La ausencia de sensor infrarrojo en el F-22 limita su desempeño frente al Su-35, que sí puede detectar amenazas sin delatar su posición por radar.
El F-22 carece de IRST, a diferencia de sus principales competidores
Diseñado como un caza de superioridad aérea de quinta generación, el F-22 Raptor de Lockheed Martin sobresale por su sigilo, agilidad, velocidad y radar AESA de largo alcance. Sin embargo, expertos han señalado una limitación crítica en su diseño: la ausencia de un sistema de búsqueda y seguimiento por infrarrojos (IRST), una capacidad que sí posee el Sukhoi Su-35, competidor ruso de generación 4++.
La omisión del IRST ha generado un debate técnico sobre la vulnerabilidad potencial del Raptor en enfrentamientos cercanos o en entornos donde los radares activos pueden ser interferidos o expuestos. A pesar de su perfil furtivo, el F-22 puede quedar en desventaja frente a aeronaves que utilizan sensores pasivos para detectar objetivos sin emitir señales.
El Su-35, aunque no posee el mismo nivel de invisibilidad al radar, integra un sistema IRST que amplía su capacidad para detectar aeronaves como el Raptor por su firma térmica. Este enfoque, basado en la detección pasiva, representa una amenaza real en escenarios donde la discreción electrónica es fundamental.
La discusión sobre esta carencia en el F-22 refleja decisiones presupuestarias tomadas durante su desarrollo, cuando las prioridades tecnológicas favorecieron el sigilo y el combate BVR por encima de sensores ópticos pasivos.
El IRST del Su-35 permite detección pasiva en múltiples condiciones

El OLS-35, sistema IRST del Su-35, combina una cámara infrarroja, sensor térmico y designador láser. Este conjunto le permite identificar fuentes de calor como motores o misiles a distancias considerables, sin necesidad de activar el radar.
En enfrentamientos donde el radar del F-22 puede verse limitado —por interferencia electrónica, condiciones meteorológicas o proximidad—, el IRST del Su-35 representa una ventaja táctica significativa. Su capacidad para operar en modo pasivo reduce el riesgo de ser detectado y mejora la iniciativa en combate.
Este sensor se convierte en un factor crítico en combate cercano (WVR), donde el sigilo del F-22 resulta menos determinante. El Su-35 puede así obtener una solución de disparo antes de que el Raptor tenga oportunidad de explotar su ventaja a larga distancia.
El IRST, además, es inmune a las técnicas de interferencia que afectan a los radares, lo que incrementa su valor en un entorno de guerra electrónica moderna. Su inclusión responde a una filosofía de diseño distinta, centrada en la flexibilidad operativa.
Diferencias clave entre el F-22 Raptor y el Su-35 Flanker-E
- El F-22 no posee IRST; el Su-35 cuenta con el sistema OLS-35.
- El Raptor prioriza el sigilo y el combate más allá del alcance visual (BVR).
- El Su-35 combina alta maniobrabilidad con detección pasiva infrarroja.
- El Su-35 puede identificar objetivos furtivos sin delatar su posición.
- La falta de IRST en el F-22 responde a recortes presupuestarios en los años noventa.
- En combates cercanos, el Su-35 podría detectar primero al F-22.
Decisiones presupuestarias condicionaron la ausencia de IRST en el F-22
Durante su desarrollo en la década de 1990, el F-22 enfrentó restricciones presupuestarias impuestas por la Fuerza Aérea de EE. UU., que limitó el gasto en aviónica a 9 millones de dólares por unidad, pese a estimaciones iniciales superiores a 16 millones.
Lockheed Martin dejó espacios físicos y capacidad de refrigeración para incorporar IRST en el futuro, pero la ausencia de lineamientos específicos de la USAF llevó al contratista a eliminar el sistema. En su lugar, se priorizó el radar AESA AN/APG-77 y el diseño furtivo para el combate BVR.

La doctrina de la época asumía que la detección por radar, combinada con misiles de largo alcance como el AIM-120 AMRAAM, permitiría neutralizar amenazas antes del contacto visual. El IRST se consideró prescindible dentro de ese paradigma estratégico.
Esta elección de diseño limitó el desempeño del F-22 en misiones como la interceptación o el combate en entornos complejos, donde los sensores pasivos podrían ofrecer mejor conciencia situacional sin comprometer la posición de la aeronave.
Ventajas del Su-35 en combate visual y despliegue operativo
El Su-35, en servicio desde 2014, fue concebido con un enfoque que privilegia la maniobrabilidad y la adaptabilidad en múltiples escenarios. Sus motores AL-41F1S con empuje vectorial y su carga útil de hasta 8.000 kg de armamento refuerzan su rendimiento en combates cerrados.
Su velocidad máxima también alcanza Mach 2.25, aunque depende más de la postcombustión, lo que incrementa su firma térmica frente al Raptor, que logra supercrucero a Mach 1.82 sin postcombustión, reduciendo su exposición infrarroja.
El coste operativo también favorece al Su-35. Con un precio aproximado de 65 millones de dólares por unidad, es considerablemente más accesible que el F-22, cuya producción se detuvo tras fabricar solo 187 unidades, con un costo estimado por avión de 150 millones de dólares.
Esto permite a Rusia desplegar más unidades del Su-35, compensando parte de la desventaja tecnológica con una superioridad numérica en caso de conflicto, lo que representa un desafío adicional para las fuerzas aliadas en escenarios prolongados.

Modernizaciones del F-22 no contemplan aún incorporar IRST
La USAF ha actualizado el F-22 con mejoras en software, integración del misil AIM-9X y nuevas funcionalidades derivadas del programa NGAD, pero no ha incluido IRST en las versiones operativas del caza.
Lockheed Martin evaluó integrar un sistema infrarrojo en 2015, pero la falta de fondos y la prioridad dada al F-35, que sí cuenta con el Electro-Optical Targeting System (EOTS), relegaron este desarrollo a un segundo plano.
El F-35 Lightning II fue diseñado como un caza multirrol que incorpora muchas de las lecciones aprendidas del F-22, aunque no iguala su rendimiento en superioridad aérea pura. Su sistema electroóptico ofrece cierta compensación táctica en misiones de patrullaje o ataque.
Mientras tanto, el Raptor continúa dependiendo de su radar y de su capacidad de sigilo para evitar ser detectado, una estrategia eficaz en escenarios BVR, pero vulnerable si enfrenta amenazas con capacidades infrarrojas avanzadas como el Su-35.
La falta de IRST evidencia enfoques doctrinales divergentes

La comparación entre el F-22 y el Su-35 refleja filosofías de combate aéreo distintas. Estados Unidos apostó por la dominación tecnológica a distancia, mientras que Rusia optó por plataformas versátiles capaces de operar en rangos diversos, incluso con desventajas en sigilo.
En un enfrentamiento real, el resultado dependería de factores adicionales como el entrenamiento de los pilotos, el apoyo de sensores externos como AWACS, y las condiciones tácticas del combate. Sin embargo, el IRST del Su-35 introduce un factor que compromete la invisibilidad total del Raptor.
Esta vulnerabilidad no anula las capacidades del F-22, pero sí demuestra que su diseño no es inmune a las limitaciones del entorno. En un escenario moderno donde la guerra electrónica y la detección multiespectral se expanden, los sensores pasivos ganan peso táctico.
Mientras la Fuerza Aérea de EE. UU. decide si incorpora IRST al Raptor en futuras fases de actualización, el debate persiste: ¿puede un caza mantenerse invulnerable en un campo de batalla donde los métodos de detección se diversifican? La respuesta influirá en el futuro diseño de cazas de sexta generación.