El S-3 Viking pasó de ser un cazador de submarinos soviéticos a un avión multirol clave, con 35 años de servicio y legado tecnológico.
Lockheed diseñó el Viking para responder a la amenaza soviética
Durante la Guerra Fría, la Marina de Estados Unidos necesitaba contrarrestar a los submarinos soviéticos con una aeronave precisa y versátil. En respuesta, Lockheed Martin desarrolló el S-3 Viking, un bimotor con funciones antisubmarinas que más tarde evolucionó para cumplir misiones de inteligencia, vigilancia y ataque.
La iniciativa partió del programa VSX (Vehículo Antisubmarino Experimental), creado para sustituir al S-2 Tracker. Lockheed Martin presentó el prototipo YS-3A junto a Northrop Grumman y Convair, que resultó seleccionado frente a sus competidores. El primer vuelo del Viking tuvo lugar el 21 de enero de 1972 en Palmdale, California.
Hacia finales de los años 70, Lockheed había fabricado 186 unidades, la mayoría de las cuales fueron actualizadas posteriormente al estándar S-3B. Estas modificaciones incorporaron sistemas modernos que extendieron su vida útil y capacidad operativa.
El apodo de “War Hoover” se popularizó por el zumbido de sus motores, similar al de una aspiradora. Su utilidad y versatilidad lo consolidaron como una pieza clave en portaaviones estadounidenses hasta su retiro en 2009.

Características técnicas y operativas del S-3 Viking
Una de las fortalezas del Viking radicaba en su estructura: fuselaje resistente y alas plegables que facilitaban su uso en portaaviones. Estaba tripulado por cuatro personas: piloto, copiloto, operador de sensores y coordinador táctico.
El avión estaba propulsado por dos motores General Electric TF34 de 9,275 libras de empuje cada uno, que le proporcionaban un alcance superior a 2,300 millas náuticas y una velocidad de hasta 450 nudos a baja altitud.
Otra característica destacada era su unidad de potencia auxiliar (APU), que eliminaba la necesidad de equipos externos para su arranque. Esta capacidad lo hacía autosuficiente en operaciones embarcadas, especialmente en portaaviones clase Nimitz, donde se desplegó por primera vez en 1974 con el Escuadrón VS-41 “Shamrocks”.
Datos clave del S-3 Viking para la guerra antisubmarina y más
- Primera misión oficial: 1974 a bordo del USS Nimitz con el escuadrón VS-41.
- Velocidad máxima: 450 nudos (aprox. 833 km/h) a baja altitud.
- Alcance operativo: más de 2,300 millas náuticas (4,260 km).
- Capacidad de carga: hasta 3,928 libras en bahía interna y puntos externos.
- Coste por unidad: $27 millones en los 70; equivalente a $140 millones en 2025.
- Tripulación: cuatro personas (piloto, copiloto, operador de sensores y coordinador táctico).
- Duración en servicio: 35 años (1974–2009 en la Marina; hasta 2021 en la NASA).
El Viking fue un referente en la guerra antisubmarina
Diseñado para misiones antisubmarinas (ASW), el S-3 transportaba torpedos Mk 46, cargas de profundidad nucleares Mk 57 y minas navales. Su capacidad ofensiva lo convirtió en una herramienta esencial frente a la amenaza soviética.
La aviónica del Viking integraba un radar APS-116 de apertura sintética, sensores infrarrojos FLIR, boyas sónicas activas y pasivas, además de un detector de anomalías magnéticas (MAD) instalado en una cola extensible.

Estas tecnologías le permitían localizar submarinos con gran precisión, lo que lo transformó en una pieza clave durante las décadas de tensión entre Estados Unidos y la URSS.
Gracias a esta combinación de sistemas, el Viking se destacó como una plataforma integral de defensa, capaz de realizar misiones complejas con independencia operativa desde portaaviones.
Reconfigurado como plataforma multirol tras la Guerra Fría
Con la desaparición de la Unión Soviética en 1991, la Marina adaptó el S-3 para nuevas funciones. La versión S-3B eliminó parte del equipo ASW y lo reemplazó con sensores de vigilancia y armamento guiado.
En la década de 2000, se incorporaron misiles AGM-84 Harpoon para ataques antibuque y AGM-65E/F Maverick para objetivos terrestres. Esta capacidad lo llevó a intervenir en conflictos como la Guerra del Golfo y las operaciones en Irak y Afganistán.
Durante esos conflictos, el Viking realizó misiones de reconocimiento, reabastecimiento aéreo con tanques “buddy” y ataques de precisión. Su rol fue clave en la recopilación de inteligencia y en el apoyo a fuerzas en tierra.
Aunque su diseño original fue antisubmarino, la capacidad de adaptación del S-3 prolongó su vigencia operativa mucho más allá del fin de la Guerra Fría.
Retiro, uso en la NASA y legado del “War Hoover”

En 2009, la Marina retiró oficialmente al S-3 Viking tras 35 años de servicio. Fue reemplazado por plataformas como el P-3 Orion y el P-8 Poseidon para misiones ASW, y por el F/A-18 Super Hornet para ataques.
Sin embargo, la NASA aprovechó su potencial. En 2005, adquirió cuatro unidades S-3B para el Centro de Investigación Glenn en Ohio, donde fueron utilizados como bancos de prueba para nuevas tecnologías.
Durante 16 años, la agencia empleó estos aviones para experimentar con propulsión avanzada, materiales compuestos y sistemas de vuelo autónomo. El último Viking en servicio fue dado de baja por la NASA en julio de 2021.
Hoy, el S-3 Viking forma parte del patrimonio aeronáutico estadounidense. Su legado perdura en museos como el del Aire y del Espacio de San Diego, como recordatorio de una aeronave que superó su misión original y definió una era.