El V-22 Osprey, una pieza crucial en el arsenal del ejército, vio su restricción de vuelo levantada el viernes, a pesar de la incertidumbre sobre las causas de un fallo crítico.
El Mando de Sistemas Aéreos Navales (NAVAIR) anunció temprano en la mañana que había concedido una autorización de vuelo al V-22 Osprey, poniendo fin a tres meses de paralización para la flota de Osprey multiservicio.
Aunque el comunicado de prensa fue escueto y no entró en detalles, subrayó que la decisión de retomar las operaciones aéreas del V-22 fue el resultado de un “proceso meticuloso y orientado por datos, con un enfoque prioritario en la seguridad de nuestras tripulaciones”.
Previo al levantamiento de la restricción, NAVAIR junto con la Oficina del Programa Conjunto (JPO) del V-22 y el Ejército del Aire, llevaron a cabo una investigación para determinar las causas de un “fallo material” en un componente del V-22, hallazgo que surgió de una indagación preliminar tras el accidente de un CV-22B del Ejército del Aire y la trágica pérdida de ocho aviadores el 29 de noviembre cerca de Yakushima, Japón.
Este suceso condujo a la inmovilización de la flota de V-22 el 6 de diciembre. No obstante, los detalles específicos del fallo material y los componentes afectados no han sido revelados.
Otros incidentes recientes con los Osprey se han vinculado con problemas en el “ensamblaje de la pluma de entrada”, que conecta el motor del Osprey a su caja de engranajes del rotor. Este componente ha mostrado signos de fatiga prematura en los V-22, llevando a una serie de fallos de embrague (“hard clutch engagements” – HCE) en los modelos MV-22B/CV-22B utilizados tanto por el Cuerpo de Marines como por las Fuerzas Aéreas en 2022.
Esta problemática condujo a la inmovilización temporal de algunas aeronaves del Ejército del Aire y de los Marines en 2023. Aunque en la primavera pasada se lograron avances significativos en el reemplazo de estos ensamblajes de entrada, la causa subyacente de los HCE no había sido aún esclarecida. Sin embargo, el retorno a las operaciones de vuelo marca un precedente importante para la resolución de la reciente restricción de vuelo.
Reanudación de vuelos del V-22: confianza en la solución pese a misterios
El miércoles previo al anuncio oficial del retorno a la operatividad de los V-22 Osprey, se llevó a cabo un encuentro con los medios de comunicación, que contó con la participación de altos mandos del Programa Conjunto (JPO), la Infantería de Marina, la Fuerza Aérea y la Armada. Durante esta sesión, a pesar de la insistencia periodística, los presentes eludieron dar respuestas concretas sobre la naturaleza del fallo que originó la suspensión de vuelos y los detalles de su resolución.
Defense News recoge declaraciones del coronel Brian Taylor, director del programa conjunto V-22, en las cuales afirmó que existe una “alta confianza” en la identificación del componente defectuoso y su modo de fallo. A pesar de esto, tanto él como otros oficiales de alto rango presentes, como el general de brigada Richard Joyce, el vicealmirante Daniel Cheever y el teniente general Tony Bauernfeind, evitaron comprometerse sobre la implementación de una solución definitiva al problema o las fechas para tal acción.
Las interrogantes sobre las limitaciones operativas específicas que deberán observar las distintas versiones del V-22 al retomar vuelos rutinarios y misiones de despliegue también quedaron sin respuesta. Sin embargo, se anticipa que los vuelos operacionales se reanudarán mientras prosigue la investigación del accidente del 29 de noviembre, destacando la importancia crítica del Osprey para las operaciones, especialmente para la Infantería de Marina, que gestiona la mayor porción de esta flota.
Alternativas de movilidad durante la suspensión del Osprey analizadas
Ante la paralización de los Osprey, la Infantería de Marina recurrió a una combinación de helicópteros propios (CH-53E y UH-1Y) y de la Armada y el Ejército, además de aviones de ala fija, para el transporte de personal, armamento y suministros. Esta medida, aunque efectiva, supuso una presión adicional sobre otras aeronaves y unidades, cuyas repercusiones no han sido detalladas en su totalidad por los Marines. De forma similar, tanto la Fuerza Aérea como la Armada buscaron alternativas, incluyendo en el caso de esta última, el uso de los aviones C-2A Greyhound, a pesar de su inminente retiro.
NAVAIR señala que se están introduciendo ajustes en los procedimientos de mantenimiento e inspecciones, junto con nuevos protocolos de seguridad, para asegurar un retorno seguro al vuelo. Cada rama del servicio adaptará estos cambios a sus protocolos específicos, buscando restablecer la plena operatividad del V-22 Osprey de manera segura y eficaz.
Retorno gradual al vuelo de los V-22: un camino hacia la normalidad
El restablecimiento de las operaciones completas de los V-22 Osprey requerirá un periodo considerable, tal y como admiten autoridades militares. Antes de que las flotas de las distintas ramas puedan retomar misiones a pleno rendimiento, será necesario dedicar meses al reentrenamiento de las tripulaciones y el personal técnico, cuyas habilidades han podido atrofiarse durante el parón.
Aunque se maximice el uso de simuladores de vuelo para entrenar a las principales tripulaciones de cada servicio que retomarán las operaciones, se prevé que transcurra más de un mes antes de que se reanuden los vuelos en una capacidad regular. Se estima que la normalización de la actividad operativa no será factible hasta comienzos del verano, sin que las autoridades militares hayan fijado un calendario específico para alcanzar la plena funcionalidad.
La reactivación del entrenamiento para las tripulaciones de los V-22 es otro de los desafíos a abordar, con las unidades encargadas de la conversión a este modelo de aeronave aun a meses de comenzar a formar y graduar nuevos pilotos.
La incertidumbre sobre las limitaciones de la envolvente de vuelo y otras posibles restricciones complica aún más la definición de qué constituirá la capacidad operativa completa de la flota de V-22.
Según informes de Defense News, uno de los desafíos operativos más inminentes que dependen de la recuperación total de los V-22 es el próximo despliegue del USS Boxer ARG con la 15ª Unidad Expedicionaria de Marines (MEU) esta primavera. Declaraciones del general de brigada Joyce sugieren que no está garantizado que los MV-22 estén listos para acompañar a la 15ª MEU cuando esta zarpe de California.
La urgencia por garantizar su disponibilidad es palpable. Como enfatiza NAVAIR, “El V-22 juega un rol crucial en el apoyo a la defensa nacional, y la prioridad es devolver estos activos esenciales al servicio activo para sostener los intereses nacionales”.
La reanudación de vuelos en medio de lo que algunos críticos han denominado una falta de transparencia se ve agravada por investigaciones separadas del accidente de noviembre por parte de la Oficina de Rendición de Cuentas del Gobierno y el Comité de Supervisión y Rendición de Cuentas de la Cámara. Estas investigaciones, junto con la indagatoria en curso de la Fuerza Aérea, podrían arrojar luz sobre las numerosas interrogantes que rodean al V-22.
Los recientes accidentes e inmovilizaciones han suscitado preguntas más amplias sobre la seguridad operacional de toda aeronave de rotor basculante, incluido el futuro avión de asalto de largo alcance (FLRAA) del Ejército, inspirado en el V-280 de Bell.
El levantamiento de la restricción de vuelo del Osprey marca tan solo el inicio de un proceso. La evolución de la situación, a medida que se retomen las operaciones y continúen las investigaciones, seguirá en el foco de atención. Con todo ello en consideración, es comprensible que tanto las tripulaciones de los V-22 como sus familias mantengan preocupaciones. A pesar de las afirmaciones de NAVAIR sobre su compromiso con la transparencia y la seguridad en todas las operaciones del V-22, queda claro que aún buscan respuestas completas.