El USS Texas, acorazado de la clase New York, se somete a una renovación de $35 millones para preservar su legado histórico.
El USS Texas y su significativa modernización en el siglo XXI
El USS Texas, un emblemático acorazado de la clase New York, representa más que un siglo de historia marítima estadounidense. Botado por primera vez por la Marina estadounidense poco antes de la Primera Guerra Mundial, este leviatán del mar ha sido testigo y partícipe de eventos cruciales, desde el “Incidente de Tampico” hasta operaciones en el mar del Norte durante el conflicto bélico global. Su más reciente travesía, lejos de los combates, es una ambiciosa renovación que asegurará su supervivencia para futuras generaciones.
En 2023, la Battleship Texas Foundation, entidad encargada por el estado de Texas para el cuidado de este acorazado, anunció una reubicación y un plan de reparación de 35 millones de dólares. Este proyecto no solo busca reparar el deterioro sufrido a lo largo de los años, sino también trasladar el buque a un nuevo emplazamiento tras más de siete décadas anclado frente al Monumento a San Jacinto en La Porte, Texas. La intervención se llevará a cabo en los astilleros Gulf Copper de Galveston, donde el USS Texas será sometido a un meticuloso proceso de restauración.
Desde su construcción, autorizada por el Congreso en 1910 y llevada a cabo por Newport News Shipbuilding con un costo cercano a los 6 millones de dólares, el USS Texas ha sido un pionero. Fue uno de los primeros acorazados estadounidenses en estar equipado con cañones antiaéreos y tecnología de radar, además de su potente armamento que incluía diez cañones Mark 1 de 14 pulgadas y calibre 45, y cuatro tubos lanzatorpedos de 21 pulgadas para el torpedo Bliss-Leavitt Mark 8. Este acorazado no solo se destacó en combate, sino que también se convirtió en el primer buque de su tipo en lanzar un avión en 1919, tras una significativa actualización de sus capacidades.
Participación histórica del USS Texas en conflictos globales
Durante el Incidente de Tampico en 1914, el presidente Woodrow Wilson movilizó al USS Texas hacia aguas mexicanas, marcando el comienzo de su legado militar. Aunque su papel en la Primera Guerra Mundial fue principalmente de apoyo en misiones de convoy y bloqueo, el acorazado demostró su potencial al disparar contra un supuesto submarino enemigo. Su participación no se limitó a la Gran Guerra; durante la Segunda Guerra Mundial, el USS Texas jugó un rol crucial en la Operación Antorcha, contribuyendo decisivamente en el norte de África y disparando una impresionante cantidad de proyectiles en apoyo a las fuerzas aliadas.
Después de más de tres décadas de servicio activo, el USS Texas fue retirado en 1948, pero su historia continúa resonando. Anclado en el Canal de Navegación de Houston, cerca del sitio histórico donde las tropas tejanas vencieron al ejército mexicano en 1836, el acorazado ha sido un museo vivo, testigo del paso del tiempo y del cambio tecnológico en la ingeniería naval. En 2019, el control operativo del USS Texas fue otorgado a la Battleship Texas Foundation por un periodo de 99 años, asegurando su preservación como un ícono de la historia militar y marítima de los Estados Unidos.
La renovación del USS Texas no solo es una hazaña de ingeniería y conservación; es un tributo a la resiliencia y al legado de un acorazado que ha sobrevivido a dos guerras mundiales y sigue desafiando el tiempo. Con este proyecto de 35 millones de dólares, el USS Texas se prepara para el futuro, listo para educar y fascinar a nuevas generaciones sobre la importancia de la historia naval y la tecnología militar.