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Ocho bombarderos B-1B lanzaron casi la mitad de todas sus bombas

19 de diciembre de 2025
Dos B-1B Lancers de la Fuerza Aérea de EE.UU. vuelan en formación con dos F-15 Slam Eagles de la Fuerza Aérea de la República de Corea y dos F-16 Fighting Falcons de la Fuerza Aérea de EE.UU. durante un entrenamiento bilateral en el espacio aéreo de entrenamiento sobre Corea del Sur, 20 de febrero de 2025. A los aviones se unieron cuatro F-35A de la ROKAF, un F-16 más de la Fuerza Aérea de EE.UU. y cuatro F-35B Lightning II del Cuerpo de Marines de EE.UU. para entrenamiento de ataque de precisión e interdicción aérea. (Foto cortesía de la Fuerza Aérea de la ROK)

Dos B-1B Lancers de la Fuerza Aérea de EE.UU. vuelan en formación con dos F-15 Slam Eagles de la Fuerza Aérea de la República de Corea y dos F-16 Fighting Falcons de la Fuerza Aérea de EE.UU. durante un entrenamiento bilateral en el espacio aéreo de entrenamiento sobre Corea del Sur, 20 de febrero de 2025. A los aviones se unieron cuatro F-35A de la ROKAF, un F-16 más de la Fuerza Aérea de EE.UU. y cuatro F-35B Lightning II del Cuerpo de Marines de EE.UU. para entrenamiento de ataque de precisión e interdicción aérea. (Foto cortesía de la Fuerza Aérea de la ROK)

El B-1B Lancer combina carga, velocidad y persistencia para ataques convencionales, apoyo cercano, misiones marítimas, penetración con guerra electrónica y despliegues de presencia con aliados.

Ataque convencional de largo alcance con gran volumen de munición

Desde mediados de los años noventa, el B-1B Lancer ha concentrado usos operativos que unen volumen de carga, velocidad y permanencia en zona. La Fuerza Aérea de Estados Unidos lo presenta como un sistema multimisión con arquitectura de sensores y autodefensa pensada para entornos con amenazas radar. Puede entregar armamento convencional guiado y no guiado a escala global con reabastecimiento en vuelo, tres bodegas internas y una carga útil declarada de 75.000 libras (34.019 kg).

El primer uso estratégico se centra en el ataque convencional de largo alcance con gran volumen de munición, útil para campañas de interdicción y para ataques de precisión en profundidad. La hoja de datos oficial describe configuraciones con hasta 84 bombas Mk-82 de 500 libras o 24 Mk-84 de 2.000 libras. También cita dispensadores CBU-87/89/97 y CBU-103/104/105, bombas guiadas GBU-31 y GBU-38, y hasta 24 misiles aire-superficie AGM-158A JASSM.

Ese perfil de carga se reflejó en campañas concretas. La Fuerza Aérea sitúa el debut en combate del B-1B en la operación Desert Fox, en diciembre de 1998. Para Allied Force, en 1999, atribuye a seis aparatos más del 20% de la munición empleada, aunque esos aviones realizaron menos del 2% de las salidas de combate. La comparación subraya el peso del bombardero cuando la campaña exige volumen sostenido y alcance.

B-1B Lancer de la USAF realizan ejercicios de ataque de precisión

En Afganistán, durante los seis primeros meses de la operación Enduring Freedom, ocho B-1B lanzaron cerca del 40% del tonelaje total de la coalición. Según la misma fuente, ese empleo incluyó casi 3.900 municiones JDAM, el 67% del total. En la operación Iraqi Freedom, añade la Fuerza Aérea, el B-1B voló menos del 1% de las misiones de combate y entregó el 43% de las JDAM utilizadas.

Cifras y cargas de combate citadas por la Fuerza Aérea

  • Carga útil declarada de 75.000 libras (34.019 kg) con tres bodegas internas y reabastecimiento en vuelo para alcance global.
  • Configuración máxima citada de hasta 84 Mk-82 de 500 libras o 24 Mk-84 de 2.000 libras, además de GBU-31 y GBU-38.
  • Debut en combate en Desert Fox, en diciembre de 1998, según la hoja de datos institucional.
  • En Allied Force (1999), seis aparatos aportaron más del 20% de la munición con menos del 2% de las salidas de combate.
  • En Enduring Freedom e Iraqi Freedom, la Fuerza Aérea atribuye al B-1B grandes cuotas de tonelaje y de empleo de JDAM.

Precisión y apoyo aéreo cercano con Sniper en conflictos irregulares

El segundo uso estratégico se centra en misiones de ataque de precisión y apoyo aéreo cercano en conflictos irregulares. En ese contexto, la prioridad pasa por identificar y seguir objetivos con rapidez y coordinar el empleo de munición guiada en contacto con fuerzas terrestres. El B-1B se adapta a ese perfil cuando integra sensores, enlaces de coordinación y capacidades de ataque que permiten responder a solicitudes de apoyo con tiempos de reacción acotados y con persistencia sobre el área.

La Fuerza Aérea describió la integración del contenedor de designación Sniper como un salto de capacidad para observar el terreno con sensores infrarrojos y de televisión, identificar objetivos y sostener la conciencia situacional alrededor del avión. Esa combinación refuerza la capacidad del bombardero para aportar información de objetivos y, cuando corresponde, ejecutar ataques con munición guiada sin depender de ayudas terrestres. El uso del Sniper se vincula a la necesidad de seguir dinámicas del combate en terreno complejo.

B-1B Lancer de la USAF realizan ejercicios de ataque de precisión

Relatos operativos posteriores, publicados por la Air & Space Forces Association, describen cómo tripulaciones del B-1B usaron el Sniper para explorar crestas y posiciones desde las que fuerzas aliadas recibían fuego. Según esos textos, la tripulación correlacionó el área de interés y distribuyó munición a lo largo del terreno conforme a solicitudes de apoyo. La secuencia resalta observación, verificación y coordinación, con prioridad en la identificación rápida y en la asignación precisa de efectos sobre puntos específicos.

Ese empleo encaja con capacidades que la Fuerza Aérea atribuye al avión. El B-1B dispone de un radar de apertura sintética con capacidad para seguir, designar y atacar vehículos en movimiento, además de modos de autodesignación y de seguimiento del terreno. La navegación inercial asistida por GPS permite operar y atacar con precisión sin ayudas terrestres. En conjunto, sensores, navegación y empleo de munición guiada sostienen el uso del bombardero como plataforma de apoyo en escenarios donde los objetivos cambian con rapidez.

Operaciones marítimas: minado rápido y ataque antibuque de alcance

El tercer uso estratégico se relaciona con operaciones marítimas, tanto en forma de minado como de ataque a buques con munición de alcance extendido. La ficha oficial del B-1B incluye la posibilidad de transportar minas navales, lo que lo sitúa como plataforma para colocar barreras desde largas distancias. A esa función se suma la exploración de perfiles antibuque con misiles de largo alcance, una línea que distintos reportes han vinculado a pruebas y ensayos asociados a programas navales.

En el apartado de minado, la documentación institucional cita cargas como hasta 84 minas Mk-62 de 500 libras o ocho Mk-65 Quick Strike de 2.000 libras. Esa capacidad encaja con un empleo de colocación rápida de minas con gran volumen y alcance, apoyado por el reabastecimiento en vuelo y por la bodega interna. El enfoque prioriza la rapidez de despliegue y la masa de carga, con el objetivo de establecer obstáculos marítimos mediante una plataforma que puede llegar desde largas distancias.

EE. UU. moviliza toda su flota de B-1B en un traslado histórico

En paralelo, se ha sumado la experimentación con misiles antibuque de largo alcance. En 2017, medios especializados con acceso a información industrial y militar informaron de un lanzamiento de prueba, en configuración táctica, del misil LRASM (AGM-158C) desde un B-1B en un ensayo en el mar, dentro del programa de la Armada y Lockheed Martin. En ese mismo periodo, Airforce Technology también reportó pruebas de lanzamiento de LRASM desde el B-1B como parte de esa línea de evaluación.

Ya en 2025, un comunicado del Naval Air Systems Command (NAVAIR) informó de un primer lanzamiento “en vuelo libre” del LRASM desde un B-1B sobre la zona de Point Mugu. El hito refuerza el vínculo entre el bombardero y el empleo de munición antibuque de alcance extendido en un marco de pruebas. En conjunto, el B-1B aparece como plataforma capaz de alternar entre minado naval y ataques a buques, según el perfil de munición y la misión asignada.

Penetración y supervivencia ante defensas radar con guerra electrónica

El cuarto uso estratégico se apoya en el diseño del B-1B para penetración y supervivencia frente a defensas basadas en radar. En este ámbito, la aviónica defensiva y el radar de ataque son piezas centrales del concepto de empleo, con el objetivo de reducir vulnerabilidades en espacio aéreo hostil. La Fuerza Aérea atribuye la “aviónica defensiva” del B-1B a EDO Corporation y describe un conjunto de autodefensa que apoya la penetración y la continuidad de la misión.

Según esa descripción institucional, el paquete integra equipo de interferencia electrónica, receptor de alerta radar ALQ-161, contramedidas expendibles como cinta metálica y bengalas, y un señuelo remolcado ALE-50. La combinación busca elevar la supervivencia mediante alerta, evasión y engaño de sensores enemigos. El enfoque conecta con el perfil histórico del B-1B, que combina velocidad y alcance con sistemas de autoprotección para operar en entornos donde la amenaza se basa en radares asociados a armas y a redes de defensa antiaérea.

Reabastecimiento en caliente del B-1B Lancer tras 30 años en Grand Forks
B-1B

En el plano industrial, L3Harris publicita capacidades asociadas a la familia ALQ-161A y define el AN/ALQ-161A como un sistema integrado de contramedidas radioeléctricas diseñado para el B-1B. Lo presenta como orientado a detectar y contrarrestar modos de radares vinculados a armas, con función de alerta de cola para amenazas desde el sector posterior. La Fuerza Aérea también ha difundido ensayos y actualizaciones: en 2021, el Mando de Combate Aéreo informó de pruebas en Florida con una actualización PFS 6.42 del sistema defensivo.

Documentación de control y evaluación del Congreso y del Gobierno de Estados Unidos también ha tratado el rendimiento del ALQ-161A. Un testimonio de la GAO, de 1987, lo situó como factor crítico para la supervivencia del B-1B en la evaluación del programa. Un dossier de Forecast International indicó que el ordenador LC-4516D del B-1A se sustituyó en el B-1B por un IBM AP-101F. En paralelo, la Fuerza Aérea destaca un radar AN/APQ-164 en banda X con antena de exploración electrónica y 1.526 elementos.

Presencia, ejercicios e interoperabilidad aliada en despliegues rotatorios

El quinto uso estratégico se expresa en misiones de presencia, adiestramiento e interoperabilidad con aliados mediante despliegues rotatorios y ejercicios. En ese marco, el B-1B actúa como vector de demostración de alcance y como plataforma para entrenar paquetes aéreos combinados. El patrón reúne traslados a bases clave, participación en ejercicios y misiones de adiestramiento, y coordinación con fuerzas aliadas y con mandos regionales. El objetivo declarado suele vincularse a la preparación conjunta y a la disuasión.

En enero de 2025, el Mando Aéreo del Pacífico informó de la llegada, el 15 de enero, de varios B-1B a la base de Andersen, en Guam. El comunicado citó personal y equipos del 34º Escuadrón de Bombardeo para una misión de “fuerza de tarea de bombarderos” en el Indo-Pacífico, con participación en ejercicios y misiones de adiestramiento. La nota encuadró el despliegue en un ciclo rotatorio que busca sostener entrenamiento y presencia en el teatro.

Despliegue de F-16 y F-15K liderados por B-1B en Corea del Sur
Despliegue de F-16 y F-15K liderados por B-1B en Corea del Sur

En abril de 2025, el Mando Global de Ataque de la Fuerza Aérea comunicó el despliegue de un B-1B del 9º Escuadrón de Bombardeo en apoyo de una primera misión rotatoria de fuerza de tarea en Japón, con operaciones desde la base de Misawa. En Europa, U.S. Air Forces in Europe–Air Forces Africa anunció en agosto de 2025 la llegada a la base de Ørland, en Noruega, de B-1B desplegados desde Dyess (Texas) para iniciar adiestramiento liderado por aliados en el teatro europeo.

Ese patrón de presencia y ejercicios también incluyó actividades sobre la península de Corea con participación de bombarderos estratégicos. Associated Press informó en 2025 de un ejercicio aéreo combinado que incluyó un B-1B junto con aviones surcoreanos F-35 y F-15 y aviones estadounidenses F-16. El ministerio de Defensa de Corea del Sur enmarcó el propósito en mejorar la interoperabilidad y mostrar disuasión frente a amenazas norcoreanas. El episodio resume el uso del B-1B como herramienta de entrenamiento conjunto y señal estratégica.

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