El dron Shahed-136 evoluciona con inteligencia artificial y diseño modular, producido en Alabuga y Kupol, lo que desafía defensas antiaéreas y apunta a exportaciones.
Shahed-136 2.0: Rusia avanza en tecnología de drones con IA
En una reciente operación en Ucrania, las defensas antiaéreas interceptaron un dron Shahed-136, pero no era un modelo convencional. Este dron, identificado como una versión mejorada conocida como Shahed-136 2.0, incorpora inteligencia artificial, sistemas de navegación avanzados y conectividad a redes móviles, lo que marca un hito en la evolución de la industria de drones de Rusia. Según informes de inteligencia ucraniana publicados el 27 de junio de 2025 por Ukrainska Pravda, el dron utiliza componentes fabricados en Rusia y se conecta a redes móviles ucranianas para transmitir datos en tiempo real, lo que demuestra la capacidad de Moscú para innovar en el ámbito militar.
La producción del Shahed-136 se concentra en dos instalaciones clave: el Alabuga Special Economic Zone en Tatarstán y la planta electromecánica Kupol en Izhvehículos eléctricosk. Desde mediados de 2023, Alabuga ha fabricado más de 26,000 unidades, con una capacidad de producción de aproximadamente 170 drones por día en mayo de 2025, y con planes para alcanzar los 190 drones diarios antes de fin de año. La planta Kupol complementa esta capacidad mediante el ensamblaje de drones identificados por números de serie blancos, a diferencia de los amarillos de Alabuga. Esta estrategia de descentralización reduce riesgos ante sanciones internacionales o ataques ucranianos, y garantiza continuidad en la cadena de suministro.
El diseño modular del Shahed-136 2.0 permite configurarlo como dron kamikaze, plataforma de reconocimiento o señuelo que agota defensas antiaéreas enemigas. Equipado con IA, imágenes térmicas y un módulo de visión artificial basado en el procesador NVIDIA Cazason Orin, el dron mejora su precisión en entornos dominados por guerra electrónica. A diferencia de drones como el Bayraktar TB2 de Turquía, que cuesta alrededor de $2 millones por unidad, el Shahed-136 tiene un costo estimado de 70,000 dólares, lo que permite a Rusia desplegar enjambres masivos capaces de saturar sistemas de defensa como el Patriot o el NASAMS. Sin embargo, su precisión presenta dificultades, aunque las nuevas mejoras pretenden corregir las limitaciones de los modelos anteriores.
Entre el 1 de marzo y el 12 de mayo de 2025, Rusia lanzó 7,974 drones contra Ucrania, según el Instituto para la Ciencia y la Seguridad Internacional. A pesar de los intentos por establecer un cese al fuego, los ataques ocurrieron casi a diario, y el promedio indicó que 12.5% de los drones alcanzaban sus objetivos. En mayo de 2025, la tasa de impacto subió al 18%, lo que reflejó mejoras en la capacidad de los drones para evadir defensas. Los Shahed-136 han causado daños importantes a la infraestructura ucraniana, sobre todo en las redes eléctricas, y se consolidaron como una herramienta central en la estrategia militar de Rusia.
Claves del Shahed-136 2.0: Innovaciones y producción en Rusia
- Capacidad de producción: Alabuga produce 170 drones diarios, y planea llegar a 190 en 2025.
- Tecnología avanzada: Incorpora IA, procesadores NVIDIA Cazason Orin y antenas CRPA resistentes a interferencias GPS.
- Costo competitivo: Cada unidad cuesta aproximadamente 70,000 dólares, frente a los 2 millones del Bayraktar TB2.
- Impacto en Ucrania: Entre marzo y mayo de 2025, se lanzaron 7,974 drones, con un 18% de tasa de impacto en mayo.
- Exportaciones: Rusia busca mercados en África y Oriente Medio, y compite con drones turcos y chinos.
Producción doméstica y desafíos de sanciones internacionales
La transición de Rusia desde la importación de drones Shahed-136 iraníes a su fabricación nacional comenzó con un acuerdo de 1.$75 mil millones con Irán en 2023. Este contrato incluyó la transferencia de tecnología y la formación del personal en Alabuga, lo que permitió a Rusia fabricar 6,000 drones para septiembre de 2025. Sin embargo, datos de la Fuerza Aérea Ucraniana indican que JSC Alabuga superó este objetivo al entregar más de 6,000 unidades antes de agosto de 2024. La producción se triplicó, y se alcanzó un promedio de 20 drones por día laborable en 2024.
A pesar de este éxito, las sanciones internacionales plantean un obstáculo serio. Componentes críticos, como microelectrónica de empresas como Texas Instruments, Analog Devices y STMicroelectronics, siguen llegando a Rusia mediante rutas comerciales grises, que incluyen importaciones desde China y otros países. En abril de 2024, Estados Unidos impuso sanciones a Sahara Thunder, una empresa iraní que facilitaba transferencias de drones a Rusia, y a 16 individuos relacionados con el programa iraní de drones. Estas medidas buscan interrumpir las cadenas de suministro, pero Rusia ha adaptado su logística al utilizar pagos en oro y transferencias a través de zonas francas en los Emiratos Árabes Unidos para eludir restricciones.
La dependencia de componentes extranjeros todavía representa una vulnerabilidad. Un informe de Conflict Armament Research en julio de 2023 reveló que un tercio de los componentes en los drones Geran-2 (versión rusa del Shahed-136) tenía fechas de fabricación entre 2020 y 2023, incluidas piezas de Estados Unidos, China, Suiza y Japón. La integración de procesadores como el Altera y módulos de radiofrecuencia de Analog Devices refleja la dificultad de controlar el comercio global de tecnología. Rusia diversificó sus fuentes y estableció cooperación con países como Corea del Norte para asegurar suministros, lo que complica los esfuerzos internacionales por detener su producción.
Como respuesta a los ataques ucranianos, Rusia fortaleció la seguridad en sus instalaciones. Después del intento fallido de Ucrania por atacar Alabuga el 23 de abril de 2025, el Instituto para la Ciencia y la Seguridad Internacional identificó un nuevo sitio de defensa antiaérea en el complejo, lo que permitió mantener la producción sin interrupciones.
Ambiciones de exportación y competencia global
El Shahed-136 2.0 sirve como arma para el campo de batalla ucraniano y también como herramienta de marketing para la industria de defensa rusa. Moscú busca posicionar sus drones en mercados globales, especialmente en África y Oriente Medio, donde su bajo costo y eficacia demostrada en combate podrían atraer compradores. El historial del dron en Ucrania funciona como prueba de su capacidad para superar defensas antiaéreas avanzadas a una fracción del costo de alternativas como el Bayraktar TB2 o los drones chinos. No obstante, la competencia resulta intensa, ya que Turquía y China dominan el mercado de drones asequibles.
A pesar de las sanciones, Rusia demostró capacidad para sortear restricciones mediante redes de pago encubiertas y aliados internacionales. Un informe de C4ADS explicó cómo Rusia e Irán realizaron transferencias de oro por valor de $104 millones para financiar la producción de drones, sin utilizar el dólar estadounidense y reduciendo la trazabilidad financiera. Esta capacidad de adaptación permitió a Rusia mantener el ritmo de producción, aunque la sostenibilidad a largo plazo depende de su habilidad para diversificar aún más sus cadenas de suministro y resistir la presión internacional.