La actualización del bombardero B-52J acumula un retraso de tres años, con un costo estimado de 1.000 millones de dólares, y sigue enfrentando críticas.
La modernización del B-52J acumula retrasos significativos
La ambiciosa modernización del B-52J de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, que incluye la instalación del motor Rolls-Royce F130, se ha retrasado nuevamente, posponiendo su finalización hasta 2033. Aunque el nuevo motor ha pasado una fase crítica de revisión, los avances en otros componentes, como radares, cableado y sistemas digitales, siguen siendo escasos.
Críticos del programa de modernización cuestionan si los crecientes costos y retrasos justifican continuar con el proyecto o si sería más razonable destinar parte de los fondos hacia una adquisición acelerada del B-21 Raider, un bombardero furtivo de próxima generación que ya está en funcionamiento. Según estimaciones, el presupuesto total de actualización asciende a 1.000 millones de dólares.
La Oficina de Responsabilidad Gubernamental (GAO) ha señalado problemas importantes en el programa del B-52J, mientras que el Departamento de Eficiencia Gubernamental podría sugerir recortes en ciertas mejoras. Esto plantea una pregunta clave: ¿Vale la pena esperar por la modernización completa del B-52J o debería priorizarse el B-21 Raider?
Por un lado, el motor Rolls-Royce F130 es una mejora esencial para modernizar al B-52J, aumentando su alcance y rendimiento. Sin embargo, el retraso de tres años para completar su instalación ha generado frustración. Según Rolls-Royce, el F130 estará listo para su entrega en 2033, lo que pone en duda la viabilidad de mantener el programa de modernización en su forma actual.
Datos clave sobre los retrasos en la modernización del B-52J
- El motor Rolls-Royce F130 pasó una revisión crítica tras dos años de trabajo.
- El programa de actualización completa del B-52J acumula tres años de retraso, extendiéndose hasta 2033.
- El costo estimado de modernización asciende a 1.000 millones de dólares.
- El B-21 Raider, fabricado a tiempo y dentro del presupuesto, ya está operativo.
- Analistas de defensa sugieren redistribuir fondos del B-52J para adquirir más unidades del B-21.
Críticas al avance lento y sus implicaciones presupuestarias
El retraso en el programa de modernización también afecta otras actualizaciones críticas del B-52J, como radares, sistemas de navegación y cableado interno. Según la revista Air and Space Forces, estas mejoras llevan años de retraso, lo que añade más presión sobre la Fuerza Aérea para justificar el programa.
La GAO reveló que la modernización debía completarse en 2030, pero ahora está programada para 2033. Esto significa que la Fuerza Aérea tendrá que esperar ocho años adicionales antes de contar con los bombarderos completamente actualizados.
El problema principal radica en que, para 2033, el B-21 Raider estará completamente operativo, con una flota inicial de 100 unidades y posibles ampliaciones a entre 170 y 200 unidades. Este escenario refuerza la postura de quienes proponen redirigir los fondos del B-52J hacia el desarrollo y adquisición del B-21.
Un informe reciente del Congreso incluyó 1.000 millones de dólares para el programa de modernización del B-52J en la Ley de Autorización de Defensa del año fiscal 2025. Algunos analistas sugieren que reasignar la mitad de ese presupuesto podría permitir la adquisición de al menos cinco unidades adicionales del B-21.
El dilema entre avanzar o redirigir recursos
Ante los continuos retrasos, se han planteado posibles soluciones, como limitar la modernización del B-52J solo a la instalación de los motores F130. Esta medida ahorraría recursos que podrían ser destinados al programa del B-21. Sin embargo, los retrasos acumulados y las complejidades del proceso dificultan cancelar ciertas mejoras.
La Fuerza Aérea asegura que los nuevos motores reducirán los costos de mantenimiento del B-52J, pero persisten dudas sobre cuánto podría ahorrarse realmente, ya que la antigüedad del avión implica inevitablemente tiempos de inactividad para otros sistemas.
La intervención de la GAO en el programa de modernización del B-52J ha sido bien recibida. Además, algunos expertos sugieren que el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) podría desempeñar un papel clave en evaluar costos y priorizar mejoras. La intención sería identificar oportunidades de ahorro sin comprometer las capacidades de defensa estratégica.
Conclusión: ¿Debe la Fuerza Aérea replantear prioridades?
El B-52J sigue siendo una pieza clave de la tríada nuclear de Estados Unidos, pero los retrasos en su modernización generan cuestionamientos sobre su viabilidad a largo plazo. En contraste, el B-21 Raider representa una alternativa más moderna y ya está en producción.
La Fuerza Aérea enfrenta la decisión de continuar con un programa que se ha visto afectado por problemas presupuestarios y de cronograma, o reasignar recursos hacia proyectos más avanzados como el B-21. Esta situación pone en evidencia la necesidad de una planificación más eficiente para optimizar los recursos y garantizar la capacidad operativa a futuro.