Hace varias semanas, el avión IL-96-300PU del presidente de Rusia, Vladimir Putin, fue flanqueado por no menos de seis aviones de combate Su-57 mientras se dirigía al 929º Centro Estatal de Pruebas de Vuelo de Chkalov en el suroeste de Rusia.
Las imágenes de vídeo del vuelo muestran a los cazas del Su-57 agrupados en lo que mejor se parece a una columna de desfile que a una formación de escolta, lo que sugiere una intención de poder blando detrás del viaje de Putin. Hay varios factores en juego. En primer lugar, y tal vez lo menos significativo, este video de seis Su-57 en funcionamiento, le arranca la cabeza a cualquier especulación de que el Desfile del Día de la Victoria de 2019 fue cancelado por cualquier otra razón que no sea por las citadas preocupaciones climáticas del Ministerio de Defensa.
Otra cobertura se ha centrado en las connotaciones políticas, señalando que el viaje del Centro Chkalov tuvo lugar poco antes de la reunión de Sochi de Putin con Pompeo. Aunque parcialmente convincente, esta línea de razonamiento no puede explicar el momento oportuno. Si Putin quería organizar una demostración diplomática de fuerza, ¿por qué ahora y no durante sus reuniones anteriores con el presidente Trump y el asesor de seguridad nacional John Bolton? Después de todo, el enfoque estratégico de Rusia con respecto a los Estados Unidos se ha mantenido en gran medida coherente en los últimos años.
Más bien, la decisión sin precedentes de utilizar seis de los aviones de combate de quinta generación más avanzados de Rusia -aproximadamente la mitad de la lista disponible en la actualidad- en una misión de escolta de personalidades es el último paso en la campaña de promoción de la marca Su-57 en curso en Rusia. No es de extrañar que Putin haya adulado repetidamente al Su-57 en los últimos años; hace tan solo unos meses que se refirió a él como el mejor caza del mundo. Pero a medida que siguen desarrollándose las conversaciones de exportación del Su-57 con Turquía, India y China, Putin está adoptando lo que parece ser un papel cada vez más proactivo en la publicidad del Su-57 entre los posibles compradores.
A su llegada al centro de pruebas de vuelo, Putin discutió los méritos del Su-57 con varios de sus pilotos de prueba; uno de ellos lo calificó de «gran salto hacia el futuro», mientras que otros sugirieron que todavía se están elaborando ciertos detalles técnicos. «Necesitamos que[el Su-57] sea el mejor del mundo», dijo Putin a los pilotos, a la vez que les animaba a proporcionar a los ingenieros del Su-57 toda la información pertinente que pudieran. «Contamos mucho con usted, con su profesionalidad.»
Como pone de relieve esta interacción, todavía se están elaborando algunos aspectos técnicos del Su-57. Quizás el más crucial de ellos son los continuos problemas del motor del caza. El Su-57 fue diseñado con el potente motor Izdeliye 30, lo que permite un empuje en seco de 28.000 libras y una postcombustión de 42.000 libras. Pero Izdeliye 30 se retrasó debido a contratiempos de ingeniería, y los modelos de preproducción estaban equipados con el motor Al-41F1, más débil, como medida provisional. Queda por ver si los próximos modelos de producción en serie -incluido uno que se entregará a finales de este año- se entregarán con el nuevo motor.
Por un lado, la mayor implicación personal de Putin es una señal de lo mucho que ha invertido el Kremlin en el éxito comercial del Su-57. Pero, por otro lado, la voluntad de Putin de vincular su reputación personal con el caza insignia de quinta generación de Rusia puede hablar de su creciente confianza en su viabilidad a largo plazo.