado establecer cierta previsibilidad sobre los costos de la constelación, lo que ha sido útil para la planificación.
El enfoque de desarrollo en espiral adoptado por la SDA implica el lanzamiento de la constelación LEO en tandas sucesivas, cada una más avanzada que la anterior. La Tranche 0, una serie de prototipos diseñados para demostrar la viabilidad del concepto, fue lanzada en 2023. La primera tanda de la Tranche 1 está programada para las próximas semanas, con casi un año de retraso, según Sandhoo.
Cada nueva tanda de satélites tendrá un costo aproximado similar—alrededor de $15 millones por unidad para los satélites de transporte de datos y comunicaciones—a pesar de las mejoras en sus capacidades, señaló Sandhoo. Comparó esta estabilidad de precios con la de los teléfonos inteligentes de gama alta, cuyo precio se ha mantenido en torno a los 1.000 dólares durante los últimos diez años, a pesar del aumento de sus prestaciones.
Indicó que los proveedores de las primeras tandas han vuelto a competir por contratos en las siguientes, pero reconoció que la verdadera prueba llegará con el lanzamiento de los satélites. “¿Acertamos con la Tranche 1 en su totalidad? Aún no podemos responder con certeza, porque la constelación aún no ha sido puesta en órbita. Lo sabremos pronto.”
Sandhoo sostuvo que los contratos a precio fijo funcionarán al menos durante las primeras cuatro o cinco tandas, que comprenden más de 600 satélites previstos para los próximos cinco o seis años, utilizando tecnología ya existente en cada etapa. Para estas sucesivas tandas de producción, el modelo de contrato a precio fijo “resulta válido a futuro” y ya está siendo replicado en otras instancias del Departamento de Defensa.
“Si se observan algunas de las arquitecturas que se están desarrollando actualmente, tanto en SSC como en otros socios, se puede ver que buscan aplicar un modelo similar”, indicó.
Añadió que esto difiere del enfoque requerido cuando se trata de desplegar sistemas completamente nuevos o tecnologías en fase de investigación y desarrollo. En esos casos, los contratos de bajo costo y a precio fijo “no son un modelo sostenible”. La SDA también está lanzando tandas de satélites experimentales, como la constelación del Sistema de Demostración y Experimentación de la Tranche 1. “Estos tienden a ser más costosos”, explicó, porque emplean tecnologías que aún no han alcanzado un grado suficiente de madurez.
Respecto al desafío de coordinación, Sandhoo aseguró que la constelación de la SDA fue concebida desde el inicio para ser compatible con los sistemas tácticos de comunicaciones existentes. Sin embargo, Sepka señaló que esta compatibilidad no se extiende necesariamente a las constelaciones comerciales que los ejércitos de Estados Unidos y sus aliados están incorporando, lo que obliga al usuario final a gestionar por sí mismo la conectividad adicional que ofrecen las múltiples órbitas.