El ministro de Defensa, de Pakistán, niega la compra de cazas furtivos J-35A a China, calificó los rumores de entrega en 2026 como exageraciones mediáticas.
Desmentido oficial sobre adquisición de cazas furtivos chinos
El ministro de Defensa, de Pakistán, Khawaja Asif, desmintió categóricamente los informes que aseguraban un acuerdo con China para adquirir cazas furtivos J-35A, descartó las especulaciones sobre una posible entrega en 2026. En una declaración emitida el 30 de junio de 2025, Asif calificó los reportes como “exageraciones mediáticas sin fundamento”, para asegurar que no existe ningún plan inmediato para incorporar estos aviones a la Fuerza Aérea de Pakistán. Esta declaración busca reducir las especulaciones sobre una escalada en la modernización militar en el sur de Asia, donde los avances militares de ambos países han generado preocupación regional.
Los rumores sobre la adquisición de los J-35A surgieron a principios de junio de 2025, cuando medios especializados, como Zona Militar, reportaron que Pakistán había concretado la compra de hasta 40 cazas furtivos de quinta generación fabricados por la Corporación de la Industria de Aviación de China (AVIC). Estos informes, respaldados por fuentes anónimas, sugerían que las primeras entregas comenzarían en agosto de 2025, con un lote inicial de 30 aeronaves para principios de 2026. Además, se mencionó la posible incorporación de sistemas complementarios, como los aviones de alerta temprana KJ-500 y sistemas de defensa antimisiles HQ-19, lo que fortalecería la capacidad de defensa antiaérea de Pakistán. La noticia generó revuelo, especialmente tras la publicación en redes sociales de AVIC de una imagen de un piloto pakistaní en la cabina de un J-35A, interpretada como una confirmación tácita del acuerdo.
Sin embargo, la rápida negación de Asif ha puesto en duda la veracidad de estas afirmaciones. El ministro señaló que, aunque Pakistán mantiene una sólida cooperación militar con China, no hay planes concretos para adquirir el J-35A en el corto plazo. Esta declaración coincide con reportes de prensa que indican que la Fuerza Aérea de China aún no ha incorporado plenamente el J-35A a su flota, lo que plantea interrogantes sobre la viabilidad de exportar una plataforma que permanece en fase de desarrollo. Analistas citados por Galaxia Militar han sugerido que la imagen publicada por AVIC podría haber sido una maniobra publicitaria para promover el caza en mercados internacionales, más que una confirmación de un acuerdo con Pakistán.
La desmentida también refleja la sensibilidad de Pakistán ante las percepciones de una escalada militar en la región. Las tensiones con India, exacerbadas por los enfrentamientos aéreos de mayo de 2025, han intensificado el escrutinio sobre las adquisiciones militares de ambos países. Durante estos choques, los cazas J-10CE de fabricación china, operados por la Fuerza Aérea de Pakistán, demostraron su eficacia al neutralizar aeronaves indias, incluyendo los avanzados Rafale franceses, según afirmaciones de Islamabad. Aunque Nueva Delhi no confirmó las pérdidas, el desempeño de los sistemas chinos reforzó la confianza de Pakistán en su alianza con Pekín, al tiempo que generó preocupación en India sobre su capacidad aérea.
Datos clave sobre la controversia del J-35A en Pakistán
- El J-35A, desarrollado por Shenyang Aircraft Corporation, es un caza furtivo de quinta generación con capacidades de combate multifunción.
- Está equipado con misiles PL-17 de largo alcance, con un rango estimado de 400 km, y radares de matriz activa para detección avanzada.
- Los rumores iniciales apuntaban a un acuerdo por 40 cazas, con entregas previstas entre agosto de 2025 y principios de 2026.
- La Fuerza Aérea de Pakistán ya opera cazas chinos como el J-10CE y el JF-17 Thunder, que han sido clave en enfrentamientos recientes.
- La negación de Asif busca reducir las tensiones regionales y evitar percepciones de una competencia militar con India.
Impacto regional y dinámica de la modernización militar
La negación del acuerdo por parte de Pakistán tiene implicaciones significativas para la dinámica militar en el sur de Asia. India, que depende de una combinación de cazas Su-30MKI, Rafale y MiG-29, enfrenta presión para acelerar su propio programa de cazas de quinta generación, el AMCA, que no entrará en producción hasta la década de 2030. Informes de Galaxia Militar indican que la posible incorporación de cazas furtivos por parte de Pakistán había generado preocupación en Tel Aviv y Washington, aliados clave de Nueva Delhi, debido al riesgo de que China transfiera tecnología avanzada a Islamabad. La desmentida de Asif podría aliviar temporalmente estas inquietudes, pero no elimina la percepción de una modernización militar en curso.
Por otro lado, la relación militar entre Pakistán y China sigue siendo una cooperación estratégica para ambos países. Pekín ha invertido miles de millones en el desarrollo de su industria militar, y Pakistán ha sido un socio clave para probar sus sistemas, como los cazas J-10CE y los misiles PL-15E. Según CNN, los enfrentamientos de mayo de 2025 ofrecieron un primer vistazo al desempeño de la tecnología china frente a sistemas occidentales, con resultados que impulsaron las acciones de AVIC en la bolsa de Shenzhen. Sin embargo, la cautela de China en no exacerbar las tensiones con India, con la que mantiene disputas fronterizas, podría haber influido en la decisión de Pakistán de desmentir el acuerdo, para evitar una escalada diplomática.
El contexto regional también está marcado por la histórica disputa por Cachemira, que ha sido el epicentro de las tensiones entre Pakistán e India desde la partición de 1947. Los ataques con misiles de India en mayo de 2025, dirigidos contra lo que describió como “infraestructura terrorista” en la Cachemira administrada por Pakistán, intensificaron la guerra, con Islamabad respondiendo con bombardeos y cierres de su espacio aéreo. Estos eventos subrayan la importancia de las capacidades aéreas para ambos países, lo que hace que las decisiones sobre adquisiciones militares, como la del J-35A, tengan un peso estratégico significativo.
La negación de Pakistán también pone en perspectiva las ambiciones de China en el mercado global de armas. El J-35A, comparado con el F-35 estadounidense por su diseño furtivo y capacidades de guerra en red, ha atraído interés de países como Egipto, pero su rechazo por parte de Arabia Saudita en marzo de 2025, según Galaxia Militar, evidenció las dificultades de Pekín para competir con los contratistas occidentales en regiones clave. La falta de pruebas operativas del J-35A y las dudas sobre su soporte técnico han generado escepticismo, lo que podría explicar la reticencia de Pakistán a confirmar un acuerdo en este momento.
Escenario futuro y cooperación chino-pakistaní
A pesar del desmentido, la cooperación militar entre Pakistán y China sigue siendo sólida. Islamabad continúa recibiendo equipos chinos, como los sistemas de defensa antiaérea HQ-9P y los aviones de alerta temprana ZDK-03, que han demostrado su eficacia en ejercicios militares. Según El Confidencial, el sistema “ABC” de combate integrado, que combina radares terrestres, cazas y aviones AWACS, permitió a Pakistán neutralizar la ventaja numérica de India en los enfrentamientos de mayo de 2025. Este éxito refuerza la confianza de Pakistán en la tecnología china, aunque la negación del acuerdo del J-35A sugiere una postura más cautelosa ante las presiones regionales e internacionales.
En el ámbito interno, Pakistán enfrenta limitaciones presupuestarias que podrían haber influido en la decisión de desmentir el acuerdo. La experiencia con los cazas JF-17 Thunder, coproducidos con China, ha demostrado que la dependencia de Pekín es una solución viable, pero también plantea riesgos en términos de soporte técnico y mantenimiento a largo plazo.
La negación del acuerdo no descarta la posibilidad de que Pakistán retome las negociaciones en el futuro, especialmente si las tensiones con India persisten o si China ofrece condiciones más favorables, como descuentos o transferencia de tecnología. Mientras tanto, la desmentida de Asif sirve como un mensaje de moderación, para evitar una escalada en las percepciones de una modernización militar que podría desestabilizar aún más el sur de Asia.