El MBT-70, una colaboración entre Estados Unidos y Alemania Occidental, nació con la ambición de desarrollar un supertanque que contrarrestara las deficiencias evidenciadas durante la Guerra de Yom Kippur en 1973.
Este proyecto integraba innovaciones como una suspensión avanzada para mejorar la estabilidad de la artillería y un robusto cañón de carga automática de 152 mm, diseñado para lanzar misiles antiblindaje Shillelagh. Sin embargo, el programa enfrentó múltiples desafíos.
La discrepancia en las preferencias de diseño y los sistemas de medición, sumado a las barreras comunicacionales entre los equipos de ambos países, obstaculizaron el progreso. Adicionalmente, el excesivo peso del tanque lo hacía incompatible con la infraestructura europea, mientras que su munición innovadora, pero defectuosa sin casquillo comprometía su efectividad en combate.
Consecuentemente, el MBT-70 nunca alcanzó la fase de producción masiva, llevando a Estados Unidos y Alemania Occidental a desarrollar, de manera independiente, los tanques Leopard Two y M1 Abrams.
La visión inicial era prometedora: combinar la experiencia estadounidense y alemana occidental en diseño de tanques para superar las vulnerabilidades observadas en los conflictos recientes, como la Guerra de Yom Kippur, donde los tanques sufrieron severos daños debido a misiles antitanque.
Lecciones aprendidas del ambicioso MBT-70
Así surgió el MBT-70, equipado para ofrecer potencia de fuego de largo alcance y una suspensión innovadora que prometía mejorar tanto la artillería como la precisión. No obstante, las dificultades tecnológicas y económicas, unidas al prolongado periodo de pruebas, un peso desmedido y munición inferior, frustraron sus expectativas de producción a gran escala. Esta es la crónica de un ambicioso proyecto de tanque desde su concepción hasta su eventual descontinuación.
En búsqueda de mayor protección y capacidad de supervivencia, los diseñadores alemanes occidentales y estadounidenses aspiraban a superar las limitaciones de los tanques principales de la época, como el Leopard One y el M60. Estas máquinas, aunque formidables, presentaban debilidades que podrían haber resultado catastróficas en enfrentamientos blindados contra fuerzas soviéticas en Europa.
Desarrollo inicial y desafíos del MBT-70
El proceso de diseño del MBT-70 comenzó en 1963, marcado por desafíos significativos desde sus inicios. Los equipos de Alemania Occidental y Estados Unidos enfrentaron discrepancias fundamentales sobre tácticas blindadas y componentes críticos como el cañón y los motores. La falta de consenso sobre la adopción del sistema métrico y las barreras en la comunicación añadieron más tensiones al proyecto.
Sin embargo, ambos contingentes lograron un acuerdo sobre la composición de la armadura: una “aleación de tungsteno intercalada con capas de acero… con blindaje de acero laminado uniformado”. Este diseño buscaba ofrecer protección superior frente a los proyectiles de 105 mm utilizados por los tanques soviéticos, asegurando a la tripulación una robusta defensa contra los ataques antitanque.
Avances tecnológicos y capacidades operativas del MBT-70
El sistema de suspensión del MBT-70 representaba un avance técnico notable, permitiendo ajustar la altura del tanque para reducir su silueta y convertirlo en un blanco más difícil de acertar. Esta característica era esencial para maniobrar en terrenos variados y ofrecía la capacidad de ajustar la altura para optimizar la efectividad del fuego en escenarios urbanos, permitiendo disparos elevados hacia posiciones enemigas en pisos superiores de edificaciones.
El armamento principal, un cañón de carga automática de 152 mm, no solo proporcionaba un alcance extendido para mantenerse fuera del rango de misiles antitanque enemigos, sino que también estaba equipado para lanzar misiles antiblindaje Shillelagh. Además, el tanque contaba con un cañón antiaéreo de 20 mm para defensa contra aeronaves y helicópteros, complementando sus capacidades ofensivas y defensivas.
El MBT-70 también destacaba por su velocidad y agilidad, superando a los modelos soviéticos contemporáneos en pruebas de campo. Esta movilidad, unida a su protección contra ataques químicos, ofrecía una ventaja táctica significativa y tranquilidad a las tripulaciones en escenarios de combate.
Problemas técnicos y limitaciones operativas del MBT-70
A pesar de sus innovaciones, el MBT-70 enfrentó problemas críticos con su munición “sin casquillo”. Aunque más ligera y teóricamente eficiente, esta tecnología resultó problemática porque los residuos incandescentes que dejaba en el cañón tras el disparo complicaban las operaciones subsecuentes. Además, las condiciones climáticas como la humedad podían causar la expansión de los cartuchos, impidiendo que encajaran correctamente en el arma, lo que dificultaba aún más su funcionalidad.
Otro error de cálculo de los diseñadores fue no anticipar que el peso excesivo del tanque superaba la capacidad de carga de los puentes y vagones de ferrocarril europeos, lo que representaba una limitación operativa significativa en el teatro europeo. Este defecto crítico ponía en riesgo la viabilidad del tanque en situaciones de combate real.
Consecuencias del sobrepeso y problemas de coordinación
Estos inconvenientes técnicos y de diseño acumularon retrasos y sobrecostos en la producción. Eventualmente, la colaboración germano-estadounidense en el proyecto del MBT-70 se disolvió, orientando a ambos países hacia el desarrollo independiente de los tanques Leopard Two y M1 Abrams. La falta de sincronía en el proyecto, exacerbada quizás por barreras lingüísticas y desacuerdos sobre estándares como el sistema métrico, obstaculizó la comunicación eficaz entre los equipos.
El problema más grave fue el peso desproporcionado del vehículo, que limitaba su movilidad en los campos de entrenamiento de Alemania, un factor esencial en la preparación para un potencial conflicto con las fuerzas soviéticas. Por estas razones, el MBT-70 fue finalmente descartado, marcando un capítulo decepcionante en la historia de la cooperación militar transatlántica.