El Rockwell B-1 es un bombardero pesado supersónico con ala de barrido variable, actualmente en servicio en la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, junto con el B-2 Spirit y el B-52 Stratofortress. Su denominación oficial es “Lancer”, aunque se le conoce popularmente como BONE, derivado de su designación B-1.
Este bombardero fue inicialmente diseñado como B-1A, capaz de realizar lanzamientos nucleares a velocidades superiores a Mach 2. Sin embargo, solo se introdujo en su versión B-1B, que, aunque más lenta, sigue siendo supersónica, a finales de la Guerra Fría.
Con la caída de la Unión Soviética, se realizaron mejoras en el B-1B para potenciar sus capacidades convencionales. La entrada en vigor del tratado de control de armas Nuevo START limitó la capacidad de lanzar armas nucleares, lo que dejó al B-1B como un bombardero de ataque convencional, destacando por su capacidad de carga útil de 75,000 libras (34,000 kg), la más alta entre los bombarderos estadounidenses actuales.
Participación del B-1 en operaciones militares recientes
En esta nueva función, el B-1 Lancer ha participado en numerosas misiones globales, desde los ataques en Irak de 1998 hasta los recientes bombardeos en febrero de 2024 contra milicias terroristas respaldadas por Irán en Siria e Irak.
Desarrollado por Rockwell International, el programa del B-1 se reactivó en la década de 1980 para crear la variante B-1B, continuando Rockwell como contratista principal. En 1996, Boeing adquirió Rockwell, asumiendo así el mantenimiento y modificaciones futuras del B-1.
De las 104 aeronaves producidas, actualmente 45 se encuentran en servicio en la USAF. No obstante, se anticipa que la introducción del nuevo bombardero furtivo Northrop-Grumman B-21 en 2025 iniciará el final de la carrera del B-1, con su retiro previsto para 2036.
Orígenes del diseño del B-1 y su evolución
La existencia del B-1 se vincula al derribo del avión espía U-2 pilotado por Francis Gary Powers sobre la Unión Soviética. Este evento evidenció que la era de los bombardeos a gran altitud había terminado, forzando el desarrollo de un nuevo bombardero capaz de penetrar a baja altitud en el espacio aéreo enemigo y alcanzar velocidades supersónicas.
El proyecto que se saldó con el B-1A se inició tras la cancelación del XB-70 Valkyrie en 1961, lo que llevó a la necesidad de un bombardero más adecuado para las nuevas condiciones del combate aéreo. Sin embargo, el programa enfrentó retos de financiación debido a la creciente amenaza de misiles balísticos intercontinentales.
Finalmente, en 1969, el ambicioso proyecto AMSA se concretó en el B-1A, otorgándose a North American Rockwell el contrato para construir 240 nuevas aeronaves. Este diseño incluía alas de barrido variable, mejorando la sustentación en el despegue y aterrizaje y disminuyendo la resistencia durante el vuelo a alta velocidad.
Características técnicas y desafíos del B-1A
El B-1A contaba con toberas de escape y rampas de entrada de aire variables, diseñadas para lograr un rendimiento óptimo a Mach 2 en altitudes elevadas, alcanzando una velocidad máxima de Mach 2.22 durante las pruebas. El primer prototipo voló el 23 de diciembre de 1977.
No obstante, el avance del interceptor soviético MiG-31 y el desarrollo del bombardero furtivo B-2 llevaron a la cancelación del B-1A en 1979. A pesar de esto, la escalada de conflictos por delegación en la Guerra Fría impulsó al presidente Reagan a reactivar el proyecto en 1981, pero en una versión revisada: el B-1B.
La nueva variante, el B-1B, presentó una velocidad máxima inferior, así como rampas de admisión fijas, lo que ayudó a reducir costos y mejorar sus capacidades de guerra electrónica. El primer B-1B fue completado en 1983, y la última aeronave de esta serie fue entregada en 1988.
Capacidades y evolución del bombardero B-1B Lancer tras la Guerra Fría
Tras el colapso de la Unión Soviética y la firma del nuevo tratado START con Rusia, el BONE fue rediseñado, eliminando por completo su capacidad para transportar armas nucleares y limitándose a un rol de ataque convencional. Con una carga útil de 34.000 kg (75.000 libras), ha sido utilizado en diversas operaciones desde 1998, incluyendo Irak y Afganistán.
El B-1B se volvió a desplegar en Irak en 2003 y participó en la Operación Odyssey Dawn en 2011 en Libia. Recientemente, en 2024, el B-1B realizó ataques contra objetivos en Siria e Irak. Se anticipa que este modelo sea reemplazado por el B-21, con una desinversión que comenzó en 2021, manteniendo los últimos Lancers en servicio hasta 2036.
El diseño original del B-1, conocido como B-1A, fue producido con 4 fuselajes que contaban con entradas de motor variables y una velocidad máxima de Mach 2,22. En contraste, el B-1B, revisado en 1983, incorpora entradas fijas, una velocidad máxima de Mach 1,25 y una firma de radar reducida, con un total de 100 fuselajes producidos.
Actualizaciones y capacidades de los bombarderos B-1B Lancer
Una propuesta de modernización del B-1B en 2004 incluía la incorporación de radares AESA, capacidad de transporte de misiles aire-aire y motores F119 del F-22 Raptor, alcanzando una velocidad máxima de Mach 2,2. Actualmente, el B-1B ha estado en servicio únicamente con la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, primero bajo el Comando Aéreo Estratégico y luego bajo el Comando de Ataque Global desde 2015.
En la actualidad, la USAF opera 45 fuselajes B-1B, distribuidos en varios escuadrones, incluyendo el 9º y 28º Escuadrón de Bombardeo de la Base de la Fuerza Aérea Dyess en Texas, y el 34º y 37º Escuadrón de Bombardeo en la Base de la Fuerza Aérea Ellsworth, Dakota del Sur.
Adicionalmente, el 337.º Escuadrón de Pruebas y Evaluación y el 77.º Escuadrón de Armas, ambos en Texas, forman parte de la operación de estos bombarderos. De los 17 B-1B que la Fuerza Aérea de EE. UU. retiró y almacenó en el AMARG en Arizona, cuatro fueron mantenidos “en condiciones de recuperación”.
Reactivación y mantenimiento de los B-1B Lancer en servicio
Uno de los cuatro B-1B almacenados fue reactivado para sustituir al número de serie 85-0089, que sufrió una falla en el motor durante el mantenimiento. La Fuerza Aérea de EE. UU. decidió que, debido a los altos costos de reparación, sería más práctico recuperar uno de los Lancers en desuso, asegurando así que la flota BONE continúe operativa con un total de 45 Lancers.
En cuanto a las especificaciones del Rockwell B-1 Lancer, este cuenta con una tripulación de 4 miembros, una longitud de 146 pies (45 m), y una envergadura de 137 pies (42 m). Su peso vacío es de 192.000 lb (87.090 kg), y el peso bruto alcanza las 326.000 lb (147.871 kg).
El B-1B tiene una capacidad de combustible de 265,274 lb (120,326 kg) y una carga útil de 75,000 libras (34,019 kg) interna. Su peso máximo de despegue es de 477.000 lb (216.364 kg), lo que le permite una notable flexibilidad en sus operaciones.
Detalles de armamento y capacidad de carga del B-1B
Este bombardero puede alcanzar una velocidad máxima de Mach 1,25 y un alcance de 5.100 millas náuticas (9.400 km) con una carga útil de 37,000 libras (16.800 kg). Además, su alcance máximo es de 6.500 millas náuticas (12.000 km), y tiene un techo de servicio de 60.000 pies (18.000 m).
Dispone de tres bodegas internas para bombas, capaces de albergar hasta 75.000 libras (34.019 kg) de municiones. También cuenta con seis puntos de anclaje externos, donde se espera que los nuevos pilones LAM puedan transportar 7.500 libras (3.409 kg).
El B-1B tiene la capacidad de transportar una variedad de armas, incluyendo hasta 84 bombas Mk82 o 144 bombas GBU-39 SDB internamente. Además, puede llevar hasta 24 AGM-154 JSOW o hasta 14 B61, lo que refuerza su versatilidad en combate.
Historia de desarrollo e hitos del B-1 Lancer
El desarrollo del B-1 Lancer se inició con el contrato B-1A adjudicado en junio de 1970. El primer vuelo del B-1A ocurrió el 23 de diciembre de 1974, seguido por el primer vuelo del B-1B en marzo de 1983. La producción del B-1B comenzó formalmente el 4 de septiembre de 1984, y el primer avión de producción voló el 18 de octubre de 1984.
El B-1B se incorporó oficialmente al servicio el 1 de octubre de 1986, y el B-1B número 100 fue entregado el 2 de mayo de 1988. En 1995, se desactivó la capacidad nuclear del B-1B, marcando un cambio en su misión, y en diciembre de 1998, realizó su primer uso en combate.
Un hito importante en su historia fue el 19 de marzo de 2008, cuando se convirtió en el primer avión de la USAF en volar a velocidad supersónica utilizando combustible sintético. Esto refleja su adaptación a las demandas contemporáneas de la aviación militar.