General Electric y Pratt & Whitney recibirán 7.000 millones de dólares para desarrollar motores adaptativos que impulsarán las futuras aeronaves de combate.
La inversión en motores adaptativos apunta al combate aéreo del futuro
La Fuerza Aérea de Estados Unidos ha otorgado contratos por 7.000 millones de dólares a las empresas General Electric y Pratt & Whitney. Este financiamiento tiene como objetivo avanzar en la creación de motores de propulsión adaptativa bajo el programa NGAP (Propulsión Adaptativa de Próxima Generación).
Los nuevos motores podrían ofrecer ventajas significativas en empuje y eficiencia de combustible, similares a los modos de operación de vehículos híbridos: un modo de bajo consumo para vuelos de crucero y otro de alto rendimiento para situaciones de combate.
Estos desarrollos, si resultan exitosos, reducirían el gasto en combustible al tiempo que mejorarían las capacidades de las aeronaves. Esto representa no solo una mejora en rendimiento, sino también una optimización importante en costos operativos.
El Departamento de Defensa ha confirmado que ambos contratos se han estructurado como entregas indefinidas, con un valor de 3.500 millones de dólares para cada compañía. Esta cifra representa un incremento notable respecto de los contratos anteriores, que ascendían a 975 millones por empresa.
Detalles sobre los contratos del programa NGAP
- General Electric y Pratt & Whitney desarrollarán motores de ciclo adaptativo hasta 2032.
- El contrato incluye entregas indefinidas por un valor total de 7.000 millones de dólares.
- El programa busca mejorar la eficiencia en combustible y el empuje para futuros cazas de combate.
- Los motores podrían integrarse en aviones tanto de la Fuerza Aérea como de la Armada de EE. UU.
El programa NGAD aún enfrenta incertidumbre sobre su futuro
Los motores NGAP fueron originalmente diseñados para el programa de Dominio Aéreo de Próxima Generación (NGAD), que busca desarrollar un caza de sexta generación destinado a reemplazar al F-22 Raptor. Sin embargo, factores como el costo han generado dudas sobre su implementación.
La administración Trump había señalado una posible revisión del gasto en defensa, lo que podría afectar el desarrollo del NGAD. Este enfoque ha creado incertidumbre respecto a la continuidad del proyecto en su forma actual.
Entre las opciones evaluadas se encuentra un caza completamente nuevo que superaría al F-22 en tecnología y capacidades, o una versión derivada del F-35, más económica pero con menores innovaciones técnicas.
Además, Elon Musk ha sido un crítico del programa de aviones tripulados. En reiteradas ocasiones, ha abogado por alternativas no tripuladas, sugiriendo que el futuro del combate aéreo debería orientarse hacia drones y otras tecnologías autónomas.
Potenciales aplicaciones en otros proyectos militares
Aunque el programa NGAD podría beneficiarse de los motores NGAP, existe la posibilidad de que estos se utilicen en la Armada de Estados Unidos. La iniciativa F/A-XX busca reemplazar al F/A-18 Super Hornet y operaría conjuntamente con el F-35 en misiones desde portaaviones.
La Armada sigue atenta a estos desarrollos, ya que la tecnología de propulsión adaptativa podría mejorar el rendimiento de sus futuras aeronaves.
Ambos programas podrían definir el rumbo del combate aéreo en la próxima década, dependiendo de las decisiones presupuestarias y de diseño que se tomen en los próximos años.
Expectativas a largo plazo en el desarrollo de propulsión adaptativa
Las recientes extensiones de contrato abarcan hasta el año 2032, dejando abierta la posibilidad de que la Fuerza Aérea logre desarrollar motores de ciclo adaptativo a principios de la próxima década. Sin embargo, aún no se ha determinado con precisión cuál será la aeronave que utilizará esta tecnología.
A medida que avance el programa, es posible que tanto la Fuerza Aérea como la Armada encuentren aplicaciones que cambien de manera significativa las estrategias de combate aéreo y la eficiencia operativa.