Analistas independientes verifican al menos 41 Su-34 y ocho Su-35S perdidos hasta 2025, con derribos por Patriot y AIM-120 y reposiciones de UAC.
Magnitud de las pérdidas y efectos sobre la flota rusa de combate
Las fuerzas armadas rusas han registrado pérdidas relevantes de aviones Su-34 y Su-35S durante la guerra en Ucrania, con al menos 41 Su-34 y ocho Su-35S destruidos o con daños irreparables hasta finales de 2025. Analistas independientes han verificado estos casos con evidencia fotográfica y videográfica. Antes de la guerra, la flota rusa incluía cerca de 140 Su-34 operativos y un número menor de Su-35S, cifra que ahora muestra una merma sostenida en disponibilidad y en rotación de unidades.
El Su-34, designado Fullback por la OTAN, es un cazabombardero bimotor de ataque a tierra con bombas guiadas y misiles, con entrada en servicio en 2014 bajo la Corporación Aeronáutica Unida. En Ucrania, su empleo buscó lanzamientos a distancia para reducir la exposición a defensas. El Su-35S, denominado Flanker-M, actúa como caza multifunción de superioridad aérea con radares avanzados y misiles de largo alcance. Ambos derivan del Su-27 y operaron desde bases como Morozovsk y Lipetsk.
Las pérdidas se concentraron en fases iniciales y en periodos de mayor intensidad. En marzo de 2022, un Su-34 con matrícula RF-81864, del 559.º Regimiento de Bombarderos con base en Morozovsk, cayó cerca de Buzova, región de Kiev, con al menos un tripulante muerto. Ese caso obtuvo confirmación visual. En julio de 2022, un Su-34 resultó alcanzado sobre Alchvehículos eléctricosk, región de Lugansk, con atribución a fuego amigo. En octubre, un Su-34 RF-81726 se estrelló durante un vuelo de entrenamiento en Yeysk, con daños civiles en territorio ruso.

En 2023, la cifra documentada creció. En mayo, defensas ucranianas abatieron un Su-34 y un Su-35S en la región de Briansk, junto con helicópteros Mi-8, dentro de un ataque planificado que causó la muerte de las tripulaciones. Canales rusos como Fighterbomber reconocieron esas bajas. En diciembre de 2023, Ucrania derribó tres Su-34 en Jersón con misiles Patriot; el Estado Mayor ucraniano señaló ataques con bombas guiadas contra posiciones defensivas. Ese mes, otro Su-34 cayó en el mar Negro junto con un Su-24M.
Datos clave verificados y cifras comparativas esenciales
- Al menos 41 Su-34 y ocho Su-35S perdidos desde febrero de 2022, con verificación independiente.
- Misiles Patriot PAC-2 con alcance de 90 kilómetros y empleo de AIM-120 desde F-16.
- En 2025, la UAC entregó 14 Su-34 y 10 Su-35S para compensar bajas.
- Coste estimado: Su-34 cerca de 37 millones de euros; Su-35S, $50 millones.
Escalada en 2024: pérdidas masivas, Patriot móvil y primer F-16
Durante 2024, los derribos aumentaron en apoyo de avances rusos en el este. Entre febrero y marzo, fuerzas ucranianas destruyeron al menos 12 aeronaves de la serie Su, con siete Su-34 y dos Su-35S en un periodo de 13 días. El 17 de febrero, dos Su-34 y un Su-35S cayeron en el sector oriental, según el comandante Mykola Oleshchuk. Tres días después, otros dos Su-34 y un Su-35S resultaron abatidos en la misma zona.
Las atribuciones difundidas describieron sistemas Patriot en configuración móvil que facilitaron ataques de oportunidad contra aviones expuestos cerca de la línea del frente. Según esas fuentes, los Su-34 ejecutaban ataques con bombas guiadas cuando quedaron dentro de zonas de riesgo. Este patrón reflejó una ventana táctica que Ucrania aprovechó con medios occidentales y con coordinación de sensores y posiciones de tiro, dentro de un entorno con defensas antiaéreas densas.
En mayo de 2024, Rusia perdió otro Su-34 durante operaciones de combate, con confirmación de Muerte de la tripulación en canales rusos. En junio, un Su-34 se estrelló en Osetia del Norte por una falla técnica, fuera del teatro ucraniano, aunque fuentes lo vincularon al uso continuado de la flota. Estos hechos se sumaron a una secuencia de incidentes que afectó la disponibilidad y la planificación de salidas.

En octubre de 2024, un F-16 ucraniano derribó un Su-34, según reportes de canales rusos en redes sociales. Ese episodio se presentó como uno de los primeros combates aire-aire confirmados entre esos modelos. El caso reforzó la vulnerabilidad de plataformas rusas frente a interceptores equipados con misiles de largo alcance y a la cobertura de sistemas de defensa multicapa desplegados en el teatro ucraniano.
Tendencias en 2025: reposiciones, costos y efectos operativos en Rusia
En marzo de 2025, un Su-35S resultó abatido sobre la región de Briansk por un misil Patriot ucraniano, con descripción de primer caso confirmado en territorio ruso. En junio, fuerzas ucranianas derribaron un Su-35S sobre Kursk y comunicaron daños a cuatro Su-34 en Volgogrado tras ataques con vehículos aéreos no tripulados. Estos hechos subrayaron la extensión geográfica del riesgo para aeronaves rusas incluso en áreas traseras.
En septiembre, un Su-34 quedó destruido sobre Zaporiyia durante lanzamientos de bombas guiadas, con confirmación oficial a las 4:00 horas locales del 25 de septiembre. Para compensar pérdidas, la Corporación Aeronáutica Unida efectuó entregas adicionales de Su-34 en abril, julio, agosto, septiembre, octubre, noviembre y diciembre; en 2025, esas entregas sumaron 14 unidades, junto con 10 Su-35S. El esfuerzo buscó sostener la flota frente a una tasa de desgaste persistente.
El recuento verificado por fuentes como Oryx indicó al menos 41 Su-34 y ocho Su-35S perdidos desde febrero de 2022. La mayoría se concentró en fases tempranas de la guerra, aunque en 2025 varias bajas se relacionaron con causas no combativas, como errores de piloto o fallas mecánicas. Estimaciones independientes calculan una pérdida cercana al 25 % de la flota preconflicto de Su-34, con un valor aproximado de 37 millones de euros por unidad.

Cada Su-35S tiene un coste aproximado de $50 millones. El Estado Mayor ucraniano informó un total de 332 aviones rusos derribados hasta diciembre de 2025, cifra que abarca todos los modelos. En paralelo, Rusia reclamó derribos de aeronaves ucranianas. La producción de reposición incluyó instalaciones como Novosibirsk para el Su-34, con el objetivo de sostener operaciones en frentes como Donetsk, Járkov y Zaporiyia.
Impacto operativo, costos y reposición industrial en Ucrania
Las defensas ucranianas resultaron determinantes en los derribos. Ucrania empleó sistemas Patriot PAC-2, con un alcance de 90 kilómetros, además de misiles AIM-120 lanzados desde F-16. Durante febrero de 2024, aviones rusos quedaron expuestos cerca de la línea del frente durante misiones de bombardeo. Este entorno limitó las ventanas de empleo para plataformas Su-34 y Su-35S y obligó a perfiles de vuelo que priorizaron distancia y altitud.
El Instituto para el Estudio de la Guerra señaló una reducción de la capacidad rusa para sostener superioridad aérea de forma continuada, lo que forzó operaciones desde distancias mayores. Esta adaptación buscó disminuir la vulnerabilidad frente a defensas multicapa y a emboscadas de misiles de alcance medio. El ajuste impactó tasas de salida, ciclos de mantenimiento y disponibilidad de tripulaciones entrenadas para misiones de largo alcance.

Las bajas afectaron la rotación de escuadrones rusos, incluido el 559.º Regimiento de Bombarderos. Unidades rusas operaron desde bases en Rostov y Volgogrado, con apoyos a avances terrestres en Donetsk y Járkov. En diciembre de 2023, los derribos se produjeron en el eje sur, con intentos de asegurar el control en el banco izquierdo del Dniéper. En 2024 y 2025, varias pérdidas se asociaron a misiones de apoyo sobre áreas disputadas.
Rusia mantuvo la reposición de aeronaves mediante entregas periódicas de la UAC, aunque el desgaste continuó. El equilibrio entre reposición y pérdidas condicionó la disponibilidad real de plataformas de ataque y de superioridad aérea. La combinación de costos elevados por unidad, tasas de entrenamiento y presión operativa definió la capacidad rusa para sostener campañas sobre Ucrania con una flota bajo verificación constante de pérdidas confirmadas.
