Turquía no podrá pilotar el F-35, pero el país quiere disponer de un caza furtivo de construcción y diseño propios ya a finales de la década de 2020, o posiblemente en algún momento de principios de la década de 2030.
¿Qué ha pasado?
Aunque Turquía participó inicialmente en el programa del F-35 liderado por Estados Unidos, Ankara echó por tierra los planes de la Fuerza Aérea turca de equipar el caza con la compra del sistema de defensa aérea S-400 de fabricación rusa. Las autoridades estadounidenses se opusieron a la compra y, en última instancia, expulsaron a Turquía del programa del F-35 por temor a que los datos sobre el avanzado caza de quinta generación pudieran ser recopilados y transmitidos a Rusia a través del S-400.
Entra el TF-X
Perder el acceso al avanzado F-35 fue sin duda una decepción para Turquía, aunque Ankara cree que puede construir su propio caza furtivo autóctono, el TF-X.
El TF-X existe hoy en día solo en papel y en maquetas. Las imágenes del Salón Aeronáutico de París de 2019 revelaron un diseño bimotor con una serie de características furtivas que mitigan el radar. La información y las imágenes sobre el TF-X en el sitio web de Turkish Aerospace Industries revelan un ensamblaje de cola no muy diferente al del F-22, así como un morro achinado, y una bahía de armas interna.
Inicialmente, Turquía había previsto volar con el TF-X junto con el F-35, pero el hecho de no tener ya acceso al caza diseñado por Estados Unidos supone una nueva presión para el proyecto de caza turco.
¿Podría ayudar Rusia?
Pero, ¿podría Turquía construir con éxito un caza furtivo de quinta generación? Tal vez, pero no sola.
Aunque es miembro de la alianza de 30 naciones de la OTAN, Turquía puede estar interesada en profundizar su creciente relación con Rusia. Una de las áreas en las que un caza furtivo construido por Turquía podría tener problemas es el desarrollo de motores. En teoría, Turquía podría fabricar partes del TF-X, como un fuselaje de contorno sigiloso, aunque acoplar motores de diseño nacional con suficiente potencia sería un reto. Sin embargo, Rusia tiene una amplia experiencia en el desarrollo de motores y ya ha exportado su tecnología al extranjero, a China, para su uso en el caza furtivo J-20 de Pekín.
Rusia también podría beneficiarse de una hipotética asociación con Turquía. Aunque Rusia ha construido el Su-57, un avanzado fuselaje de avión que posee algunas características de caza furtivo de quinta generación, se han construido muy pocos fuselajes de Su-57. Algunos analistas también han cuestionado el sigilo general del avión, señalando que el diseño parece estar optimizado para las amenazas de radar frontales, mientras que otras áreas, como la parte trasera, no están tan sigilosamente optimizadas para difundir el radar enemigo.
Aunque está por ver hasta qué punto Turquía se verá arrastrada a la órbita de Rusia, existe la posibilidad de una cooperación más estrecha en el diseño de aviones de quinta generación. El tiempo dirá hasta qué punto tendrá éxito el avión de combate TF-X de Turquía, y hasta qué punto contará con diseños o incluso componentes rusos.
Caleb Larson es un escritor de Defensa con sede en Europa. Tiene un máster en Políticas Públicas y cubre la seguridad de Estados Unidos y Rusia, las cuestiones de defensa europeas y la política y la cultura alemanas.