El sistema S-500 Prometheus, diseñado para neutralizar cazas furtivos de EE. UU., ya opera en Crimea. Su efectividad real sigue siendo incierta por falta de pruebas.
El S-500: la apuesta rusa contra la supremacía aérea occidental
Rusia ha desarrollado el S-500 Prometheus como respuesta a los avanzados cazas furtivos estadounidenses F-22 Raptor y F-35 Lightning II. A pesar de que estos aviones dominan los cielos con su tecnología de sigilo y pilotos altamente entrenados, el S-500 pretende cambiar la dinámica del combate aéreo.
En marzo de 2025, la primera batería operativa del sistema ya está desplegada en Crimea. Rusia afirma que este sistema no solo es capaz de derribar aviones furtivos, sino también misiles balísticos e incluso objetivos en el espacio. Sin embargo, su desempeño real sigue siendo un misterio, debido a retrasos en su desarrollo y la falta de pruebas en combate.
El F-22 Raptor, en servicio desde 2005, combina sigilo extremo, supercrucero a Mach 1.8 y gran maniobrabilidad. Por su parte, el F-35, operado por EE. UU. e Israel, se destaca en guerra electrónica y versatilidad en entornos multiamenaza. La versión israelí, F-35I Adir, ha demostrado su efectividad en combate real contra grupos como Hezbolá e Irán.
El desarrollo y capacidades del S-500 Prometheus
El S-500 fue desarrollado por Almaz-Antey desde 2010 como una evolución de los sistemas S-300 y S-400. Su alcance declarado es de 600 km para blancos balísticos y 480 km para aeronaves, superando las capacidades del S-400. En una prueba de 2018, un objetivo fue derribado a 482 km, según el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS).

La primera batería operativa se desplegó en Crimea en 2024, con el propósito de proteger el estratégico estrecho de Kerch, un punto clave en la guerra con Ucrania. Este sistema se basa en un conjunto de radares avanzados que incluyen el 91N6E para adquisición de objetivos, el 96L6-TsP para detección temprana y los radares 76T6 y 77T6 para combate multimodo y misiles balísticos.
Características clave del S-500 y sus misiles
- Rango de detección: Hasta 600 km para misiles balísticos y 480 km para aviones.
- Intercepción de objetivos: Puede abatir cazas furtivos, misiles de crucero y satélites en órbita baja.
- Tipos de misiles: Emplea el 40N6 (alcance de 400 km) y el 77N6-N (capaz de interceptar misiles balísticos).
- Sistema de radares: Cuatro radares especializados permiten el seguimiento simultáneo de múltiples blancos.
- Tiempo de reacción: Se estima en segundos, con capacidad de ataque múltiple.
El S-500 y su desafío frente a los cazas furtivos
Rusia sostiene que el S-500 puede detectar y abatir cazas furtivos mediante sus radares avanzados y algoritmos de seguimiento. Su función principal dentro de la estrategia antiacceso/denegación de área (A2/AD) es bloquear el acceso de fuerzas enemigas a zonas clave como Europa del Este y el mar Negro.
A pesar de sus capacidades teóricas, el sistema enfrenta desafíos significativos. Los cazas F-22 y F-35 cuentan con contramedidas como el sistema de guerra electrónica AN/ALQ-99, que puede interferir con radares enemigos. Además, la experiencia de los pilotos occidentales y las tácticas evasivas complican la efectividad del S-500.
En simulaciones previas, el F-22 ha demostrado la capacidad de evadir sistemas S-400, lo que sugiere que el S-500 necesitaría una precisión extrema para ser realmente efectivo contra estas aeronaves.

Limitaciones y futuro del S-500 Prometheus
El desarrollo del S-500 ha sufrido múltiples retrasos. Planeado inicialmente para 2014, problemas tecnológicos y sanciones occidentales pospusieron su producción hasta 2021. Aunque las pruebas se completaron en 2018, su despliegue masivo sigue siendo limitado. A marzo de 2025, solo una batería está operativa, lejos de los 10 batallones que Rusia proyecta.
El impacto internacional del S-500 podría crecer si se concreta su exportación a países como China, que ya opera el S-400, o Irán. Turquía también ha mostrado interés en un posible desarrollo conjunto. Sin embargo, su producción enfrenta obstáculos debido a la escasez de componentes clave por las sanciones y su alto costo, estimado entre 500 y 1,000 millones de dólares por batería.
El S-500 presenta ventajas sobre el papel: su alcance y radares multimodo podrían detectar emisiones térmicas del F-35, cuya firma de radar es de apenas 0.001 m². Además, su capacidad de interceptación de misiles balísticos a velocidades de hasta Mach 20 es impresionante. No obstante, los sistemas de sigilo, la guerra electrónica y la experiencia de los pilotos occidentales siguen siendo obstáculos difíciles de superar.
Expertos del CSIS advierten que Rusia tiende a exagerar sus capacidades militares. El S-500 aún es un sistema en desarrollo, con tripulaciones en fase de formación y sin pruebas reales contra cazas furtivos. Su efectividad contra F-16 ucranianos no sigilosos es probable, pero contra el F-22 o el F-35, la balanza aún favorece a EE. UU.
El S-500 Prometheus representa la apuesta más ambiciosa de Rusia en defensa antiaérea, con un diseño pensado para enfrentar la supremacía de los cazas furtivos estadounidenses. Sin embargo, la combinación de retrasos, sanciones y falta de pruebas en combate genera dudas sobre su verdadera capacidad. Mientras el Kremlin busca posicionarlo como un cambio de paradigma, los F-22 y F-35 siguen dominando los cielos, a la espera de un verdadero desafío.