Una prueba oficial reveló que el A-10 ejecutó más ataques con menos salidas que el F-35, pese a operar en condiciones favorables para este último.
Compararon al A-10 y al F-35 en tres misiones operativas clave
En 2016 surgió un debate sobre cuál avión cumplía mejor la misión de apoyo aéreo cercano: el veterano A-10 Thunderbolt II o el moderno F-35 Lightning II. La excongresista y ex piloto Martha McSally impulsó una prueba directa entre ambos. El objetivo era medir con datos objetivos el rendimiento del A-10, diseñado para apoyar a tropas en tierra, frente al F-35, ideado como reemplazo multifunción de varias plataformas.
La presión para justificar el programa del F-35 dentro del Pentágono y el Congreso fue un factor clave para autorizar la prueba. Con un costo total estimado de 1.7 billones de dólares, el F-35 fue presentado como sucesor del A-10, pese a sus diferencias técnicas. Mientras tanto, el A-10 seguía siendo valorado por sus tripulaciones por su potencia, resistencia y precisión en el campo de batalla.
El Congreso autorizó la “Prueba de Comparación entre el F-35A y el A-10C” mediante la Ley de Autorización de Defensa Nacional de 2017. Las evaluaciones se realizaron entre 2018 y 2019 en las bases de Edwards y Nellis, con 69 salidas y más de 117 horas de vuelo. Participaron 19 pilotos de A-10 y ocho de F-35, en misiones de apoyo cercano, control aéreo avanzado y rescate en combate.
Las condiciones de la prueba generaron críticas. No se incluyeron escenarios de alta amenaza, lo que favoreció al A-10. Además, se utilizaron municiones simuladas y no se midieron impactos reales, lo que, según expertos, dejó espacio para sesgos en los resultados.
Datos clave de la comparación entre el A-10 y el F-35 en 2018-2019
- Participaron 27 pilotos: 19 del A-10 y 8 del F-35.
- Misiones evaluadas: apoyo cercano, FAC-A y rescate en combate.
- Duración total: 69 salidas y 117.5 horas de vuelo.
- Condiciones de prueba: ambientes de amenaza baja y media.
- Tipo de armamento: en su mayoría municiones simuladas.
Diseño de la prueba y diferencias tácticas influyeron en los resultados
Durante las pruebas, las restricciones de seguridad en los campos de evaluación limitaron la recreación de condiciones de combate reales. Además, los aviones usaron procedimientos tácticos distintos. Los pilotos del A-10 volaron más cerca de sus objetivos, lo que permitió una mayor precisión al emplear armamento guiado por GPS. En cambio, los del F-35 operaron a mayor distancia, siguiendo un protocolo diferente.
El uso de vídeos de cabina y reportes de observadores como base para la evaluación generó dudas sobre la objetividad del proceso. Analistas señalaron que la falta de impactos reales impedía medir de forma fiable la efectividad del armamento y la precisión de los ataques.
Otro punto de discusión fue la ausencia de defensas aéreas avanzadas en el entorno de prueba. El F-35 fue concebido para enfrentar misiles superficie-aire y cazas enemigos, por lo que el escenario no permitió demostrar su ventaja tecnológica frente al A-10.
Estas condiciones atípicas llevaron a varios expertos a cuestionar si las pruebas reflejaban escenarios de combate contemporáneos, donde el F-35 tendría ventajas por su tecnología furtiva y sensores avanzados.
El informe final permaneció censurado por años hasta su filtración
La Oficina de Pruebas y Evaluación Operacional finalizó el informe en febrero de 2022, pero el documento no se hizo público hasta octubre de 2023, cuando el Project on Government Oversight (POGO) logró su desclasificación parcial tras una solicitud por la Ley de Libertad de Información y un proceso legal.
El documento liberado estaba fuertemente redactado, con partes clave del resumen ejecutivo censuradas. Aun así, reveló que el A-10 realizó más ataques por misión gracias a su mayor capacidad de carga y su cañón GAU-8 de 30 mm, que permite transportar hasta 1,350 rondas, en contraste con las 181 del F-35.
También se indicó que el F-35 necesitó más salidas para cumplir con los mismos objetivos en entornos permisivos. Esto generó cuestionamientos sobre su eficiencia en misiones donde el A-10 históricamente ha mostrado un rendimiento sobresaliente.
Sin embargo, en entornos de amenaza media, el F-35 mostró capacidad para cumplir funciones adicionales como la supresión de defensas aéreas, lo cual está fuera del alcance operacional del A-10, diseñado exclusivamente para el apoyo terrestre.
Pilotos destacaron posibles sinergias entre ambas aeronaves
Los comentarios de los pilotos que volaron ambas plataformas aportaron una visión equilibrada. Muchos coincidieron en que la combinación de ambos aviones ofrecería una solución táctica eficaz: el A-10 para ataques de precisión a baja altitud y el F-35 para proporcionar cobertura y neutralizar amenazas aéreas.
Esta idea de sinergia operacional fue recurrente entre los participantes, aunque el informe oficial no incluyó recomendaciones concretas sobre cómo aplicar ese enfoque en combate real. La valoración de los pilotos resaltó que cada aeronave ofrece ventajas particulares en función del tipo de misión.
Desde la publicación del informe, el debate sobre la utilidad del A-10 en conflictos modernos volvió al centro del escenario. La Fuerza Aérea de EE. UU. anunció en marzo de 2023 que planeaba retirar todos los A-10 en un plazo de cinco a seis años, justificando su obsolescencia ante amenazas avanzadas.
No obstante, persisten críticas sobre esa decisión. Un informe de la Oficina de Responsabilidad Gubernamental de septiembre de 2023 reveló que la flota de F-35 tenía una disponibilidad de misión del 55%, muy por debajo de lo esperado, por problemas de mantenimiento y confiabilidad, mientras que el A-10 conserva una reputación de fiabilidad operativa.