En el otoño reciente, el General James Rainey del ejército de EE.UU. emitió una advertencia reveladora: “Nuestra habilidad para ocultarnos, esencial en nuestra estrategia de combate, se ha vuelto obsoleta”. Esta declaración precedió al despliegue del Yaogan-41 por parte de China.
Este avanzado satélite de observación terrestre, lanzado al espacio el 15 de diciembre de 2023, ha tomado posición en la órbita geoestacionaria. Se anticipa que el Yaogan-41 posee la capacidad excepcional de detectar, identificar y monitorear objetivos del tamaño de vehículos en la extensa área del Indo-Pacífico, marcando un hito en la capacidad de vigilancia, reminiscente de la canción de los ochenta “Somebody’s Watching Me”.
La cuestión de si el General Rainey, a cargo del Mando de Futuros del Ejército, tenía conocimiento del próximo lanzamiento del Yaogan-41 al momento de su declaración queda sin respuesta. No obstante, su pronóstico sobre la vigilancia constante sobre las fuerzas armadas estadounidenses en el Indo-Pacífico refleja la realidad operativa contemporánea en dicha región.
Clayton Swope, Subdirector del Proyecto de Seguridad Aeroespacial en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS), ubicado en Washington D.C., ha delineado las capacidades del Yaogan-41 en su reciente trabajo, titulado “No Place to Hide” (Sin Lugar Donde Esconderse).
Swope destaca que, aunque China proclama que el Yaogan-41 es un satélite civil de alta altitud para la recolección de datos agrícolas, pronósticos meteorológicos y gestión de desastres, existen precedentes de satélites bajo denominaciones civiles con propósitos de seguridad nacional o militar.
Otros satélites, como el Gaofen-4, Gaofen-13 y Gaofen-13-02, que son dispositivos ópticos situados en la órbita geosíncrona con vistas al Indo-Pacífico, se cree que tienen capacidades de vigilancia con resoluciones que varían entre 50 y 15 metros. Se estima que el Yaogan-41, en cambio, alcanza una resolución hasta de 2,5 metros.
Esta mejora en la capacidad de resolución, en combinación con la constelación de satélites Gaofen, sugiere que China ahora posee la habilidad sin precedentes de identificar y rastrear con precisión y persistencia las fuerzas navales de Estados Unidos y sus aliados en los océanos Índico y Pacífico.
Capacidades ampliadas: Un nuevo horizonte en la vigilancia por satélite
Swope destaca que la superior resolución del Yaogan-41 potencialmente otorga a China la habilidad de detectar y seguir objetos de menor tamaño, extendiendo su alcance no solo a embarcaciones sino también a elementos aéreos tales como cazas y bombarderos.
Para contextualizar esta capacidad, Swope recuerda un incidente en 2021 donde un usuario de Google Maps consiguió localizar un evasivo bombardero B-2 Spirit en vuelo sobre Misuri, utilizando las imágenes suministradas por los satélites de órbita terrestre baja de Maxar Technologies. A pesar de su diseño para evadir radares y sensores térmicos, el B-2 no puede ocultarse de la detección visual en plena luz del día. Esta vulnerabilidad se extiende al B-21 Raider de la Fuerza Aérea, considerado por el Pentágono como un elemento crítico de disuasión frente a las aspiraciones chinas en el Pacífico.
Los satélites geoestacionarios, al operar desde altitudes superiores, abarcan un campo visual más extenso en comparación con aquellos en órbita terrestre baja, además de ofrecer una observación constante de áreas geográficas específicas, una capacidad que las constelaciones de satélites LEO no pueden replicar. Mientras que los satélites LEO orbitan la Tierra en aproximadamente dos horas y observan un punto específico por solo minutos, los satélites GEO mantienen un campo de visión fijo, sincronizados con la rotación terrestre, lo que resulta en una acumulación de datos más detallada y significativa.
Swope explica: “Con un sensor de resolución de 15 metros, es posible detectar embarcaciones grandes e incluso algunas más pequeñas… Si el Yaogan-41 dispone de un sensor de 2,5 metros, surge la interrogante de si es posible visualizar aeronaves. Y si no se puede identificar un avión específico, ¿es posible detectar las firmas atmosféricas que este deja?”. Este análisis abre la posibilidad de que el Yaogan-41 pueda identificar vehículos o incluso las huellas dejadas por estos en la superficie terrestre, lo que indica que, aunque la presencia de objetos grandes como barcos no represente un cambio radical, la capacidad de rastrear objetos del tamaño de un avión sí podría representar un cambio significativo en las tácticas de vigilancia y reconocimiento.
Sinergia espacial: La convergencia de tecnologías de vigilancia
El recientemente desplegado Yaogan-41 no es el único activo en el arsenal de vigilancia espacial de China que merece atención. En paralelo, el Ludi Tance-4, un satélite equipado con radar de apertura sintética (SAR) lanzado en agosto, se destaca como el único de su clase en órbita geoestacionaria a nivel mundial. Los satélites SAR, conocidos por su capacidad para penetrar nublados y proporcionar imágenes nocturnas, complementan la capacidad óptica del Yaogan-41 con una resolución de 20 metros. Esta capacidad es suficiente para monitorear con precisión navíos de gran tamaño o formaciones, potenciando la profundidad analítica, especialmente cuando se integra con algoritmos avanzados de inteligencia artificial.
La base de las estimaciones sobre las capacidades del Yaogan-41 y otros satélites ópticos chinos deriva de la información disponible públicamente. China, que reveló datos sobre el primero de los satélites ópticos Gaofen en 2015, ha visto mejoras significativas en la resolución de estos dispositivos desde entonces. Según Swope, investigadores chinos en informes de acceso abierto preveían alcanzar una resolución de 2,5 metros para los sensores en órbita geoestacionaria ya en 2020. “Creemos que han logrado este objetivo”, sostiene Swope.
El análisis del lanzamiento del Yaogan-41, en comparación con misiones anteriores, revela una evolución notable en la capacidad de carga de China al espacio. Mientras que los satélites previos se lanzaron mediante el cohete Long March 3B, con capacidad para 2.000 kg hasta la órbita geosíncrona, el Yaogan-41 se catapultó al espacio con el Long March 5, más potente y capaz de llevar hasta 4.500 kg. El tamaño aumentado del carenado de carga del Yaogan-41, un 50% más largo que lo habitual en el Long March 5, sugiere un satélite de mayores dimensiones y, por ende, una capacidad de sensor óptico ampliada para una resolución superior.
La inclusión del Yaogan-41 y su constelación de satélites de teledetección en las discusiones de la Conferencia sobre Movilidad Espacial en Orlando, Florida, subraya la creciente preocupación de Estados Unidos frente al avance de China en el reconocimiento espacial militar. El sargento mayor jefe Ron Lerch, de la Dirección de Inteligencia del Mando de Sistemas Espaciales, citó específicamente al Yaogan-41, lo que puede interpretarse como una confirmación de las capacidades descritas por Swope.
Esta capacidad de vigilancia omnipresente plantea desafíos estratégicos significativos para Estados Unidos en el Pacífico. La estrategia de dispersar y distribuir fuerzas a lo largo de vastos océanos y cadenas de islas, buscando complicar los ataques enemigos, se ve comprometida por la habilidad china de detectar, seguir e identificar estas fuerzas de manera persistente. Tal nivel de vigilancia cuestiona la viabilidad de tácticas como el Empleo Ágil en Combate, poniendo en jaque las premisas de las estrategias operativas estadounidenses en la región.
Adaptación estratégica ante la vigilancia avanzada
La entrada en servicio del Yaogan-41 impone a las fuerzas armadas estadounidenses la necesidad de reevaluar y ajustar sus tácticas operativas, no solo para enmascarar sus intenciones sino también para eludir la detección. Este escenario podría fomentar una mayor dependencia en maniobras de distracción y en la proyección de fuerza desde posiciones fuera del alcance perceptivo del Yaogan-41. Se anticipa un incremento en la utilización de plataformas submarinas y de un conglomerado de vehículos no tripulados de pequeño tamaño, buscando preservar la capacidad de libre movimiento, el elemento sorpresa y la efectividad en el ataque a blancos estratégicos.
“Reconocer nuestra constante exposición a la vigilancia es crucial”, sostiene Swope. La conciencia de estar permanentemente bajo observación y la necesidad de desarrollar estrategias efectivas bajo este escrutinio representan el primer paso para adaptarse a esta nueva realidad operacional.
Swope subraya además la importancia de adoptar un enfoque de defensa y ataque estratificado. Cada capa de defensa puede presentar sus propias debilidades, pero en conjunto, estas capas se complementan para cubrir vulnerabilidades. “Es como apilar lonchas de queso suizo: cada una tiene agujeros, pero al juntarlas, los agujeros no atraviesan todo el conjunto”.
Aparte de las tácticas de engaño, neutralizar el control y la cadena de mando del adversario puede desvirtuar sus capacidades de inteligencia. Avanzando en esta línea, incapacitar el Yaogan-41 y otros activos espaciales chinos mediante acciones cinéticas o de otro tipo podría neutralizar estas ventajas. Los defensores de ampliar las constelaciones de satélites en órbitas LEO argumentan que pocos satélites costosos en órbitas GEO son blancos atractivos.
Sin embargo, incluso aceptando esta premisa, el Yaogan-41 proporciona a China una capacidad crítica para recabar información sobre movimientos y posiciones de fuerzas estadounidenses previo a cualquier conflicto.
“Los satélites en GEO pueden ser destruidos rápidamente”, admite Swope, “pero en la fase anterior a un conflicto, China podría obtener una certeza relativa sobre la localización de activos estadounidenses”.
En un potencial escenario de ataque preventivo por parte de China, el Yaogan-41 juega un papel crucial. “Si se contempla esa posibilidad, el satélite puede ser un objetivo fácil, pero aún así podría cumplir con su propósito”.
La implementación del Yaogan-41 en la órbita geoestacionaria representa un desafío significativo para la operatividad y supervivencia de las fuerzas estadounidenses en el Indo-Pacífico.
“Aunque no existe una solución mágica frente al Yaogan-41”, concluye Swope, “no es necesario neutralizar completamente esta capacidad. Es suficiente con idear y aplicar múltiples capas de defensa para mitigar su impacto”.
Ante el omnipresente ojo de China, la adaptación y la innovación en las tácticas de defensa y ocultamiento se vuelven imperativas para las fuerzas estadounidenses en el Pacífico y más allá.