El caza furtivo de sexta generación de las Fuerzas Aéreas está en el aire, aunque oculto a la vista del público y poco o nada se sabe de este programa altamente secreto o “negro”.
Ya está aquí el NGAD
El hecho de que el nuevo caza ya haya surcado los cielos, años antes de lo previsto debido en gran medida al éxito de las aplicaciones de ingeniería digital, ha generado comentarios iniciales que muestran un gran optimismo por el esfuerzo de los líderes del servicio.
Aunque no es probable que se disponga de detalles sobre su configuración furtiva, armamento y sistemas de misión, los altos mandos del Ejército del Aire han debatido los conceptos de funcionamiento del esfuerzo de Dominio Aéreo de Nueva Generación, en rápida evolución.
Uno de los conceptos clave de importancia crítica para el programa está estrechamente alineado con los “imperativos operativos” del secretario del Ejército del Aire, Frank Kendall, conceptos y objetivos estratégicos para la fuerza a medida que avanza hacia décadas futuras.
La idea del NGAD, según han explicado Kendall y otros responsables del servicio, es desarrollar la plataforma como una “familia de sistemas” potenciada por drones y tecnologías de trabajo en equipo tripuladas-no tripuladas.
El pasado otoño, en el Simposio de la Asociación de Fuerzas Aéreas, Kendall dijo que se espera que el NGAD controle hasta cinco o seis drones desde el aire a la vez.
Ya se están diseñando y construyendo los aviones no tripulados “fieles compañeros de ala” de 6.ª generación, denominados Aviones de Combate Colaborativos (CCA), como aviones de apoyo para una “familia” de sistemas NGAD.
Los jefes de servicio tienen claro que la intención conceptual de la familia de 6.ª generación es permitir operaciones de ataque contra defensas aéreas, aeronaves y sistemas de armamento enemigos avanzados y altamente sofisticados en lo que suele denominarse un entorno “disputado”. La capacidad de supervivencia en una guerra de grandes potencias de alto nivel es la base de los diseños y conceptos operativos de la 6.ª generación.
“Necesitamos un avión que pueda realizar operaciones en espacios aéreos denegados y asegurarnos de que tenemos la capacidad de establecer libertad de maniobra. Hace décadas que contamos con plataformas no tripuladas de éxito. Es todo un reto disponer de una plataforma capaz de operar en espacio aéreo denegado”, declaró el pasado otoño en la AFA Andrew Hunter, Ejecutivo de Adquisiciones del Ejército del Aire.
La perspectiva de múltiples CCA conectados en red que trabajen en estrecha coordinación con un avión tripulado “anfitrión” introduce nuevas posibilidades tácticas, en gran medida porque estarán conectados en red entre sí, así como con un avión tripulado que realice el mando y control.
El control de los drones desde el aire reducirá, por supuesto, la latencia al no tener que enviar datos a través de una estación terrestre, agilizará los datos sensibles al tiempo y acortará enormemente el tiempo entre el sensor y el tirador.
Un dron armado de vanguardia, por ejemplo, podría identificar un objetivo de forma autónoma, utilizar el procesamiento informático de a bordo y permitir que un responsable humano encuentre y destruya objetivos enemigos desde distancias seguras. Los algoritmos avanzados y el procesamiento de datos basado en IA pueden analizar una gran cantidad de variables de la misión a partir de flujos de información de sensores que, de otro modo, serían dispares o separados.
Los CCA tendrán que ser menos costosos y más resistentes, ya que llevarán a cabo misiones de muy alto riesgo sobre territorio enemigo, como la vigilancia avanzada, la cobertura o sobrecarga de las defensas aéreas enemigas e incluso la realización de ataques con armas cuando estén dirigidos por seres humanos en calidad de mando y control. A este respecto, Kendall añadió que un avión de sexta generación tripulado por un solo hombre podría en algún momento controlar mini aviones teledirigidos de ataque.
“Puedes pensar en él (el piloto) como un quarterback o un director de juego para esa formación. Y puedes equipar a esas multitudes asesinas con una variedad de sistemas de misión y sensores, incluyendo cualquier arma… y puedes emplearlos de forma muy creativa y crear un problema muy difícil para el adversario”, dijo Kendall en el Simposio de la Asociación de las Fuerzas Aéreas de 2022.
También es posible que el Ejército del Aire diseñe dos “variantes” distintas del NGAD destinadas a entornos operativos específicos, como Europa y el Pacífico. Un NGAD que opere en el Pacífico se beneficiaría de depósitos de combustible más grandes que le permitirían recorrer grandes distancias sin dejar de tener tiempo de “permanencia” u opciones operativas de ataque durante una misión. Una variante europea, por el contrario, podría construirse para ser más pequeña y rápida, ya que los países del continente están bastante próximos entre sí.
No cabe duda de que tener dos fuselajes distintos estaría en consonancia con el concepto de “familia de sistemas”.