Un piloto de un caza ruso, posiblemente un Su-27 o Su-35 de la familia Flanker, protagonizó un curioso incidente al eyectarse de su avión y posteriormente tomar una selfie y grabar un video. En el clip, el piloto murmura algo parecido a: “Nos atacaron y no tuvimos tiempo de reaccionar”. A pesar de que el video fue compartido en redes sociales hace unos días, la ubicación exacta del accidente sigue siendo un misterio.
Aunque aún faltan pruebas contundentes, algunos analistas sugieren que el incidente pudo haber ocurrido en territorio ruso. Sin embargo, lo que llama la atención es la calma del piloto mientras cumple con su “compromiso social” en medio de la pérdida de un avión valorado en varios millones de dólares. La ausencia de las alas de pato, características del Su-34, lleva a especular que el avión podría ser un Su-27 más antiguo o un Su-35 moderno.
⚡️A 🇷🇺Russian pilot films the first seconds after ejecting from a downed Su-35(?) aircraft and subsequent parachute descent, archival footage pic.twitter.com/LAtHQkbYow
— 🪖MilitaryNewsUA🇺🇦 (@front_ukrainian) August 4, 2024
Debido a la mala calidad del video, es difícil discernir detalles específicos, aunque algunos observadores aseguran haber visto llamas saliendo de los motores. La frase “nos atacaron” que usa el piloto sugiere la presencia de más tripulantes, pero el video no muestra un segundo paracaídas, lo que deja en duda si había un copiloto a bordo. Es relevante señalar que tanto el Su-27 como el Su-35 tienen versiones con dos pilotos.
El video luego muestra la perspectiva del piloto descendiendo con su paracaídas naranja y blanco, con la visera aún bajada. También es visible su equipo de supervivencia portátil, que incluye una balsa salvavidas sin desplegar para aterrizajes en el agua. A medida que desciende, se quita la máscara de oxígeno, levanta la visera y se gira para mirar a la cámara.
Aunque el Su-35 es conocido por ser un caza monoplaza, existe una variante, el Su-35UB, que cuenta con dos asientos, permitiendo que además del piloto, un oficial de sistemas de armas o un instructor esté a bordo. Esta configuración aumenta las capacidades de combate y facilita el entrenamiento.
La publicación del video en Internet probablemente no fue bien recibida por sus superiores, dado lo extraordinario del suceso desde un punto de vista militar. Lo más sorprendente es la actitud del piloto durante el descenso, ya que en un momento se le ve limpiando cuidadosamente la cámara del teléfono con la mano, quizás para eliminar polvo o residuos y asegurar una imagen clara. Usuarios rusos en redes sociales comentaron sarcásticamente: “Ojalá hubiera cuidado tan meticulosamente el avión que le fue confiado”.
Desde la perspectiva ucraniana, no tardaron en surgir teorías sobre el derribo del caza ruso. Como era de esperar, algunos apuntaron al F-16, aunque no hay pruebas sólidas de que Ucrania haya desplegado este caza en combate. Dado que tanto Rusia como Ucrania suelen exhibir con orgullo cada destrucción de un vehículo enemigo, un incidente de tal magnitud habría causado un gran revuelo si un F-16 hubiera derribado un Su-27 o Su-35.
Hasta ahora, Ucrania ha afirmado en varias ocasiones haber derribado aviones rusos con sus defensas aéreas, algunas de estas pérdidas confirmadas por evidencia fotográfica. Sin embargo, también han ocurrido incidentes de fuego amigo entre las fuerzas rusas, lo que podría ser una explicación plausible para este suceso.
El video se publicó a principios de agosto, pero el momento exacto del incidente es incierto. A finales de julio y principios de agosto, uno de los ataques más significativos contra la infraestructura rusa fue el ocurrido en el depósito de petróleo de Kursk. Ucrania aseguró haber destruido con éxito tres hangares de petróleo, lo que fue confirmado por Rusia, que desplegó más de 80 bomberos para controlar el fuego.
Una fuente en línea señaló que el accidente podría haber ocurrido cerca de Chervony Yar, en la región de Kherson, cerca de la frontera rusa, sugiriendo la fecha del 22 de diciembre de 2023 como el día del incidente. En ese momento, se reportó que Ucrania había derribado tres Su-34 rusos en el sur de Ucrania, aunque podría tratarse de un error en la identificación del avión.
Este incidente resalta las implicaciones más amplias del uso de dispositivos electrónicos en el campo de batalla, ya que el piloto ruso podría enfrentarse a severas consecuencias por su comportamiento. El ejército ruso tiene estrictas regulaciones sobre el uso de dispositivos electrónicos personales, como teléfonos inteligentes, durante operaciones de combate para mantener la seguridad operativa y evitar filtraciones de información confidencial.
En 2019, el Ministerio de Defensa ruso aprobó una ley que prohíbe específicamente a los soldados utilizar teléfonos inteligentes y otros dispositivos conectados a Internet mientras están de servicio. Esta ley se implementó tras varios incidentes donde información confidencial fue filtrada accidentalmente en redes sociales.
Las sanciones por violar estas normas pueden ser severas, incluyendo multas y penas de prisión, dependiendo de la gravedad de la infracción. En un caso reportado por la BBC en 2018, un soldado ruso fue condenado a dos años de prisión por compartir una selfie que revelaba la ubicación de su unidad, subrayando las graves consecuencias de desobedecer la política del ejército sobre dispositivos electrónicos.
Este incidente se enmarca dentro de un esfuerzo más amplio de las fuerzas armadas rusas por mejorar la ciberseguridad y protegerse del espionaje, limitando el uso de dispositivos electrónicos personales para minimizar el riesgo de que información crítica caiga en manos del enemigo.