Mientras las tensiones entre Moscú y las capitales occidentales se intensificaban el jueves, Rusia inició unas maniobras militares a gran escala con la participación de numerosos países afines al Kremlin, entre ellos China.
Los simulacros Vostok 2022 se llevarán a cabo del 31 de agosto al 7 de septiembre en varios lugares del Extremo Oriente ruso y en las aguas de su costa oriental.
Ahora, Rusia y Occidente están en desacuerdo sobre lo que Moscú llama su operación militar en la Ucrania pro-occidental, por lo que los simulacros llegan en un momento incómodo.
El Ministerio de Defensa ruso anunció que la fase activa de los ejercicios comenzó el jueves por la mañana en el mar de Japón con aviones de combate, entrenamiento de unidades antiaéreas y simulacros de retirada de minas.
“Las tripulaciones de la aviación de combate tendrán que entrenarse en la interceptación de objetivos aéreos… y realizar ataques aéreos sobre objetivos terrestres”, añadió el ministerio.
El ministerio proporcionó imágenes de aviones militares despegando y volando en formación y de vehículos antiaéreos Pantsir practicando sus maniobras.

Moscú afirma que en los simulacros participarán más de 50.000 militares y más de 5.000 piezas de material militar, incluidos 140 aviones y 60 barcos.
Siria, India y el importante socio de Rusia, China, son algunos de los países involucrados.
En 2018, se realizaron por última vez ejercicios similares.
China confirmó en agosto que participará en los simulacros, diciendo que no veía ninguna relación entre las maniobras y las “actuales circunstancias internacionales y regionales”.
Moscú ha buscado mejores lazos con países de África, Sudamérica y Asia, en particular con China, desde que Rusia puso soldados en Ucrania el 24 de febrero.
Cuando la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, visitó en agosto el democrático Taiwán, autogobernado, Pekín contó con todo el apoyo de Moscú. China reclama Taiwán como su territorio.
Pero el Departamento de Estado estadounidense ha indicado que, a pesar de la preocupación de que las crecientes conexiones entre China y Rusia amenacen la estabilidad internacional, el gobierno de Estados Unidos no está “leyendo nada” en los ejercicios.