Rusia está adaptando sus misiles antibuque soviéticos, como los P-700 Granit, P-500 Basalt y P-1000 Vulkan, para un uso terrestre ampliado.
Reserva arsenales de Rusia: P-700 Granit, P-500 Basalt y P-1000 Vulkan
Con miles de misiles en su arsenal, Rusia destaca por conservar misiles como el P-700 Granit, diseñado en 1983 para submarinos Granit y Antey, cuya utilidad ha disminuido con el retiro de estos sumergibles.
El P-500 Bazalt, empleado por el portaaviones crucero Almirante Kuznetsov, se prevé inactivo debido a las modernizaciones. Mientras, el P-1000 Vulkan, sucesor del P-500, representa un avance tecnológico en la era postsoviética, siendo el buque de guerra Marshal Ustinov uno de sus principales portadores.
La modificación de estos misiles para ataques terrestres, dada la ausencia de buques para su despliegue, parece una opción lógica aunque limitada.
Impacto potencial y capacidad de los misiles soviéticos
Los informes occidentales sugieren un cambio estratégico en Rusia: adaptar misiles antibuque para objetivos terrestres. Equipados con cargas explosivas de 1.000 kilogramos, su impacto potencial es significativo.
Rusia alberga cientos de misiles Basalt y P-1000 Vulcan, con miles de P-700 Granit. Si todos los buques en servicio activo lanzaran una salva, se podría liberar una cantidad asombrosa de aproximadamente 500 misiles.
La necesidad de adaptación es clara, los desafíos topográficos terrestres requieren revisión y actualización tecnológica, con sistemas GLONASS y guiado inercial ya en desarrollo. Expertos estiman una duración de seis meses para su adaptación terrestre.
Estrategia rusa y el “fregadero de la cocina”
La “estrategia del fregadero de la cocina”, según el subdirector del Proyecto de Defensa Antimisiles del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, refleja el enfoque ruso de usar una variedad de misiles para maximizar el daño.
Williams resalta que Rusia utiliza una variedad de proyectiles, saturando el espacio aéreo ucraniano. Su objetivo es confundir el sistema de defensa antiaérea ucraniano, aunque este, fortificado con tecnología occidental, ha mostrado una eficacia notable.
El despliegue de misiles antibuque indica un enfoque a corto plazo, que podría comprometer la capacidad defensiva rusa ante amenazas futuras.
Misiles Kh-22 y su función en la estrategia militar rusa
El misil Kh-22, diseñado para contrarrestar fuerzas navales estadounidenses o de la OTAN, ha cambiado recientemente de enfoque. Su uso para atacar edificios residenciales y almacenes indica un cambio en la táctica militar rusa.
La diversidad de misiles, desde modelos antiguos hasta los más modernos, muestra un deseo indiscriminado de infligir daño, según Williams. Esta estrategia puede estar centrada en debilitar defensas específicas o causar el máximo daño posible.
Finalmente, aunque la defensa antiaérea ucraniana ha mostrado resistencia, la disuasión total sigue siendo una aspiración lejana. La adaptación de misiles y su impacto estratégico sigue siendo un punto de discusión entre expertos.