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Rusia y Bielorrusia sacuden a la OTAN: coproducirán el Su-75 Checkmate

27 de mayo de 2025
Camuflaje del Su-75 busca engañar sensores infrarrojos y ópticos

Su-75

Rusia y Bielorrusia negocian la producción conjunta del caza furtivo Su-75, generando inquietud en la OTAN por su impacto en el equilibrio militar regional.

Rusia y Bielorrusia fortalecen alianza con el Su-75 Checkmate

En mayo de 2025, Rusia y Bielorrusia iniciaron negociaciones formales para la coproducción del caza furtivo de quinta generación Su-75 Checkmate, desarrollado por Sukhoi, parte de la United Aircraft Corporation (UAC). Este acuerdo marca un hito en la reactivación de la industria aeroespacial bielorrusa, inactiva en la producción de aviones de combate desde la disolución de la URSS en 1991. La colaboración refuerza la alianza estratégica entre Moscú y Minsk, consolidando el marco del Estado de la Unión. La posibilidad de que Bielorrusia se convierta en el primer operador extranjero del Su-75 plantea preocupaciones en la OTAN, especialmente por el potencial despliegue de estos cazas cerca de las fronteras de Polonia, los Estados bálticos y Finlandia, lo que podría alterar el equilibrio militar en Europa del Este.

El Su-75 Checkmate, presentado en el salón aeronáutico MAKS 2021, es un caza ligero de un solo motor diseñado para competir con el F-35 estadounidense y el J-31 chino. Con un costo estimado de entre 30 y 35 millones de dólares por unidad, el avión busca captar mercados en Asia, Oriente Medio y América Latina con su combinación de asequibilidad, tecnología furtiva y capacidades multipropósito. Equipado con un motor AL-41F1, derivado del Su-57, el Checkmate alcanza velocidades de hasta Mach 1.8, un alcance de 2,800 km y una carga útil de 7,400 kg. Su diseño incorpora un sistema de entrada supersónica sin desviadores (DSI), un ala en V con ruddervators y bahías internas de armas para reducir su firma de radar.

Actualmente, el programa Su-75 se encuentra en fase de desarrollo avanzado, con dos prototipos en construcción en la planta de Komsomolsk-on-Amur. Las pruebas de vuelo, inicialmente previstas para 2023, se retrasaron a 2025 debido a sanciones internacionales y limitaciones financieras derivadas de la guerra en Ucrania. La colaboración con Bielorrusia podría acelerar la producción en serie, prevista para 2026-2027, al proporcionar un cliente inicial y reducir costos logísticos. Rostec, la corporación estatal rusa, estima una demanda de 300 unidades en mercados como India, Argelia, Vietnam y Nigeria, aunque hasta mayo de 2025 ningún país ha firmado contratos firmes.

La participación de Bielorrusia no solo revitaliza su industria de defensa, sino que también refuerza su rol como aliado clave de Rusia. Desde la disolución de la URSS, Minsk ha dependido de equipo militar ruso, pero la coproducción del Su-75 marca su reingreso en la fabricación de tecnología aeroespacial de punta. Este esfuerzo conjunto podría incluir transferencia tecnológica y generación de empleo, fortaleciendo la economía bielorrusa y su integración en el complejo militar-industrial del Estado de la Unión.

Su-75 Checkmate: Innovación y retos del nuevo caza ruso
Su-75 Checkmate

Claves del Su-75 Checkmate y su impacto en la región

  • Capacidades furtivas: Incorpora bahías internas de armas y un diseño aerodinámico que reduce la sección transversal de radar, aunque no alcanza los niveles de sigilo del F-35.
  • Aviónica avanzada: Incluye inteligencia artificial para asistencia al piloto y un radar AESA en desarrollo por NIIP, optimizado para combate en red.
  • Impacto en la OTAN: El despliegue en Bielorrusia podría complicar la defensa aérea en la Brecha de Suwałki, reduciendo los tiempos de reacción de la OTAN.
  • Exportación: Rostec apunta a mercados en África, Oriente Medio y América Latina, con interés preliminar de Nigeria.
  • Producción: La coproducción con Bielorrusia podría iniciar la fabricación en serie, con entregas previstas para 2026.

Implicaciones estratégicas del Su-75 en Europa del Este

El despliegue potencial de cazas Su-75 en Bielorrusia representa un desafío directo para la OTAN. La proximidad de bases bielorrusas a la Brecha de Suwałki, un corredor estratégico de 100 km entre Polonia y Lituania, podría limitar la capacidad de respuesta de la alianza ante incursiones aéreas. En 2023, la OTAN interceptó más de 300 aviones rusos en los Bálticos, destacando la tensión en la región. La presencia de cazas furtivos en Bielorrusia obligaría a la OTAN a reforzar sus misiones de patrullaje aéreo y a invertir en defensas antiaéreas adicionales en Rumanía, Bulgaria y los Bálticos.

La OTAN ha intensificado sus esfuerzos de defensa aérea desde la invasión rusa de Ucrania en 2022, con misiones de patrullaje en Siauliai (Lituania) y Amari (Estonia). La introducción del Su-75 podría requerir el despliegue de hasta 48 cazas adicionales para mantener la superioridad aérea, según estimaciones del CSIS. Esto implicaría un esfuerzo conjunto de aliados europeos y, posiblemente, socios no pertenecientes a la OTAN, como Suecia o Finlandia. La alianza también ha actualizado su política de defensa aérea y de misiles, adoptando un enfoque de 360 grados para contrarrestar amenazas emergentes.

La cooperación entre Rusia y Bielorrusia refleja la estrategia de Vladimir Putin de fortalecer a sus aliados con tecnología avanzada para contrarrestar la influencia occidental. El Estado de la Unión busca proyectar poder militar en Europa del Este, utilizando el Su-75 como una herramienta de disuasión. Aunque las sanciones han limitado el acceso de Rusia a componentes clave, como microchips, la producción de armamento en 2025 demuestra la resiliencia de su industria de defensa, según lo señalado por el secretario general de la OTAN, Mark Rutte.

A pesar de las capacidades prometidas del Su-75, persisten dudas sobre su viabilidad. Analistas occidentales, como John V. Parachini de RAND Corporation, han calificado el proyecto como “vaporware marketing” debido a retrasos y limitaciones tecnológicas. La falta de contratos de exportación firmes, sumada a la dependencia de compradores extranjeros para financiar la producción, plantea riesgos para el programa. Sin embargo, el interés de Bielorrusia podría ser el impulso necesario para superar estas barreras.

Contexto global y perspectivas del Su-75 Checkmate

Desmintiendo mitos: El Su-75 Checkmate no intervino en el conflicto ruso-ucraniano
Desmintiendo mitos: El Su-75 Checkmate no intervino en el conflicto ruso-ucraniano

El Su-75 compite en un mercado dominado por el F-35, que beneficia de las alianzas de la OTAN y la interoperabilidad entre sus miembros. Países como India y los Emiratos Árabes Unidos han mostrado interés preliminar, pero las sanciones y la percepción negativa tras la guerra en Ucrania han reducido el atractivo de los productos rusos. Nigeria expresó interés en 2023, pero su capacidad para financiar el programa es cuestionable. La estrategia de Rusia de ofrecer precios competitivos y flexibilidad en el diseño busca atraer a naciones con presupuestos limitados que no tienen acceso al F-35.

El diseño del Su-75 aprovecha componentes del Su-57, como el motor AL-41F1 y sistemas de aviónica, para reducir costos de desarrollo. Su arquitectura abierta permite personalización, incluyendo una versión no tripulada y una biplaza, lo que lo hace atractivo para mercados emergentes. Sin embargo, la falta de un radar AESA completamente desarrollado y las dudas sobre su sigilo total limitan su competitividad frente a rivales occidentales.

En el contexto regional, la coproducción con Bielorrusia no solo fortalece la alianza militar, sino que también posiciona a Minsk como un actor relevante en el mercado aeroespacial. La transferencia tecnológica podría modernizar la industria bielorrusa, mientras que el despliegue del Su-75 en bases cercanas a la OTAN incrementaría la presión sobre la alianza. La Brecha de Suwałki seguiría siendo un punto crítico, especialmente si Bielorrusia adquiere capacidades de combate aéreo avanzadas.

El programa Su-75 Checkmate representa un esfuerzo ambicioso de Rusia por mantener su influencia en el mercado global de defensa y fortalecer a sus aliados. Aunque enfrenta desafíos técnicos y financieros, la colaboración con Bielorrusia podría ser un punto de inflexión, consolidando el Estado de la Unión como un bloque militar capaz de proyectar poder en Europa del Este y más allá.

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