A pesar de los obstáculos impuestos por las sanciones occidentales sobre el suministro de componentes críticos como microchips y piezas para semiconductores, Rusia demuestra su capacidad para no solo sostener, sino también potencialmente incrementar la producción de sus cazas de vanguardia Su-35.
Esta afirmación se sustenta en la vigilancia satelital meticulosa de las instalaciones de fabricación ubicadas en Komsomolsk-on-Amur, en la remota región del Lejano Oriente de Rusia.
La evaluación detallada se llevó a cabo por SpaceKnow, una destacada firma checa especializada en tecnología, que implementó su avanzada aplicación de inteligencia de imagen (IMINT). Esta herramienta, que integra inteligencia artificial, permite el análisis de eventos a gran escala a nivel mundial mediante el uso de datos satelitales no procesados.
Mediante el uso de un algoritmo especializado de SpaceKnow, capaz de detectar e identificar aeronaves automáticamente, se analizaron diversas imágenes de alta resolución suministradas por los satélites SkySat de Planet Labs. Este análisis abarcó el periodo de abril de 2020 hasta octubre de 2023, revelando datos significativos y sorprendentes.
Aumento sostenido de la producción del Su-35: Un análisis detallado
En el año 2020, la presencia en las instalaciones era moderada, identificándose tan solo dos aeronaves en la planta. No obstante, en 2021, se evidenció un incremento notable en la capacidad de albergue de la fábrica, con un registro fluctuante de entre 11 y 16 cazas en cualquier momento dado.
La tendencia ascendente se incrementó post invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022, momento en el cual nuestro sistema señaló un incremento en la producción de los Su-35. Para abril de ese año, el conteo ascendió a 19 unidades y, para octubre, se experimentó un salto significativo a 30 cazas, dispuestos de manera ordenada junto a las instalaciones de ensamblaje.
Dicha tendencia se mantuvo durante el 2023, con las imágenes satelitales revelando la presencia de 31 cazas Su-35 en septiembre en la planta. La imagen más reciente, correspondiente a octubre de 2023, mostró 29 aeronaves listas para ascender a los cielos.
Aunque SpaceKnow indica que determinar el volumen exacto de producción es complicado, sugieren que es probable que los nuevos cazas se almacenen cerca de las zonas de fabricación. Este análisis se ve enriquecido por la observación de aeronaves en distintas etapas de finalización, algunas de las cuales parecen estar en espera de traslado o finalización.
Este análisis se alinea con un estudio profundo realizado por el Center for European Policy Analysis (CEPA) de Estados Unidos, el cual estima que la producción constante de Rusia ronda los 30-35 nuevos cazas Su-35 en los últimos meses. Estos hallazgos sugieren que Rusia podría contar actualmente con aproximadamente 114 Su-35, al menos en teoría.
Estrategias rusas para superar las sanciones y ampliar la producción del Su-35
Recientemente, el director general Adjunto de la conglomerada estatal Rostech, que engloba al fabricante Sukhoi, realizó declaraciones audaces sobre el incremento en la producción del caza Su-35, aseverando un ambicioso objetivo de “duplicación” de la misma. “Nuestro comprometido equipo labora sin descanso en diversos turnos, bajo la atenta supervisión de nuestros líderes, buscando constantemente motivar y energizar a nuestra fuerza laboral. Rostech se encuentra plenamente dedicada a la escalada en la fabricación de armamentos”, afirmó Vladimir Artakov durante una entrevista concedida a la cadena estatal “Rossiya-24”. Es importante destacar el interés de Irán por adquirir hasta 24 unidades del Su-35, un lote originalmente destinado a Egipto.
Informes procedentes de fuentes militares británicas indican que, desde el inicio de las hostilidades contra Ucrania, Rusia ha experimentado la pérdida de al menos cinco de estos cazas, incluyendo un incidente donde se sugiere que dañaron accidentalmente sus propias aeronaves.
En un discurso del 7 de febrero, el presidente Vladimir Putin enfatizó la importancia crítica de modernizar la Fuerza Aérea rusa, un proyecto de gran envergadura que exige un compromiso absoluto. “La capacidad para desarrollar y producir una amplia gama de aviones de última generación distingue a un exclusivo grupo de naciones, entre las cuales Rusia ocupa una posición destacada”, destacó, citando a la agencia TASS.
Resiliencia y adaptabilidad en el desarrollo aeronáutico
A pesar de las restricciones impuestas por Occidente, que limitan el acceso de Rusia a componentes esenciales como microchips y semiconductores, existen evidencias concluyentes de que el país ha logrado no solo mantener, sino potencialmente incrementar, la producción de cazas avanzados como el Su-35.
Expertos señalan que la fabricación de aeronaves de combate de élite requiere un volumen significativo de estos chips, esenciales para funciones críticas que van desde el radar y sistemas de control de vuelo hasta la comunicación y navegación, incluyendo también el procesamiento de imágenes, guiado, enlaces de datos, sistemas de visualización y otras capacidades vitales de la cabina.
Un informe reciente de Bloomberg destaca un dato revelador: a pesar de las sanciones, cerca de la mitad de las importaciones rusas de chips y componentes electrónicos provienen de fabricantes ubicados en Estados Unidos o Europa. El análisis de los registros aduaneros rusos de 2023 muestra que Moscú ha conseguido adquirir chips fabricados en EE. UU. y la UE, canalizados a través de terceros países como Turquía, Kazajistán y Emiratos Árabes Unidos, los cuales no están sujetos a las mismas restricciones.
Estos países actúan como intermediarios, facilitando transacciones que permiten a Rusia acceder a componentes de empresas líderes en la industria, tales como Intel, AMD, Analog Devices, Infineon Technologies, STMicroelectronics y NXP Semiconductors, con un valor combinado aproximado de 1.200 millones de dólares.
Retos y estrategias de la cadena mundial de suministro
Los fabricantes de componentes electrónicos han anunciado oficialmente el cese de toda interacción comercial con Rusia, sumergiéndose en investigaciones sobre cómo sus productos podrían estar ingresando al país de manera ilegítima. Una práctica común identificada es la reexportación, especialmente desde China, tal como revela un estudio detallado de la revista financiera Nikkei Asia.
La exhaustiva investigación de Nikkei Asia escudriñó los registros aduaneros rusos desde el comienzo de la invasión a Ucrania hasta finales de 2022. Este análisis desveló un total de 3.292 transacciones, cada una por un valor mínimo de 100.000 dólares. De forma notable, aproximadamente el 70% de estas operaciones implicaban productos de fabricantes estadounidenses de microchips, incluidos gigantes como Intel, AMD y Texas Instruments.
La mayor parte de estos insumos tecnológicos, cerca de tres cuartas partes, provenían de pequeñas y medianas empresas con base en Hong Kong o China. Estas compañías chinas cobraron especial relevancia después de la invasión rusa, facilitando aparentemente la entrada de tecnología de fabricantes como el francés Ommic en el mercado ruso. Ommic es particularmente significativo debido a su producción de circuitos integrados esenciales para dispositivos de red 5G, satélites, y sistemas de radar y guiado para aviones de combate y misiles.
Esta dinámica subraya no solo la complejidad de las cadenas de suministro globales y las dificultades para controlar el flujo de tecnologías críticas, sino también cómo las sanciones internacionales pueden verse socavadas por actores y rutas comerciales alternativas. La influencia de China, en este contexto, se destaca como un factor clave en la distribución de tecnologías avanzadas hacia Rusia, a pesar de las restricciones impuestas por Occidente.
Intervención francesa en la red de exportaciones ilegales de tecnología a Rusia y China
En julio del año pasado, las autoridades francesas intervinieron decisivamente al detener a los implicados en una operación sospechosa de exportación ilegal de tecnología. Cuatro individuos, dos de nacionalidad francesa y dos chinos, que desempeñaban roles cruciales en una compañía, fueron arrestados. Este episodio destaca las medidas enérgicas contra la transferencia no autorizada de tecnología sensible.
Profundizando en los hechos, en 2018, un empresario chino adquirió una participación mayoritaria del 94% en Ommic, una empresa especializada, a través de un fondo de inversión establecido en Francia. Esta adquisición le otorgó control mayoritario y, posteriormente, asumió el cargo de presidente. Bajo su liderazgo, la empresa comenzó a forjar lazos con la industria de defensa china.
Los investigadores descubrieron que el empresario diseñó un plan para apropiarse de la propiedad intelectual de Ommic y canalizar tecnologías avanzadas hacia China y Rusia. La estrategia implicaba el uso de facturación fraudulenta y documentación técnica falsa para el envío de chips a entidades armamentísticas bajo control gubernamental en dichos países. Algunos de estos envíos requerían pasar por China, India y Turquía antes de alcanzar su destino final en Rusia.
Hay evidencia de que, al menos hasta marzo de 2023, una persona seleccionada por el propietario chino se encargaba de entregar personalmente los chips a los clientes rusos o de enviarlos utilizando alias. Paralelamente, se estaba estableciendo una nueva vía para mover estos productos a través de una empresa de fachada en Bélgica, también propiedad del empresario chino.