Ucrania emplea misiles Neptune para efectuar ataques precisos y estratégicos contra objetivos navales y terrestres rusos en Crimea.
El buque de rescate de la Armada Rusa Kommuna, un veterano que data de 1913, ha operado bajo tres banderas diferentes: la Imperial Rusa, la Soviética y la Rusa, y ha sobrevivido a dos conflictos mundiales. Este pasado fin de semana, el Kommuna volvió a esquivar el desastre, evitando daños significativos durante un ataque con misiles ucranianos en el fondeadero de la Flota Rusa del Mar Negro, situado en Sebastopol, en la Crimea bajo ocupación.
Las evaluaciones satelitales realizadas después del ataque no revelan deterioros visibles en el casco, la cubierta o la superestructura del buque. Cualquier daño grave al Kommuna sería de naturaleza interna y, por lo tanto, difícil de determinar desde fuera.
Persisten los riesgos en la Flota del Mar Negro
La tripulación rusa no debe caer en la complacencia, pensando que ellos o su centenario buque de rescate están fuera de peligro. Es probable que los ucranianos hayan empleado sus nuevos misiles de crucero Neptune en el ataque del domingo a Sebastopol. Además, se espera que se lancen más misiles Neptune desde bases terrestres.
Durante los 26 meses de la guerra entre Rusia y Ucrania, la Flota del Mar Negro ha sufrido múltiples ataques por parte de misiles, drones y operaciones de sabotaje ucranianos, y provocó daños o la destrucción de más de una docena de sus principales navíos, así como de infraestructuras clave como bases aéreas, defensas antiaéreas y centros de mando, afectando no solo a Sebastopol, sino también a otros puertos de Crimea y al sur de Rusia.
Los misiles Neptune, una evolución moderna del antiguo misil de crucero soviético Kh-35, que anteriormente se fabricaba en Ucrania para la flota soviética, son frecuentemente utilizados en estos ataques.
El modelo básico de Neptune era aún un prototipo cuando Rusia intensificó su ofensiva contra Ucrania en febrero de 2022. Desplegado de forma precipitada, el primer sistema operativo de Neptune, que teóricamente consta de seis lanzadores cuádruples montados sobre camiones, un vehículo de mando y 48 misiles de recarga, realizó su primer lanzamiento en abril de 2022, logrando hundir el buque insignia de la Flota del Mar Negro, el Moskva, a 60 millas de la costa ucraniana.
Capacidades ampliadas del misil Neptune tras el ataque al Moskva
El hundimiento del crucero Moskva por parte de la armada ucraniana marcó un punto de inflexión estratégico, demostrando la efectividad del misil Neptune. Equipado con un propulsor de cohete, motor turbofán, un avanzado sistema de búsqueda por radar y una ojiva de 300 libras, el Neptune probó su capacidad operativa en condiciones reales de combate.
El diseño del misil, de 17 pies de longitud, incorpora suficiente combustible para alcanzar un rango de 120 millas, lo cual fue determinante para impactar al Moskva, situado a tan solo 60 millas de la costa ucraniana. Tras el incidente, los buques de guerra rusos incrementaron su distancia de la costa, complicando significativamente futuros ataques directos. Las principales bases navales de Sebastopol y Feodosia en Crimea, así como Novorossiysk en Rusia, quedaron fuera del alcance operativo del modelo estándar del Neptune.
Ante esta nueva realidad táctica, la Oficina de Diseño de Luch en Kiev intensificó su innovación con el desarrollo del “Neptune Largo”, según palabras de Ivan Gavrylyuk, viceministro de Defensa de Ucrania. Este modelo mejorado puede cubrir una distancia de 200 millas y ha sido optimizado para mayor precisión tanto en ataques marítimos como terrestres.
La capacidad ofensiva de los Long Neptunes quedó evidenciada con su debut operacional en agosto, cuando lograron dañar una batería de defensa aérea S-400 rusa en Crimea. En una operación subsiguiente, estos misiles extendidos impactaron contra cuatro buques en Sebastopol, además de instalaciones portuarias y depósitos de combustible.
Desafíos persistentes a pesar de los avances tecnológicos
Aunque el ataque contra el Kommuna, un navío con más de un siglo de servicio, no se saldó con daños significativos, este evento subraya la continuidad de las hostilidades y la probable escalada de ataques conforme la guerra avanza hacia su tercer año.
En respuesta a las exigencias de la guerra, Ucrania ha aumentado la producción del Neptune por un factor de diez, según fuentes oficiales. Este incremento promete dotar a los estrategas militares ucranianos de un arsenal considerablemente ampliado.
La perspectiva de desplegar cientos de estos misiles plantea un cambio dramático en la dinámica de poder. Un puñado de Neptunes ya demostró su capacidad para neutralizar un crucero y afectar múltiples objetivos navales y de defensa aérea. Con un arsenal ampliado, la capacidad destructiva de estos misiles podría alterar significativamente el curso de la guerra.