Recientes informes sugieren que un sistema de cohetes de lanzamiento múltiple de alta movilidad (HIMARS) proporcionado por Estados Unidos a Ucrania podría haber sufrido daños, aunque no estaría completamente destruido.
Esta noción emerge tras la declaración del Ministerio de Defensa de Rusia, que hace cuatro días anunció la aniquilación del primer HIMARS en suelo ucraniano. La misma entidad ha declarado ahora la eliminación de un segundo HIMARS, apoyando su afirmación con material videográfico.
El vídeo en cuestión presenta una notable área sin daños evidentes, donde se utilizó un misil balístico ruso Iskander para atacar el HIMARS posiblemente desprevenido. La exposición al aire libre del HIMARS, sin la protección de elementos naturales como vegetación, colinas o dunas, aumenta el interés en el metraje. Según se muestra, un misil balístico, identificado por fuentes rusas como un Iskander, desciende hacia su objetivo sin lograr un impacto directo.
⚡️🇷🇺‼️🚨What?! Russian MOD releases footage of another HIMARS being destroyed: pic.twitter.com/ZMdVKKFlW9
— SIMPLICIUS Ѱ (@simpatico771) March 12, 2024
El clímax del vídeo, sin embargo, muestra al misil detonando a una distancia aproximada de 20 metros del blanco, lo que plantea dudas significativas sobre la veracidad de la destrucción del HIMARS. Este análisis se sustenta en dos observaciones clave: la distancia de la detonación sugiere que las submuniciones del Iskander difícilmente podrían haber neutralizado completamente al sistema estadounidense.
Además, análisis de expertos independientes indican que el HIMARS pudo haber sufrido daños, pero aún ser funcional. Un giro intrigante en el análisis sugiere que el objeto atacado podría no ser un HIMARS auténtico, sino una réplica exacta.
Análisis crítico del supuesto debilitamiento del arsenal HIMARS
A pesar de las aseveraciones rusas sobre la destrucción de múltiples sistemas HIMARS, no se han presentado evidencias concretas que corroboren estas declaraciones de manera irrefutable. No obstante, el primer caso de un HIMARS destruido ha sido confirmado por ambas, Estados Unidos y Ucrania, estableciendo un precedente verificable.
Este incidente resalta nuevamente el uso de misiles balísticos Iskander en el contexto del conflicto, marcando una vez más la vulnerabilidad de los HIMARS cuando se encuentran desprotegidos en campo abierto.
La reiterada elección de esta táctica de exposición sugiere una reflexión crítica sobre las estrategias de despliegue por parte de las fuerzas ucranianas. Este análisis detallado busca entender las implicaciones de estos eventos y el impacto que tienen en la efectividad y estrategia militar en el actual teatro de operaciones en Ucrania.
Capacidades y estrategia de los HIMARS en el teatro de operaciones moderno
El Sistema de Cohetes de Lanzamiento Múltiple de Alta Movilidad (HIMARS), una joya de la ingeniería militar de Lockheed Martin, se destaca por su habilidad para ejecutar la táctica de “disparar y moverse” con eficiencia ejemplar.
Esta plataforma de lanzamiento móvil, capaz de portar una cápsula de lanzamiento con seis misiles GMLRS/MLRS o un misil del Sistema de Misiles Tácticos (ATACMS) por carga, ha sido diseñada para optimizar la agilidad y la rapidez en el campo de batalla.
l HIMARS puede aparecer en el punto de lanzamiento designado, liberar su carga letal con precisión milimétrica y retirarse velozmente para evadir cualquier intento de represalia por parte del enemigo.
Con un alcance que oscila entre los 8,5 km y más de 300 km, dependiendo del armamento seleccionado, y la capacidad de ser recargado en un intervalo de tan solo cuatro a cinco minutos, este sistema no solo demuestra ser formidable en términos de poder de fuego sino también en términos de movilidad y rapidez de reacción.
Junto al HIMARS opera el vehículo de suministro MTVR MK37, encargado de transportar munición adicional para recargas rápidas y eficientes. Esta estrategia de redistribuir las cápsulas de cohetes en diversos emplazamientos a lo largo del desplazamiento subraya una táctica de guerra que prioriza la movilidad y la capacidad de sostenimiento en operaciones prolongadas.
Evolución de la crisis en el frente ucraniano: Un análisis detallado
El 21 de febrero de 2022 marcó un punto de inflexión en la escalada del conflicto entre Rusia y Ucrania, con Rusia alegando un ataque a sus instalaciones fronterizas por parte de Ucrania, que resultó en la pérdida de cinco militares ucranianos.
Ucrania negó vehementemente estas acusaciones, catalogándolas como un intento de “operación de bandera falsa”. En una maniobra diplomática significativa, ese mismo día, Rusia procedió al reconocimiento oficial de las autoproclamadas Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk, extendiendo este reconocimiento a todas las regiones de Ucrania según el presidente Putin, seguido por el despliegue de fuerzas militares rusas, incluyendo tanques, en estas zonas.
El 24 de febrero de 2022, el mundo fue testigo de una intensificación dramática de estas tensiones, con el presidente Putin ordenando un asalto militar masivo contra Ucrania. Esta ofensiva, lejos de ser un acto espontáneo, fue el culmen de una serie de acciones calculadas, ejecutadas por las poderosas Fuerzas Armadas rusas estacionadas a lo largo de la frontera ucraniana.
A pesar de las claras implicaciones de guerra, el Kremlin ha optado por describir estas acciones no como un conflicto bélico, sino como una “operación militar especial”, una terminología que busca posiblemente matizar la gravedad y las repercusiones internacionales de su intervención.