El presidente ruso, Vladimir Putin, esbozó el miércoles lo que, según él, justificaría “ataques de represalia” contra miembros de la OTAN u otros países que intervinieran en Ucrania.
En un discurso ante los legisladores, Putin dijo que sus fuerzas responderían a cualquier país que supusiera “una amenaza estratégica” para Rusia y sus operaciones en Ucrania.
Los expertos han dicho que los funcionarios rusos han aumentado en los últimos días la cantidad de declaraciones amenazantes a la OTAN como táctica estratégica.
El lunes, el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergey Lavrov, dijo en una entrevista con los medios de comunicación estatales que “la OTAN está esencialmente yendo a la guerra con Rusia a través de un proxy y armando a ese proxy”.
Antes de eso, el viceministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Ryabkov, dijo durante una entrevista el 13 de abril que Rusia considerará los vehículos de Estados Unidos y de la OTAN que transporten armas en territorio ucraniano como “objetivos militares legítimos”.
Los últimos comentarios de Putin dejaron aún más clara su postura.
“Pero también me gustaría señalar algo de lo que hablé al principio de la operación militar especial. Permítanme subrayar una vez más: Si alguien pretende intervenir desde el exterior y crear una amenaza estratégica para Rusia que sea inaceptable para nosotros, debe saber que nuestros ataques de represalia serán rápidos como un rayo”, dijo Putin.
Y añadió: “Tenemos las herramientas necesarias para ello, de las que nadie más puede presumir en este momento. No nos limitaremos a presumir; las utilizaremos si es necesario. Y quiero que todo el mundo lo sepa; hemos tomado todas las decisiones al respecto”.
El Financial Times señaló que las palabras de Putin sobre tener “las herramientas que necesitamos para esto, de las que nadie más puede presumir en este momento” podrían haber sido una referencia a un misil balístico intercontinental capaz de transportar cargas nucleares que Rusia probó recientemente.
Putin también afirmó que las entidades occidentales habían influido en los ucranianos para que desarrollaran un estado de “rusofobia”. Afirmó que este supuesto sentimiento antirruso, junto con la influencia de lo que dijo que eran neonazis, se había trasladado al “territorio histórico ruso” en Crimea y Donbás, lo que, según dijo, obligó al Kremlin a tomar medidas.
El presidente ruso también afirmó que las sanciones impuestas a Rusia por otros países no habían logrado diezmar la economía del país. Dijo que las medidas adoptadas por su gobierno habían “repelido, bloqueado el primer golpe aplastante -como creía Occidente- de las sanciones ilegítimas contra nuestro país”.